Por Carlos Martínez
García
Nueva Tribuna.es,
02/02/2018.
El gobierno del PP campa a sus anchas, tranquilo, sin
oposición eficaz, dando palos a las Comunidades autónomas y chantajeando a
través de ellas a otros partidos, al objeto de favorecer sus presupuestos. Pero
sobre todo privatizando. Destruyendo lo público. Destruyendo Estado.
Destruyendo bienestar. Favoreciendo a sus amigos grandes empresarios,
banqueras, especuladores y fondos buitre de todo el mundo.
Caja Madrid, pagando complicidades, fue una de las Cajas B
del partido derechista. Caja Madrid transformada en BANKIA tras varias
fusiones, algunas de ellas verdaderos atracos a cajas de laboriosas y
ahorradoras provincias propiciadas por el PP, tras su quiebra propiciada por
conspicuos chorizos de cuello blanco,
fue rescatada con dinero público sacado de nuestra sanidad y educación,
de nuestras pensiones. Ahora es puesta en venta. Cambiada para hacerla más
atractiva gracias a la fusión estrella con BMN. Otro atraco a ahorros de
personas humildes y del mundo rural. BNM en dificultades por la mala gestión de
todos sus diferentes directivos territoriales, es absorbida por BANKIA de forma
que amplíe su red y heredando las cuentas de millones de personas trabajadoras
y sencillas a las que sus abuelos les abrieron cuentas en la Caja de Ahorros,
sea más atractiva para especuladores y capitalistas.
Ahora BANKIA con beneficios, se plantea hacerse más deseada
por los fondos de inversión extranjeros o familias franquistas especuladoras y
muy ricas, despidiendo a 2400 trabajadoras y trabajadores. Más de dos mil
nóminas para aligerar gastos y que los gestores e inversores privados obtengan
más beneficios.
Lo que hay tras lo de BANKIA no es un ERE, es una operación
de privatización del único banco público español. Es una operación del régimen,
de régimen, por eso hay tanto silencio y complicidad en torno a ella. Es una
demostración más del inmenso daño que el PP pero también los que callan y
aguantan, están haciendo a la clase trabajadora de los pueblos de España. Es
una burda y criminal transferencia de fondos del estado a manos privadas, de
entrega de ahorros de las clases populares a los privilegiados que poseen las
riquezas y son los amos reales de España.
Los socialistas (no hablo de socioliberales o liberales
encubiertos) estamos convencidos de la necesidad de banca pública, de finanzas
públicas, de sector público. Un estado fuerte es la garantía de los pobres si
está controlado políticamente por las clases trabajadoras y populares de forma
democrática y honrada. Una banca pública es garantía para familias, pymes y economía
social. Es que los beneficios del mismo reviertan en la sociedad y no en
oligarcas patrios y extranjeros al objeto de ganar más a costa de nuestros
ahorros, nóminas y jubilaciones, incluso el paro se cobra por banco. Es también
una herramienta para controlar el poder oligárquico y monopolístico de la alta
burguesía y los fondos especulativos sobre nuestras vidas.
Si no somos capaces de defender lo nuestro, que es lo
público ¿Quién lo va a hacer?
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