miércoles, 30 de noviembre de 2016
'15MpaRato' emprende acciones legales contra la cúpula del Banco de España por la salida a bolsa de Bankia
Por Pilar Araque Conde
Público.es, 29/11/2016.
El colectivo 15MpaRato presenta este miércoles una denuncia
contra la cúpula del Banco de España por autorizar la salida a bolsa de Bankia
en 2011. La plataforma decide emprender acciones legales tras la decisión del
juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, de librar a ocho directivos de
la entidad y a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de toda
responsabilidad penal en esta estafa.
En la denuncia, 15MpaRato acusa al ex gobernador del Banco
de España Miguel Ángel Fernández Ordoñez de "hacer oídos sordos" a
todos los informes sobre la inviabilidad de la salida a bolsa de la entidad
bancaria en 2011 y de su "dudosa gestión".
El colectivo acusa además a Luis María Linde de Castro,
actual gobernador del BDE; Pedro Comín Rodríguez, jefe de grupo de Inspectores;
Julio Durán Hernández, director general de Regulación y Estabilidad Financiera;
y Mariano Herrera García-Canturri, director general de Supervisión durante los
hechos, de omitir las pruebas sustanciales de estos informes que les habían
sido requeridas. "Son muestra de la continuidad de esta conivencia y
complicidad", señala la acusación ciudadana que abrió e impulsó el 'caso
Bankia' en la Audiencia Nacional.
15MpaRato ya denunció que el BDE intentó ocultar los correos
que el jefe de Inspección de Bankia, Jose Casaus, envió a sus superiores en
2011, alertando de la inviabilidad de BFA- Bankia y desaconsejando la salida a
Bolsa.
"¿Quién tomó la decisión de no incluir esta información
reiterada? ¿Por qué estos cuatro correos se han omitido?", cuestiona
Simona Levy, una de las fundadoras de la plataforma y firmante de la denuncia,
en una conversación con Público.
El pasado lunes, el juez de Instrucción Fernando Andreu
rechazó incorporar en la causa los dos años de correos electrónicos cruzados
entre los inspectores que estaban encima de la entidad y la cúpula que dirigía
el exgobernante Miguel Ángel Fernández Ordóñez, alias MAFO, excluyendo así a la
entidad de la responsabilidad penal del fiasco de la entidad bancaria.
El magistrado consideró en su auto que los órganos de
dirección de la entidad financiera adoptaron la decisión final. "Fueron
los Consejos de Administración de BFA y de Bankia quienes decidieron, entre las
distintas alternativas posibles, cuál adoptar".
Asimismo, Andreu explicaba que "no debe olvidarse el
carácter informal y espontáneo de los correos examinados" redactados por
Casaus.
"Resulta difícil de imaginar, por inverosímil, que el
Consejo de Gobierno o la Comisión Ejecutiva del Banco de España se detenga a
examinar todos y cada uno de los correos o de los comentarios que los
inspectores realizan a sus superiores, existiendo el cauce oficial para emitir
estas conclusiones", añadió.
El juez instructor del 'caso Bankia' apoyaba así la tesis de
la Fiscalía, que rechazaba que los órganos de dirección del Banco de España o
de la CNMV "tramaran un plan delictivo" junto a los miembros del
consejo de administración de BFA-Bankia.
Simona Levy menciona a este medio que la plataforma está de
acuerdo con la perspectiva del juez Andreu, y añade: "Está haciendo un
gran esfuerzo por acortar los tiempos de instrucción, pero está claro que el
BDE cometió negligencias a la hora de gestionar la salida a bolsa del
banco".
Disponible en:
martes, 29 de noviembre de 2016
Así es la batalla legal de los afectados por las hipotecas multidivisas
Por Marta Garijo
El diario.es,
27/11/2016.
Ocho años después de contratar su hipoteca, la cantidad que
Juan debe al banco es casi 20.000 euros superior al capital por el que firmó.
Eso a pesar de haber ido pagando sus cuotas mensuales. Su préstamo es uno de
los 70.000 que la asociación de usuarios financieros Asufin calcula que
están dentro de la categoría de hipoteca
multidivisa. Un tipo de préstamo para comprar vivienda que tuvo su auge entre
los años 2007 y 2008 y que referenciaba el préstamo a la evolución de las
divisas, sobre todo, en yenes y francos suizos. Así, si el euro se depreciaba
ante esa divisa indexada, el capital que se debía al banco aumentaba.
