Diario El
País, 22/4/2013.
La lucha contra el déficit
público, la prioridad del Gobierno en 2012, se salda con un resultado
agridulce. Las pérdidas contabilizadas por ayudas públicas a la banca que no se
confía en recuperar elevan el desfase de las cuentas del año pasado al 10,6%
del PIB, según acaba de certificar Eurostat,
la agencia estadística de Bruselas. Es el mayor agujero presupuestario en toda
la Unión Europea, solo cercano al de Grecia (10%).
Si se excluye del cómputo el
rescate financiero, se confirma un recorte del déficit (del 9% de 2011 al 7% de
2012), pero ni se cumple el compromiso pactado con Bruselas (6,3%), ni se
sale de la primera línea de atención de los mercados. Más aún, si la deuda
pública, donde suma el rescate
financiero, pero también los créditos del Gobierno a las comunidades
autónomas para pagar a proveedores, es la que crece a mayor velocidad de la UE
en los últimos meses: siete puntos porcentuales en el último trimestre del año
pasado y contando.
España tiene a ocho países
europeos por delante en el nivel de deuda pública acumulado, un indicador al
que los mercados prestan casi tanta atención como a la falta de actividad —la economía
española sufre una recesión más prolongada ya que la de 2008-2009—.
Pero, para los inversores, más importante aún es la velocidad a la que crece:
el salto entre finales de 2011 (69,3%) y de 2012 (84,2% del PIB) es más que
notable. Y en los dos primeros meses del año, la deuda pública española ronda
ya el 87%.
Nada refleja mejor la dificultad
de ajustar los presupuestos en plena recesión como la evolución de los ingresos
públicos. Tras la mayor subida de impuestos de la democracia (recargo al IRPF,
alza del IVA, eliminación de deducciones en el impuesto de sociedades), la
proporción de ingresos sobre el PIB solo aumentó del 35,7% al 36,4%, con la
recaudación lastrada por el enorme desempleo (al que los recortes y la reforma
laboral han dado otro empujón) y la falta de actividad económica. Solo Irlanda,
dentro de la zona euro, tiene un nivel de ingresos públicos menor.
El contraste con Alemania, la
primera economía del euro, es enorme. El Gobierno de Angela Merkel ha coseguido
cerrar 2012 en superávit (0,2% del PIB), algo fuera del alcance del resto de la
Unión Europea. También, un recordatorio de que Berlín no cree en la expansión
del gasto para apoyar al resto de la eurozona, como le reclama el FMI. Y el
leve aumento de la deuda pública (del 80,4% al 81,9%) tiene que ver sobre todo
con el dinero puesto en los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal (más de
56.000 millones).
El Gobierno se apoyará en la
evidencia estadística para fundamentar su petición de que la Comisión
Europea le de hasta dos años más para llevar el déficit al 3% del
PIB. Más aún cuando las previsiones económicas, que el Ejecutivo del PP
revisará esta semana, apuntan a que la recesión, más aguda de lo que anticipaba
la estimación oficial (-0,5% frente al -1,6% que pronostica el FMI), se
prolongará hasta finales de año.
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