domingo, 29 de noviembre de 2015

Falsos amigos


La banca ignora la mitad de las quejas incluso si los clientes tienen razón



Por Íñigo de Barrón
El País, 27/11/2015.

El Banco de España recibió el año pasado 29.528 reclamaciones. Son un 14,8% menos que el año anterior, cuando se produjo el récord de quejas en la institución por parte de clientes en desacuerdo con su entidad bancaria. Sin embargo, aunque el supervisor dio la razón al reclamante en 9.987 ocasiones y los bancos rectificaron su error sin abrir expediente (allanamiento) 5.619 veces (un total de 15.516), las entidades solo dieron marcha atrás y admitieron que el cliente tenía razón en 7.486 informes.

Esto supone que en el 48% de los casos en los que el Banco de España dijo que el usuario tenía motivos fundados para la reclamación, las entidades se lo concedieron, según la Memoria de Reclamaciones de 2014. Pero en el 52% restante, no

La legislación actual permite no acatar las decisiones del supervisor. Tanto el Banco de España como la CNMV, organismo al que tampoco deben obediencia las empresas controladas, han pedido al Gobierno una modificación de la ley, pero no lo ha hecho. El Banco de España admite que no está cómodo con esta situación e insta a las entidades a "realizar un esfuerzo" para mejorar el número de veces que se sigue su dictámen y se dá la razón al cliente. Y añade: "La no rectificación podría ser indicativa en otros de una escasa voluntad de la entidad para asumir los criterios de buenas prácticas del Banco de España".

Bajan las rectificaciones

Si se desglosan los datos hasta analizar solo las rectificaciones (sin los allanamientos) en los datos provisionales hasta el 30 de septiembre de 2015, el porcentaje de rectificación en reclamaciones, excluidas las cláusulas suelo de las hipotecas, es del 36,5%, y en los casos de quejas por estas cláusulas, el porcentaje baja al 32%.

Estas condiciones de las hipotecas fueron la causa de 9.852 reclamaciones en 2014, de los que 6.687 fueron favorables al reclamante. De estos, solo se rectificó en 1.098 casos, es decir, en un 16,4%, aunque en 3.693 casos (el 27,3¨%) los bancos decidieron dar la razón al cliente (allanamiento) en cuanto supieron que había reclamado al Banco de España.

El supervisor eleva el tono y critica que suban tanto los allanamientos porque entiende que significa que los bancos retrasan dar "una solución efectiva a favor de su clientela, hasta que presenta la reclamación" ante el el Departamento de Conducta de Mercado y Reclamaciones (DCMR).

Por primera vez, el supervisor especifica las entidades que menos rectifican en los temas generales: Ibercaja Banco (8,3% de las ocasiones), Catalunya Banc (6,6%, hoy BBVA) y Barclays Bank (6,3%, hoy CaixaBank). En cuanto a las cláusulas suelo, los menos obedientes, "con ratios de rectificación muy por debajo de la media", son Caixabank (9,2%) , Liberbank (7,2%), Banco CCM (7%), Unicaja Banco (5,5%) o Banco de Caja España (1,2%). "Destacan negativamente diez entidades que, tras recibir informes favorables al reclamante, no han rectificado en ninguno de los casos, como son Caja Rural de Granada, Credifimo, Caja Rural de Castilla-La Mancha, Caja Rural de Navarra, Caja Rural de Jaén, Barcelona y Madrid, Abanca, Caja de Arquitectos, Caja Rural de Extremadura, Targobank y Bancofar.

Los créditos, motivo de queja

Los principales motivos de reclamación se siguen concentrando en los créditos, que absorben un 68,9% del total de reclamaciones, manteniendo su volumen respecto al pasado ejercicio. "No obstante, se observa un ligero descenso de las reclamaciones por cláusulas suelo (52,8%)" y un aumento del peso en reclamaciones sobre otros créditos.

Aunque las reclamaciones en 2014 y los nueve primeros meses de 2015 están cayendo, el supervisor admite que "si se comparan las cifras de 2014 con las 2012, se observa que el incremento en el número de reclamaciones es del 106%, lo que parece confirmar la estabilización del número de reclamaciones en niveles equivalentes al doble de los registrados en el período 2009-2012".

El Banco de España también recuerda que, pese a la cesión de competencias al BCE, esta labor de vigilancia le sigue correspondiendo a el como supervisor de conductas.

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sábado, 28 de noviembre de 2015

Stop desahucios


Españoles e irlandeses, los que más desconfían de la banca



Por Alicia Crespo
Expansión, 24/11/2015.

