Por Íñigo de Barrón
El País, 25/09/2017.
Desde la crisis de las subprime en 2008, los países del G-20
—entre ellos España— vigilan el crecimiento del riesgos que asumen los
intermediarios financieros no regulados (conocidos como la banca en la sombra)
para evitar que contaminen a los bancos tradicionales. Sin embargo, este
sistema —compuesto por fondos de alto riesgo y vehículos de inversión— ha
crecido sin freno y, según denunció Mario Draghi, presidente del BCE, y ya
tiene un billón en los balances de las entidades reguladas. La Asociación de
Banca recordó ayer que “la banca en la sombra (sin fondos de dinero) suponía el
39% de los activos totales frente al 29% en 2008”.
El Banco Central
Europeo (BCE) ha comprado activos monetarios equivalentes al 30% del PIB de la
Unión Europea. Esto ha supuesto una inyección de liquidez en el mercado sin
precedentes, cuyo efecto se ha elevado por la bajada a cero de los tipos de
interés. La Reserva Federal de Estados Unidos ha seguido un camino similar.
Esta bolsa inmensa de liquidez no ha sido un revulsivo para la economía
europea, pero ha fomentado el crecimiento de los intermediarios no regulados,
que compran activos financieros buscando rentabilidad y han disparado su
precio, como está ocurriendo en algunas Bolsas, como la de Wall Street. En
ocasiones, estos intermediarios también prestan a las empresas, cuando la banca
rehúsa hacerlo.
Dentro de Europa, la aceptación de estos intermediarios es
dispar. Mientras en Luxemburgo, Chipre, Malta u Holanda su peso sobre el PIB es
muy elevado, en Francia, Alemania, Italia o España, con bancos muy regulados,
su relevancia es menor. Según el Banco de España, “una vez acotado el ámbito de
la banca en la sombra, en España representa el 5% del total de los activos de
las instituciones financieras”.
Crecimiento más
rápido que los bancos
La Asociación Española de Banca (AEB) alertó ayer del rápido
crecimiento de este negocio, “frente a la regulación compleja y estricta sobre
los bancos, considerando también la exhaustiva supervisión”. Es decir, la banca
en la sombra crece mientras se exigen cada vez condiciones más duras a las
entidades tradicionales. “Frente a la redimensión de los bancos, el resto del
sector financiero ha experimentado un fuerte crecimiento”, apunta la patronal.
Según los datos de la AEB, de los 68,5 billones que suma el sector financiero
europeo, el 39% corresponde a la banca en la sombra, es decir, unos 26,7 billones.
Esto supone diez puntos más que en 2008.
Pese a que ha sido el propio BCE el que está, en parte,
detrás de este fenómeno, ha sido su presidente Draghi el que pidió el 21 de
septiembre pasado la cooperación internacional para observar y afrontar los
riesgos de la banca en la sombra.
En la conferencia anual de Consejo de Europeo de Riesgo
Sistémico (CERS), Draghi dijo que las exposiciones de los bancos de la Unión
Europea al sector de la banca en la sombra es de más de un billón de euros,
informó Efe.
El 60% de estas exposiciones de los bancos de la UE a la
banca en la sombra es a entidades domiciliadas fuera del territorio
comunitario, añadió el presidente del BCE. Estas cifras reflejan la conexión
global y transfronteriza del sistema bancario y el de la banca en la sombra,
así como la necesidad de “una cooperación internacional en observar y afrontar
los riesgos”, dijo Draghi.
El FMI y el Financial Stability Board (que representa al
G-20) tratan de delimitar el alcance real de la banca en la sombra. Mientras,
Draghi pidió colaboración internacional porque “los intentos nacionales aislados
están predispuestos a fracasar”, dijo. Sin embargo, los expertos dudan de que
EE UU colabore en este sentido.
El Banco de
Inglaterra alerta de riesgos en el crédito al consumo
El Comité de Política Financiera (CPF) del Banco de
Inglaterra (BoE) advirtió ayer al sector bancario del rápido crecimiento de la
deuda en los créditos al consumo en Reino Unido. Afirmó que las entidades
podrían incurrir en pérdidas de alrededor de 30.000 millones de libras
esterlinas (34.080 millones de euros) en relación con los préstamos personales
y tarjetas de crédito, informó Europa Press. Por esto, el BoE propuso aumentar
el nivel de capital requerido a los bancos y que conserven 10.000 millones de libras
esterlinas (11.352 millones de euros) adicionales como una especie de
protección ante una posible futura recesión, al señalar que las entidades están
subestimando su exposición a deudas incobrables.
No obstante, la entidad presidida por Mark Carney aseguró
que el crédito al consumo representa el 11% de la deuda de los hogares, por lo
que, aunque no supone un riesgo para el crecimiento económico sí lo es para los
prestamistas y su capacidad de soportar las pérdidas en una recesión. Este tipo
de préstamos son los que tienen menos probabilidades de ser reembolsados porque
los bienes (electrodomésticos o viajes) son perecederos. El supervisor teme los
efectos de una subida de tipos o que aumente el paro con el Brexit.
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