Un producto, que al igual que ha ocurrido con las
preferentes, con los swaps o con las cláusulas suelo, los consumidores
denuncian que no se ofreció suficiente información sobre los riesgos que
entrañaban. Las entidades promocionaron este tipo de hipotecas aduciendo que las
letras que se pagaban con ellas eran más bajas que las referenciadas al Euríbor
–hay que recordar que este indicador, que ahora se encuentra en negativo, en el
año 2008 llegó a superar el 5%– y el precio de la vivienda estaba disparado.
Ana es otra de las afectadas por estas hipotecas, que se ha
decidido por demandar al banco. "Me hablaron de este producto en la
oficina del banco, incluso el director me dijo que él tenía una en francos
suizos", explica y señala que parece que hay una "condena
social" por coger un producto que era más beneficioso, que se iba a pagar
menos, pero señala que lo que haces en ese momento es "dejarte aconsejar
por el que sabe". "Era un préstamo para mi vivienda habitual, no era
para especular con la vivienda", apunta.
"Las entidades financieras incumplieron el deber de no
callar, esto es, avisar a los clientes que el riesgo de las multidivisas es que
en funcion de la evolucion de tipos de interes y cambios de divisa, con el
tiempo o no reducir deuda , o deber mas, como así ha ocurrido al cabo de diez
años, los afectados deben un 25% más que hace diez años", cuenta Juan
Ignacio Navas Cusí, letrado director socio de Navas & Cusi Abogados, que
llevan unas 200 reclamaciones de este tema.
Juan explica que “en ningún momento les avisaron de los
riesgos que existían, por ejemplo, si decidía cambiar la hipoteca a euros. “En
ese momento se consolidaba la deuda”, apunta este afectado, es decir, lo que se
debía pasaba a ser la cantidad de yenes convertidos a euros. Juan decidió hace
dos años dar este paso para, por lo menos, saber lo que tenía que pagar al mes.
En ese momento, el euro se había depreciado frente al yen, por lo que el
capital de la hipoteca aumentó frente a la cifra firmada.
La batalla legal
En los tribunales, las sentencias de los afectados de las
hipotecas multidivisas vivieron un punto de inflexión el 30 de junio de 2015.
En esa fecha, el Tribunal Supremo emitió su fallo en el que consideraba que los
riesgos de este producto "exceden a los propios de los préstamos
hipotecarios a interés variable solicitados en euros". El fallo consideró
que la hipoteca multidivisa es un "instrumento financiero" y que es
necesario informar de los riesgos que conlleva. En este caso, el alto tribunal
decidió rechazar el recurso de los demandantes, que pedían la nulidad parcial
del préstamo, porque considera que tenían conocimientos financieros (él es un
administrador de sociedades y abogado en derecho bancario y ella una ejecutiva
de empresas).
"La Sentencia del Supremo de 2015 tuvo una importancia
capital. Fue un antes y un después", señala Navas. "Desde ella se
están ganando las demandas judiciales que instan la nulidad de la opción
multidivisa de dichas hipotecas", añade. Una opinión que también comparte
Patricia Suárez de Asufin, aunque señala que todavía es una cantidad
"pequeña" la que está acudiendo a los tribunales. En el caso de su
asociación, la más activa en este terrno, han interpuesto 800 demandas y
esperan acabar el año con 1.000.
Contrario a lo que podría parecer, la sentencia del Supremo
no ha impulsado las negociaciones de los bancos, señala Suárez, que apunta que
entre los bancos que tienen más hipotecas de este tipo comercializadas se
encuentran Bankinter, Popular y
Barclays. "No veo por ahora los bancos dispuestos a negociar, la historia
demuestra que lo hacen cuando el reproche judicial es unanime y cuando han
abonado cientos de millones en costas en una política totalmente censurable y
nada ejemplar", señala Navas.
Fuentes del sector bancario señalan que "no hay un
problema general con las hipotecas multidivisas". Además, las mismas
fuentes señalan que "no son un producto de inversión" y que los
clientes tienen vías para reclamar al banco. Y apuntan a una sentencia del Tribunal
Superior de Justicia de la UE, posterior a la del Supremo, relativa a un
préstamo de un ciudadano húngaro en francos suizos para comprar un vehículo. En
ella, el TSJUE apunta que se trata de un préstamo y no de un producto de
inversión por lo que no tiene que regularse por la directiva de productos
financieros (Mifid).