La última crisis financiera asestó un duro golpe a la confianza de la sociedad en la banca. En la mayoría de países, las entidades han logrado recuperar la reputación perdida. Pero en otros, la herida aún está abierta. Ese es el caso de España e Irlanda, donde la confianza de los clientes en los bancos no solo se sigue deteriorando sino que ya es la más baja de todo el planeta.

Así lo constata la Junta Europea de Riesgo Sistémico (ESRB, por sus siglas en inglés), que en su último informe se hace eco de una encuesta realizada a 33.000 clientes bancarios de 27 países diferentes. La confianza de los clientes bancarios en España se ha desplomado quince puntos porcentuales en cinco años, al pasar del 31% de 2009 al 16% de 2014, lo que supone el nivel más bajo del mundo, junto al de Irlanda (15%).

La respuesta de los clientes españoles a si confían en que los bancos «hagan lo que está bien» pone de manifiesto que tienen fresca en la memoria la venta inadecuada de participaciones preferentes a ahorradores sin formación financiera, así como los conflictos con los bancos que aún se dirimen en los tribunales, como las cláusulas suelo de las hipotecas o la salida a Bolsa de Bankia.

El presidente de la patronal bancaria (AEB), José María Roldán, ya aseguró en su primera intervención tras asumir el cargo que iba a trabajar para recuperar la reputación perdida de la banca española y pidió que no se generalizara a la hora de juzgar la actuación de los bancos, al tiempo que solicitó que la crítica, siempre necesaria, se abordara desde el rigor y la prudencia.

"En un negocio como el bancario, basado en la confianza, hay que explicar el papel que han tenido los bancos en la crisis. Los bancos españoles internacionales han sido elementos estabilizadores y no le damos a este hecho el valor que se merece", añadió, en una intervención de 2014. "Sólo con pedagogía paciente se recuperará un lugar en la opinión pública que sea justo".

La Junta Europea de Riesgo Sistémico afirma en su informe de junio de 2015 que los comportamientos irresponsables en las crisis son los que tienen mayor impacto negativo en la confianza de los consumidores, así como los casos de prácticas inmorales o los fallos a la hora de garantizar la seguridad de los datos de los clientes.

Este organismo independiente de la UE -cuyo objetivo es evitar perturbaciones financieras generalizadas- recalca que un caso de mala conducta en una entidad puede socavar rápidamente la confianza del público en el conjunto de la banca. La mala conducta, precisa, se asocia con el incumplimiento de las leyes, ya sea de forma deliberada o inintencionada, la ética, la gobernanza interna y los controles.

"Es difícil para las personas ajenas al sector diferenciar entre los bancos que se comportan bien y los que se comportan mal", constata. No obstante, apunta a que la mala conducta no es la única razón que explica un deterioro de la confianza entre la banca y sus clientes, sino que el rendimiento de los ahorros y las comisiones cobradas son igual o más importantes para los consumidores que la ética de las compañías.

En cualquier caso, enfatiza, la falta de confianza puede contribuir al pánico y a una retirada masiva de fondos. Para evitar estos riesgos, la Junta propone al Banco Central Europeo (BCE) como supervisor único de la eurozona que requiera que se fortalezca la gobernanza interna cuando lo considere necesario o aplique recargos de capital para cubrir los riesgos de mala conducta de los bancos bajo su vigilancia.

También apuesta por incluir los riesgos de mala conducta en los test de estrés, postura que comparten tanto la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) como el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) del BCE, que desarrollan la metodología del examen al que someterán a unas 50 entidades de la eurozona en 2016. De hecho, la EBA también aconseja al MUS que mande inspectores de incógnito a las oficinas bancarias para evitar que se repitan errores del pasado.

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viernes, 27 de noviembre de 2015

Entramos en campaña electoral


El trabajo en el centro del debate político



Por Fernando Lezcano. Secretario de Organización y Comunicación de CCOO.
Butlletí de Notícies Sindicals de CCOO PV, 24/11/2015.

La convocatoria de elecciones generales ofrece la oportunidad de hacer balance de las políticas llevadas a cabo por el Partido en el Gobierno y de contrastar las propuestas que las diferentes opciones políticas plantean para el futuro.

Estas elecciones se convocan en un nuevo contexto político marcado por el hartazgo de una gran parte de la ciudadanía frente a las políticas antisociales aplicadas, a la manera autoritaria y prepotente de llevarlas a cabo, y a la reiterada aparición de escándalos relacionados con la corrupción. Hartazgo que ha favorecido la aparición nuevas fuerzas políticas que cuestionan la hegemonía del bipartidismo y que ha contribuido a animar un repliegue identitario que explica, en gran medida, el crecimiento de la reivindicación independentista en Catalunya.

