Por Vicente Clavero
Diario Público.es, 5/6/2013.
Unos 700.000 ahorradores
españoles cayeron en la trampa de las preferentes, la mayoría de ellos sin
saber que estaban metiendo su dinero en un producto extremadamente complejo,
con elevadas dosis de riesgo y prácticamente a perpetuidad. En total,
las empresas españolas -tanto financieras como no financieras- han
emitido durante los últimos años un volumen de participaciones preferentes
superior a los 20.000 millones de euros, según fuentes del mercado. La
mayoría de ellas han procedido a amortizarlas tras conocer el público su
verdadera naturaleza, frecuentemente con fortísimas pérdidas para los clientes,
que en el caso de Bankia sobrepasan el 75% del valor inicial.
La entidad que más preferentes
lanzó fue La Caixa, con cerca de 5.000 millones de euros
colocados a través de su red de sucursales entre unos 170.000 ahorradores. Le
siguen las cajas fundadoras de Bankia, con 3.246 millones de
euros en conjunto y 122.000 afectados, sin computar la deuda subordinada. Si se
contabiliza este otro instrumento híbrido, Bankia se encarama claramente al
primer puesto, al sumar 6.900 millones de euros y 206.000 personas. El tercer
gran emisor fue el BBVA, que puso en circulación
participaciones preferentes por importe de 3.000 millones.
Entre las empresas no financieras
se llevan la palma Telefónica y Endesa, con
2.000 y 1.500 millones de euros, respectivamente; aunque hubo otras que también
optaron por esta fórmula para financiarse. Por ejemplo, Unión Fenosa, hoy en
manos en Gas Natural; Deloleo, antigua SOS
Cuétara, o el gigante hotelero Sol Meliá. Incluso algunas
cooperativas recurrieron a las preferentes, como Eroski o Fagor, ambas del
grupo Mondragón, que las utilizaron para captar 845 millones
de euros entre 2002 y 2007 y han pillado a 40.000 ahorradores, en una alta
proporción de origen vasco.
En líneas generales, la
comercialización de las preferentes emitidas por empresas no financieras
se llevó a cabo a través de las oficinas bancarias y, por tanto, en
circunstancias muy parecidas a las demás. La principal queja de los
damnificados es que les fueron vendidas poco menos que como imposiciones a
plazo con un atractivo interés, pero sin que les advirtieran de su escasa
liquidez y, por tanto, de las dificultades de rescate. Así lo han reconocido ya
algunas sentencias judiciales e, implícitamente, la Comisión Nacional del
Mercado de Valores (CNMV), que ha abierto expediente a nueve entidades.
Soluciones unilaterales
El creciente desprestigio de las
preferentes ha hecho que la mayor parte de los emisores hayan decidido
amortizarlas, endosando a quienes las suscribieron una penalización a veces
nada desdeñable. No sólo los clientes de Bankia han salido perdiendo,
aunque su caso es sin duda el más clamoroso. También ha habido quitas -o las va
a haber- en el resto de las viejas cajas de ahorros destinatarias de ayudas
europeas (Novagalicia, Catalunyacaixa...), porque lo exige Bruselas. Pero, sin
tener esa obligación, no han dudado en imponerlas, entre otras: Repsol (2,5%),
Gas Natural Fenosa (7%), Sol Meliá (6,5%) o Deloleo (20%).
La inmensa mayoría de las
empresas financieras y no financieras han optado por resolver unilateralmente
el problema de las preferentes (que entraña un grave riesgo reputacional para
ellas) cajeándolas por acciones y otros productos como
obligaciones subordinadas o bonos convertibles. Así lo han hecho desde el BBVA,
hasta el Popular, Telefónica o Banesto. De tal manera que muchos de los
afectados, sin comerlo ni beberlo, acabarán convertidos en inversores de renta
variable, cuando tradicionalmente han sido meros depositantes, según fuentes
del mercado.
La recompra de las
preferentes con dinero en efectivo ha sido excepcional. Endesa sí ha
recurrido a ese procedimiento para retirar los títulos que emitió en marzo de
2003 por importe de 1.500 millones de euros y pagándolos al 100% del nominal.
También lo ha hecho Gas Natural Fenosa, aunque con la quita ya mencionada.
Kutxa Bank convirtió el año pasado en imposiciones a plazo de tres años los 150
millones que su filial Cajasur había colocado en 2000.
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