Desde Asufin disienten en considerar que la sentencia del
TSJUE sea aplicable al caso de las hipotecas multidivisas. "En este caso
se han dado francos suizos y te piden que te devuelvan francos suizos mientras
que en las hipotecas no te dan francos suizos", apunta Suárez.
Las reclamaciones
"La lentitud de la justicia y el miedo a enfrentarse a
un banco, hace que los consumidores se resistan a reclamar. De esta manera, al
banco le sale rentable faltar a sus obligaciones de información”, señala
Suárez, que estima en un 2% las personas que han decidido iniciar acciones
legales dentro de los afectados.
A pesar de esto, Ana se muestra cauta ante su paso por los
tribunales. "Ha habido muchas sentencias a favor, pero también otras en
contra", dice y explica que llega "regalados" 60.000 euros al
banco por haber contratado este tipo de hipotecas en vez de una en euros.
"En un día la hipoteca se nos encareció un 30%", dice al referirse a
cuando Suiza decidió volver al cambio real con euro (hasta entonces estaba
intervenido).
"Al final decidí demandar para sentir que estaba
haciendo algo", explica Ana, que asegura que se puso en contacto con su
entidad en repetidas ocasiones y presentó varias reclamaciones, aunque apunta
que solo dos veces recibió una respuesta "tipo" para estas.
"¿Qué va a pasar conmigo? No lo sé. Pero, por lo menos, veo el principio
del túnel", concluye.
**Los nombres de los testimonios recogidos en este artículo
son ficticios para evitar interferencias con sus procesos.
Disponible en:
lunes, 28 de noviembre de 2016
Bandera roja en Alemania: su crisis 'invisible' está a punto de estallar
Por Diego Herranz
Público.es,
28/11/2016.
No es dorado todo lo que reluce en la coyuntura alemana. El
motor de la recuperación europea podría griparse a lo largo de 2017. Hasta el
punto de que cada vez más analistas hablan de “crisis invisible”, que se ha
conseguido posponer en los meses recientes, pero que estallará de forma “inevitable”
en el futuro inmediato. Una tesis que ya asumen instituciones como el Fondo
Monetario Internacional y que preocupa en los think-tanks y servicios de
estudios de bancos de inversión a partes iguales.
El FMI acaba de dar su particular señal de alarma, sin que
parezca que haya cundido el más mínimo atisbo de asombro en el rostro de su
imperturbable ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble. En su reciente informe
anual sobre Alemania elude su tradicional lenguaje encriptado y, sin tapujos,
afirma, rotundo, que “el Deutsche Bank es el factor de riesgo sistémico más
importante que pende sobre la arquitectura financiera internacional”.
Todo un aviso para navegantes; es decir, para cualquier
autoridad económica. Aunque no tanto para Schäuble, míster niet, la némesis
actual de Andrei Gromyko, en la zona del euro, según sus propios colegas del
Eurogrupo. El halcón del Ejecutivo de Angela Merkel que ha mostrado su férrea
oposición a la política de estímulos del BCE, a su gestión de tipos de interés
próximos a cero, a sus programas de adquisición de deuda, a la reestructuración
del insostenible endeudamiento griego o a la mutualización de los bonos
soberanos de los socios monetarios europeos. Por no mencionar sus constantes
intentos obstruccionistas a que Alemania contribuya con nuevos fondos al
restablecimiento del dinamismo de los países periféricos, los mismos que, en
los años de bonanza, buscaron -y encontraron, sin apenas dificultades- las
líneas de financiación del Deutsche Bank para sus negocios.
El diagnóstico del FMI es rotundo. Se basa en el ratio
capital-activos, el conocido como Tier 1, según la nomenclatura de Basilea, las
normas del Banco Internacional de Pagos (BIS por sus siglas en inglés) que han
establecido las nuevas cotas de solvencia a las entidades bancarias de todo el
mundo. Este indicador, en el conjunto del modelo financiero alemán -advierte el
FMI- “ha caído de forma abrupta, precipitada”. Hasta suponer que el riesgo de
activos sea del 22,3%, frente al 25% del conjunto de la zona del euro o la
tercera parte en el caso del modelo estadounidense. Un dato de alto voltaje
cuya causa señala el propio Fondo.
