Por Vicente Clavero
Público.es,
23/11/2017.
La banca nacional no ha querido perderse el festín de la
deuda pública española. Desde 2008, ha suscrito en torno al 20% de las
emisiones realizadas por el Tesoro. Gracias a ello, se ha embolsado alrededor
de 50.000 millones de euros en concepto de intereses durante los últimos diez
años. Una cifra superior al coste del rescate bancario reconocido por el
Gobierno.
La deuda pública española ha engordado como una auténtica
bola de nieve a raíz de la crisis económica, hasta superar el 100% del Producto
Interior Bruto (PIB). De 439.000 millones de euros contabilizados en 2008 ha
pasado a más de 1.100.000 millones, debido a la creciente incapacidad de las
administraciones públicas para cubrir sus gastos con los ingresos que generan.
Conforme aumentaba la deuda pública, muy especialmente
durante el mandato de Mariano Rajoy, también se han incrementado los intereses
que hay que pagar puntualmente por ella. El año en que estalló la crisis, no
llegaron a los 16.000 millones y la previsión para éste es que sumen 30.000,
después de un ligero descenso respecto a 2016, en que tocaron techo.
Desde 2008 a 2017, ambos incluidos, los intereses de la
deuda han exigido el pago de más de 255.000 millones de euros, a razón de 70
millones diarios, que han ido a parar al bolsillo de los acreedores. Entre
ellos figuran grandes prestamistas nacionales e internacionales, públicos y
privados, para los que las dificultades financieras del Estado español han sido
un buen negocio.
Especiales rendimientos extrajeron en los momentos en que la
prima de riesgo (el diferencial con el bono alemán) escaló hasta máximos
históricos, poniendo al país al borde de la intervención. Hubo subastas en que
el tipo de interés de las emisiones de deuda llegó al 7,7% en julio de 2012, so
pretexto de la dudosa capacidad de España para hacer frente a sus compromisos.
De esta situación sacó ventaja la banca nacional, que suplió
a los inversores extranjeros que sucumbieron a la desconfianza. Fueron años en
que su participación sobre el conjunto de la deuda pública superó el 30%, muy
por encima de los niveles precrisis y del 18% en el que se encuentra ahora,
contabilizando las letras, bonos y obligaciones del Tesoro que tiene en su
poder.
La cifra exacta de los ingresos que eso le ha proporcionado
no es fácil de obtener. Pero teniendo en cuenta que acumula en torno al 20% de
la deuda pública emitida durante la crisis y que los intereses generados en ese
periodo superan los 255.000 millones de euros, es posible hacer un cálculo
aproximado. La banca se habría embolsado unos 50.000 millones.
Esos beneficios los consiguió a costa de los problemas de
las administraciones públicas para cuadrar sus ingresos y gastos, entre los que
figuraban, paradójicamente, los derivados del rescate bancario. Se movilizaron
entonces 56.865 millones de euros para subsanar, sobre todo, la quiebra de las
cajas, de los que 42.590 millones no se recuperarán nunca, según cálculos
oficiales.
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