Por Jordi Calvo
Artículo aparecido en War Profiters' News en junio de
2012, Nº 34.
Las razones por las que existen
las guerras o la violencia armada organizada son variadas. Entre las que
podemos encontrar y comprender con mayor facilidad se encuentran las
económicas. Es difícil demostrar que los empresarios que se benefician de la
preparación y estallido de las guerras quieran que éstas ocurran. Sin embargo,
no es descabellado pensar que algún empresario, codicioso y falto de
escrúpulos, descorche una botella de champagne cuando sepa que se va a producir
un enfrentamiento armado. Incluso puede que descorche dos si además se prevee
una larga guerra. Esta alegría que le presuponemos a este empresario de la
industria armamentística puede quizá además no haber sido consecuencia del
azar. Toda empresa debe, según la teoría económica liberal, maximizar su
beneficio a largo plazo. Para maximizar el beneficio económico una empresa de
armas debe trabajar por mantener una demanda lo más alta posible en el corto y
largo plazo de los productos que fabrica y comercializa. Para seguir vendiendo
armas dentro de diez, veinte o treinta años, tendrá que hacer lo que esté en su
mano para que se sigan necesitando armas en el futuro, y si son más, mejor, ya
que esto le reportará un mayor beneficio y conseguirá el objetivo que el modelo
capitalista neoliberal promueve hoy en día. La promoción de la demanda presente
y futura suele ser un trabajo que las empresas abordan a través de la
publicidad, entre otros aspectos de comunicación empresarial que no vienen al
caso. Pero es también una práctica habitual y de sentido común, que un
empresario utilice otros métodos para asegurarse el negocio futuro. En el caso
de la industria armamentística, entre estos métodos puede encontrarse la
colaboración en la generación de miedo, de amenazas a la seguridad que puedan
ser creíbles y que justifiquen elevados presupuestos militares y aseguren la
compra de armamento presente y futura. Un ejemplo de esta forma de incidir es
el caso de la Fundación Olin, que dedicó durante décadas cientos de millones de
dólares a promover la ideología neocón, con presupuesto de la industria
militar. Más difícil de demostrar es que la industria armamentística promueva
las guerras, intentando convencer a sus gobernantes de que ataquen uno u otro
país. Sin poder acusar a nadie de hacerlo, debemos aceptar que esta posibilidad
encaja en la lógica empresarial del modelo económico capitalista neoliberal.
Además, sabemos que no són pocos los lobbys empresariales armamentísticos que
trabajan por el bien del negocio de sus miembros.
En este marco es en el que
encontramos que las razones económicas, y más concretamente aquellas
relacionadas con los beneficios que esperan obtener productores y vendedores de
armas, tienen su peso a la hora de que las guerras existan. Quienes se benefician
del negocio de la guerra directamente son quienes conforman el complejo
militar-industrial, donde siempre hemos identificado claramente que se dan cita
empresarios, militares y políticos. Pero donde también encontramos a
financieros, que consiguen su trozo del pastel del negocio de las armas y, por
tanto, de las guerras, que es donde al fin y al cabo se usan de forma masiva
las armas.
Las entidades financieras tienen
principalmente cinco formas de ayudar mediante sus servicios a las empresas de
armas. Una forma de gran importancia es la posesión de participaciones
accionariales con el objetivo de convertirse en propietario, ya que de este
modo se puede participar en las decisiones de la empresa de armas. Otra manera
de ayudarlas se da mediante la concesión de créditos y préstamos, que sirven,
entre otras cosas, para emprender nuevos proyectos armamentísticos. Un servicio
también demandado por las empresas de armas a los bancos es la emisión de bonos
y pagarés, para conseguir financiación de inversores particulares, o la emisión
de acciones para realizar ampliaciones de capital. Ambas opciones suponen a
menudo grandes inyecciones de capital en la empresa armamentística. Otra manera
muy utilizada, sobre todo con las empresas de armas de mayor tamaño, es la
incorporación de paquetes accionariales de industrias militares en fondos de
inversión que los bancos ofrecen a sus clientes para que consigan una mayor
rentabilidad por sus ahorros. Finalmente, es de gran relevancia la financiación
de las exportaciones de armas, primero en cuanto a la gestión de la operación
financiera a cambio de una comisión bancaria, segundo porque el banco avanza el
dinero de la exportación a la industria militar cobrando elevados intereses, y
tercero porque hay entidades financieras que ofrecen contratos de seguros de la
exportación, por los que la empresa de armas cobraría la venta de armas, aun
sin que pague el comprador, a cambio de pagar la cuota correspondiente al banco
en cuestión. A las entidades financieras que ayudan a las empresas de armas
mediante alguna de estas cinco formas, las denominamos "banca
armada", porque la banca, también en el negocio armamentístico, siempre
gana.
Son cada vez más las entidades
que estudian las relaciones, con datos precisos, de los bancos y las empresas
de armas, y que además hacen campaña. Un buen lugar donde encontrar una
recopilación de información de inversiones en armas de más de 60 entidades
financieras de todo el mundo es www.bancaarmada.org,
donde se revela que al menos 45.000 millones de euros han sido dedicados por la
banca al negocio de las armas. También se muestra que los grandes bancos del
mundo son también los bancos más armados y que, si queremos ser consumidores
responsables desde un punto de vista de cultura de paz, deberíamos dejar de ser
clientes de la banca armada. Porque es con nuestro dinero, por poco que sea,
con el que ayudan a las empresas de armas.
Las entidades financieras son
corresponsables, del mismo modo que los demás actores del complejo
militar-industrial, de la violencia armada y, por tanto, del medio millón de
muertes que producen las armas cada año. Sin la ayuda de los bancos habría
mucha menos armas en el mundo y, con toda seguridad, muchas menos muertes,
mutilaciones y vidas destrozadas como consecuencia de la guerra.
Disponible en:
<http://www.centredelas.org/index.php?option=com_content&view=article&id=934%3Ajordi-calvo&catid=43%3Aindustria-i-comerc-darmes&Itemid=64&lang=es>
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