Para que no haya lugar a dudas: “Los bancos alemanes están
minimizando sus pérdidas para evitar dañar a sus empresas”. Es decir, que se
han convertido en “huraños”, aunque el poco crédito que ofrecen es para firmas
germanas, muchas de ellas participadas por las entidades financieras. “Son
amortiguadoras de capital”, llega a decir el FMI. También la autoridad bancaria
alemana admite, de alguna forma, este escenario.
“La mitad de los bancos alemanes tienen una alta exposición
a los bajos tipos de interés” [del BCE], por lo que “podría ser necesario que
acometan futuras ampliaciones de capital”, admite la BaFin germana. Algo que,
además, a los ojos del Fondo, “va a perjudicar el repunte inversor de países
como Italia o España”. Aunque sea el BCE quien explique con suma claridad parte
de este razonamiento.
Fachada de la sede del Fondo Monetario Internacional (FMI)
en Washington, Estados Unidos. EFE
El diagnóstico del Fondo recuerda a la advertencia del BIS a
Japón a finales de los ochenta, cuando dijo a sus bancos que “debían ser
suspendidos de las transacciones mundiales por sus bajos niveles de reservas
Lo hizo hace escasas jornadas Sabine Lautenschlaeger,
supervisora de la autoridad monetaria europea, para quien la mayor resistencia
adquirida por los bancos tras la crisis de la deuda no ha impedido, sin
embargo, la ralentización de sus rentabilidades, lo que ha “elevado los riesgos
en su búsqueda de beneficios” y ha puesto en duda la financiación y, por tanto,
la viabilidad de numerosos negocios. Para Lautenschlaeger, los bancos no se han
amoldado a un contexto de “baja rentabilidad, abundante liquidez y alta
competencia” en el sector.
La cuenta de resultados del Deutsche Bank revela su estado
de fragilidad. Pérdidas netas de 6.700 millones de euros en 2015, sin
perspectivas de sobreponerse a sus números rojos hasta, al menos, 2018, y
caídas de ingresos del 22% en el primer trimestre de 2016. Después de un año
largo de descensos de dobles dígitos, decenas de miles de trabajadores
despedidos, retroceso de sus ratings de deuda, depósitos y solvencia por parte
de Moody’s y Fitch y unas cotas de toxicidad de 41.900 millones de euros de sus
activos, fundamentalmente provocada por sus ofertas de productos derivados.
Jacob L. Shapiro, de Geo Political Futures, considera que
este diagnóstico es similar al que el BIS hizo sobre Japón a finales de los
años ochenta, cuando advirtió a sus bancos que “debían ser suspendidos de las
transacciones internacionales por sus bajos niveles de reservas”. La primera
“bandera roja” que auguraba “el colapso” del entonces proclamado milagro
económico nipón, afirma Shapiro, quien encuentra otro parangón con el inicio de
la doble década perdida de Japón: la excesiva dependencia de su sector
exportador. En un informe titulado La crisis invisible de Alemania. Y cómo el
mundo debería verla, lo explica con precisión. En su opinión, el Deutsche Bank
es algo más que un banco... alemán.
“Técnicamente, es un banco privado, pero informalmente, es
la mayor corporación gubernamental”, el instrumento que Berlín siempre ha
utilizado, junto al Commerzbank y el Dresdner Bank, absorbido por el anterior
en 2009, “como proveedores de capital, por un lado, y motores del desarrollo
industrial del país”, desde su nacimiento, un año antes del nacimiento de
Alemania como nación, en 1871. El mismo ejercicio, por cierto, que Commerzbank
y dos antes que Dresdner Bank. Todo un ejemplo de marca-país.
Sin embargo, a Shapiro, lo que más le preocupa es la
vulnerabilidad de su sector exterior, anclado en el doble principio, no siempre
veraz, de que el libre comercio es universalmente beneficioso y que los altos
niveles de exportaciones indican eficiencia y solidez económica. Como lo demuestra
las recientes y actuales debilidades de China, Rusia o Arabia Saudí por la
severa competencia de precios a escala global. Y Alemania está, si cabe, en un
peligro aún más latente porque, en términos absolutos, es el tercer gran
exportador global, por detrás de China y EEUU, pero con unas ventas
equivalentes al 45,7% de su PIB, frente a sólo el 22,6% del gigante asiático o
al 13,4% de la economía americana.
