Por Matías Vallés
Diario La
Neva España, 15/06/2013.
El tiempo que la fiscalía de Rajoy dedica a la defensa
de la Infanta Cristina y de Miguel Blesa, el Infante de Bankia, lo detrae de la
persecución de delincuentes. Los motivos de esta solemne dejación de
responsabilidades son diáfanos, pero cuesta entender el entusiasmo defensor al
que se han sumado periodistas de variopinta extracción. Las plumas y cabeceras
más destacadas se afanan por exculpar al ex presidente de Caja Madrid. El
indefenso Blesa ha de ser inocente a la fuerza, contra lo que indican la
situación de su entidad y el engaño, ahora sustanciado por vía penal, a miles
de compradores de preferentes. Defender a Blesa se ha convertido en un nuevo
género periodístico.
Quede claro que el tropel de
tertulianos y analistas que denuncian los atropellos contra Blesa -más
numerosos que los preocupados por los atropellos de Blesa- obran por motivos
altruistas. Mejor todavía, humanitarios. Todos ellos se han levantado unánimes
cada vez que se ha imputado o encarcelado a un ciudadano en acciones después
anuladas, lo cual ocurre en un porcentaje reseñable de los casos. En la versión
beligerante de los practicantes del género, más vale absolver a cien blesas que
condenar a un inocente. De paso, han descubierto crímenes innumerables en el
juez que decretó la prisión, unos vicios veniales antes de que actuara contra
el ex presidente de Caja Madrid.
El club de periodistas en defensa
de los derechos humanos de los banqueros deberá arremeter también contra
Fernando Andreu, el magistrado de la Audiencia Nacional que se ha sumado a la
investigación del santo Blesa. Mientras las facultades de Ciencias de la
Información pulen el programa de la asignatura Defensa Periodística de
Banqueros, algún disidente recordará la frase según la que «hemos comprobado
que ser gobernados por los banqueros organizados es peor que ser gobernados por
el crimen organizado». La autoría no corresponde a un anarquista con bombas,
sino a un discurso en campaña del presidente norteamericano Franklin Delano
Roosevelt, tal vez el demócrata más reputado del siglo XX. Una extendida
distorsión llevaría a la conclusión de que la prensa, siempre bullanguera, se sumaría
enardecida al hostigamiento de los financieros que han propiciado el mayor
desastre económico de la historia de España. Sin embargo, esta profesión antaño
díscola ha alcanzado la mayoría de edad, y sus luminarias han aprendido a
defender a los poderosos contra los intereses de la siempre engorrosa masa de
lectores y oyentes.
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