lunes, 11 de septiembre de 2017

Gran diluvio (por ahora)



Por Joaquín Estefanía
El País, 11/09/2017.

El 75% de las ayudas públicas directas proporcionadas al sector financiero para que saliese de la crisis no es recuperable. El Banco de España actualizó hace unos días, con fecha 31 de diciembre de 2016, el informe que presentó el pasado mes de mayo sobre "la crisis financiera y bancaria en España 2008-2014". Sin embargo, cuando habla de los costes directos incurridos en el saneamiento y capitalización del sistema financiero, se está refiriendo tan sólo a una pequeña parte del total. Los costes íntegros (avales, garantías, capital para el banco malo, liquidez infinita del Banco Central Europeo a un tipo de interés muy bajo,...) son mucho mayores, aunque de difícil cuantificación por ser cantidades heterogéneas. Pero reales.

El dinero público puesto en 14 entidades el sistema financiero a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, propiedad del Estado, para ser rescatadas, fue de 54.353 millones, de los cuales se han recuperado 3.873 millones (el 7%). El Banco de España estima que se pueden recuperar otros 10.402 millones (19% del total).

Pero estas cifras no indican bien la magnitud del problema. En julio de 2016 entró en la Academia de Ciencias Morales y Políticas José Manuel González Páramo, hoy alto cargo del BBVA. Contestó a su discurso de recepción Jaime Terceiro, el que fuera presidente de Caja Madrid antes de todos los escándalos que acontecieron en la entidad. Fue Terceiro el que subrayó en esa intervención la diferencia entre costes directos y todos los demás costes, y dijo: "En todo caso, lo más grave de esta situación no son los costes económicos sino los devastadores efectos institucionales, sociales, culturales y morales de todo este proceso".

Gran parte de las consecuencias de la crisis financiera no tendrán carácter estático sino que se prolongarán durante años, y algunos otros serán permanentes. Hay dos partes del discurso de Terceiro que son clamorosos: la cuantificación del conjunto de los costes de la crisis financiera en el mundo y el capítulo de responsabilidades. Según el Banco Internacional de Pagos, con sede en Basilea (y más en concreto, un estudio de Haldane), dicho coste podría oscilar entre el 90% y el 350% del PIB global correspondiente al año 2009.

En cuanto a las responsabilidades, apuntó a la necesidad de establecer prioridades de ellas. No todos son igualmente culpables. En esta historia ha habido varios protagonistas: los gobiernos, los bancos centrales, los supervisores y los reguladores bancarios, las instituciones financieras y también los ciudadanos. Son responsables en primer lugar, y sobre todos ellos, los incompetentes y los golfos apandadores, aquellas instituciones financieras y sus ejecutivos que con sus erróneas decisiones y en algunos casos con falta evidente de integridad personal y transparencia, estuvieron en el origen de los problemas. No parece razonable achacar, ex post, a los gobiernos, supervisores y reguladores la decisión de no haber suplantado en su día a esos ejecutivos y a los consejos de administración en la toma de decisiones relevantes.

A los que estén hartos del otro procés y les interese esta socialización de pérdidas les sugiero que encuentren estas intervenciones en la Academia de Ciencias Morales y Políticas. Encontrarán petróleo.

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