“El patrón de crecimiento alemán no va a ayudar a evitar una
crisis de mayores dimensiones”, aclara. Shapiro cree que el mantenimiento de
sus actuales tasas de exportación “resulta insostenible”. Primero, porque la
inestabilidad financiera de 2008, ha modificado el escenario geoestratégico en
Europa, con altas tasas de desempleo en naciones periféricas, la salida de
socios como Reino Unido (Brexit), la irrupción de movimientos independentistas
o el bloqueo migratorio, que ya están deteriorando el mercado interior, a pesar
de que esta amenaza todavía resulta invisible en Alemania por la proximidad al
pleno empleo, la fortaleza de su gobierno o el vigor de su economía.
Al contrario que ocurre entre los grandes mercados
exportadores -China, Rusia, Corea del Sur, Arabia Saudí-, cuyas coyunturas han
empezado a sufrir por las caídas en las cotizaciones de la energía y del resto
de materias primas, que también atraviesan una corrección de precios, y por una
nueva reaparición de restricciones crediticias. Factores, ambos, que podrían
ensombrecerse aún más con las tentaciones proteccionistas que proceden de EEUU y
el riesgo de recesión. Y que podrían llevar a nuevos recortes de gastos y
nuevos perjuicios a la clase media profesional en toda Europa si Schäuble, como
ha hecho patente con España, reclama más austeridad.
A Alemania este panorama le podría pasar la factura de
Japón, el enfermo económico mundial. Shapiro señala que ambas economías tienen
mano de obra altamente cualificada y deben elevar el consumo interno para
reducir sus generosas tasas de ahorro, trasladando sus ventajas competitivas y
sus elevadas inversiones en productos de mayor valor productivo. En un momento
en el que la demanda de bienes y servicios made in Germany de alta tecnología
ha ido perdiendo pujanza en mercados como el estadounidense o el francés ante
la fuerte rivalidad global de precios. En el que las cuotas de retorno de las
inversiones realizadas por las empresas alemanas (Volkswagen, Bayer o BASF)
vienen descendiendo desde finales de 2012. Y en el que su sector privado está
sacrificando sus ingresos para impulsar sus exportaciones a corto plazo
mediante bajadas de costes (BMW). Una estrategia que también han seguido los
bancos, con una exposición de 120.000 millones de euros (el 3% del PIB alemán)
al tambaleante sector financiero italiano, y que está detrás del precio más
bajo de la acción del Deutsche Bank en los últimos 30 años, marcada este año, o
la pérdida de beneficios del 52% del Commerzbank. Y que podría complicarse si
el valor del euro, un 18% infravalorado en los mercados, según el FMI, inicia
un rally alcista, a la estela del dólar.
Por si fuera poco, existe un tercer factor tumultuoso, la
doble burbuja crediticia y del mercado inmobiliario. Un sobrecalentamiento que
se ha acelerado por la escalada salarial, casi única en Europa, que ha removido
el equilibrio entre la oferta y la demanda del mercado laboral -lastrado también
por el retroceso del flujo de inmigrantes- y que contrasta con la moderación
retributiva, especialmente en la industria, y con las caídas de productividad
en la zona del euro, apunta Gilles Moec, economista para Europa de Bank of
America Merrill Lynch.
Barbara Böttcher, del servicio de estudios Deutsche Bank,
admite que los bajos tipos de interés del BCE complican “cualquier gestión
prudente del mercado de la vivienda” aquejado de altos niveles de demanda y de
excesos de créditos hipotecarios en los últimos años. A su juicio, “existe una
clara amenaza de sobrecalentamiento”; en especial, por la moda de ampliar
hipotecas de inmuebles para nuevas viviendas y porque, en paralelo, se ha
instalado un boom de precios de alquiler en la práctica totalidad de las grandes
ciudades del país.
Raymond Van der Putten, de BNP Paribas, indica que la
combinación de alza de la energía, riesgos proteccionistas, una política fiscal
menos laxa y bajos tipos de interés “reclaman correcciones en los excesos del
mercado inmobiliario” y ajustes en el sector bancario y asegurador “para evitar
su fragmentación”.
A la espera de acontecimientos, el consenso del mercado
reduce medio punto, hasta el 1,3%, las previsiones de crecimiento del PIB
germano para 2017. En comparación con el ejercicio que está a punto de
culminar.
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