En estas condiciones CCOO se propone emplazar a las formaciones políticas para que se pronuncien respecto a las reivindicaciones que a lo largo de este período ha enarbolado el movimiento sindical con el objeto de "que el trabajo se sitúe en el centro del debate político".

Para CCOO la legislatura que ahora se cierra ha sido el período político en el que se han impuesto las medidas de carácter neoliberal que, inspiradas por las instituciones europeas, no se han promovido para salir de la crisis, sino que, con este pretexto, persiguen cambiar el modelo social que ha caracterizado a Europa desde la 2ª guerra mundial.

El objetivo último de las políticas aplicadas busca equiparar el modelo europeo en materia de derechos laborales y de protección social al de EEUU, en la lógica de "mas mercado y menos Estado" para competir en el concierto internacional sin el lastre que, según quienes promueven estas políticas, supone el Estado del bienestar. Las consecuencias han sido funestas para la economía, el empleo y la cohesión social, en España y en el conjunto de Europa.

Algunos indicadores macroeconómicos han mejorado, pero lo han hecho a pesar de la acción del Gobierno y no gracias a ella (caída del precio del petróleo, la liquidez dispensada por el Banco Central Europeo, el tipo de cambio del euro respecto al dólar). En estas condiciones podemos certificar que hemos salido de la recesión pero estamos muy lejos de salir de la crisis por mucho que el partido en el Gobierno, prisionero de los delirios electorales, la haya decretado.

Para CCOO  "no saldremos de la crisis hasta que recuperemos los estándares de vida que teníamos antes de que empezase".

En este sentido, las elecciones del 20 de Diciembre son la cita política en la que se va a juzgar (si otros fenómenos no lo impiden) cómo se ha gestionado hasta ahora la crisis y se va a disputar en qué condiciones salimos de ella. Se va a disputar si se impone el cambio de modelo económico, laboral y social que promueve el neoliberalismo o si se consigue un respaldo mayoritario para quienes quieren preservar y recuperar el modelo social europeo.

Con la gestión de la crisis se ha promovido una ingente transferencia de rentas del trabajo a rentas del capital. Esta transferencia se ha producido por tres vías: devaluando derechos y condiciones de trabajo (salarios), reduciendo recursos económicos destinados a sostener los servicios públicos y las redes de protección a fin de utilizar los recursos así liberados para apuntalar al sistema financiero y poner más dinero en el mercado, y promoviendo la privatización de prestaciones y sectores públicos para favorecer nuevos campos de negocio del capital.

En definitiva, tenemos una economía que no acaba de remontar, más personas en el desempleo, lo que supone que todos somos hoy un poco más pobres, tenemos menos derechos, se ha incrementado el riesgo de pobreza severa, rompiendo la cohesión social y aumentando los riesgos de exclusión de cientos de miles de personas y familias.

Este diagnóstico es el que, desde que empezó la crisis, llevó a CCOO a centrar su actuación en contribuir a una salida de la crisis que tenga como objetivo procurar el bienestar de las personas y la cohesión social. El citado objetivo proponemos alcanzarlo a través de tres grandes ejes de actuación que ahora , con motivo de las próximas elecciones generales, recuperamos para contrastar con las formaciones políticas que concurren a las elecciones  y que determinarán nuestra actuación para emplazar a quienes estén en condiciones de formar gobierno después de pasar por las urnas:

-Favorecer aquellas medidas que aseguren el crecimiento de la actividad económica con el objetivo de crear empleo de calidad y con derechos. Para ello hace falta otra política económica, el incremento de los salarios, empezando por el SMI que en 2016 debe alcanzar los 800 euros, y la reversión de las reformas laborales para recuperar la plena capacidad de la negociación colectiva

- Restituir y ampliar las redes de protección y el carácter universal y de calidad de los servicios públicos. En este sentido, los partidos que aspiren a gobernar deben comprometerse con la ILP presentada por CCOO y UGT para promover la puesta en marcha de una Prestación de Ingresos Mínimos, a modo de Renta Mínima estatal como una de las primeras medidas de la nueva legislatura. Aprobar, en consecuencia, una reforma fiscal justa y eficiente, porque nuestro país no tiene un problema de exceso en el gasto público, sino de falta de ingresos.

- Sentar las bases de un cambio del patrón de crecimiento, un nuevo modelo productivo para que nuestra economía sea más estable, esto es, menos vulnerable a los cambios de ciclo, más justa, sostenible y competitiva. Ello exige reorientar la inversión pública; un proyecto integrado de las distintas infraestructuras; una reforma en profundidad del sector energético; aumentar la inversión en I+D+i; un tejido empresarial más sólido y de mayor calidad; y defender la soberanía y la seguridad alimentaria. Todo ello, exige un sistema financiero que garantice el crédito, y una banca pública que lo haga posible.