Por Bruno Estrada
El diario.es, 19/07/2015.
Recientemente el gobernador del
Banco de España, Luis María Linde, el presidente de la patronal bancaria AEB,
José María Roldán, e incluso el presidente de Bankia, José Ignacio
Goirigolzarri se han mostrado contrarios a la creación de una banca pública en España.
"La experiencia es mala. Puede existir alguno que funcione bien, pero no
es probable", afirmó Linde. "No conozco ningún banco público que sea
sostenible en el tiempo", dijo el ejecutivo vizcaíno.
Causa estupor que algunas de las
personas que en nuestro país más deberían saber sobre el sistema bancario sean
unos absolutos legos en lo que sucede en otros países europeos. ¿O tal vez sea
que las orejeras ideológicas no les permiten percibir toda la realidad?
El propio Banco Mundial reconoce en su informe Repensando el papel del
Estado en las finanzas: “El positivo papel que han jugado los bancos
públicos de varios países durante la crisis financiera para mantener el flujo
de crédito (...) compensando parcialmente la reducción del crédito ofrecido por
los bancos privados”, así como: “La evidencia del papel contracíclico que han
jugado varios bancos públicos durante la crisis”.
La banca pública que no existe en
Alemania
Una de las fortalezas de la
economía alemana está en su Mittelstand, empresas pequeñas y medianas con gran
capacidad de innovación y exportación a las que apoya un fuerte sistema
bancario público de ámbito regional, que financia sus necesidades de
investigación e internacionalización. La banca pública alemana también financia
viviendas sociales e infraestructuras públicas, como escuelas, centros de
tercera edad, etc. Actualmente la cuota de mercado de la banca pública alemana
está en el 24%.
La VÖB, la Asociación de Bancos
Públicos Alemanes, tiene 32 miembros de pleno derecho, bancos cuyas acciones
son propiedad, directa o indirecta de las autoridades públicas. Entre sus
miembros están los quince bancos regionales cuyos propietarios son los
respectivos gobiernos federales y cuya deuda está garantizada por el Gobierno
Central alemán:
La banca pública que no existe en
Francia
Las dos entidades financieras
públicas más importantes en Francia son la Caisse des Dépôts y la Banque
Postale, hay más.
La Caisse des Dépôts es una
entidad de depósito, que compite en igualdad de condiciones con la banca privada.
Además participa al 50% (el otro 50% es aportación del Estado francés), en la
Banca Pública de Inversión (BPI). Esta fue creada en 2012 y su capital social
ascendió en 2013 a 21 mil millones de €. Entre sus objetivos está la inversión
de 8.000 millones de € hasta 2017 para impulsar la capacidad de innovación y
exportación de las empresas francesas. La BPI ha integrado a Oseó (la banca de
financiación de pymes), CDC Empresas (la filial de La Caisse), el Fondo
Estratégico de Inversiones, y el Fondo Estratégico de Inversiones-Regiones,
(estos dos últimos creados por el Estado francés en 2008).
Banque Postale fue creada en 2006
a partir del servicio público postal, La Poste. Es una banca de depósito
minorista que también se dedica a la gestión de activos y a los seguros, tiene
más de 10 millones de clientes. Desde 2007 está autorizada a conceder créditos
al consumo.
La banca pública que no existe en
Italia
Banco Posta, de forma similar a
la Banque Postale francesa, fue un banco creado a partir del servicio postal
italiano, la Poste Italiane. Sus características son muy similares a la Banque
Postale, aunque merece la pena destacar que también es propietario de la Banca
del Mezzogiono-MedioCredito Centrale, cuyo objetivo es el desarrollo de
inversiones en el sur de Italia.
Caja de Depósitos y
Préstamos (CDP) es un banco público italiano fundado en 1850. El 80% de su
capital pertenece al Estado, y el 20% restante a varias fundaciones
relacionadas con la banca privada. Su objetivo es ofrecer financiación barata a
los gobiernos estatales y regionales, a las autoridades locales y a organismos
públicos. Su volumen total de activos en 2013 era de 339 mil millones de €.
En 2011 se creó el Fondo
Estratégico Italiano (FSI), el 80% del capital pertenece al CDP y el 20% al
Banco de Italia, entidad similar a nuestro Banco de España. El FSI es un fondo
soberano de 4.000 millones de €, creado a semejanza de la BPI francesa, cuyo
objetivo es invertir, incluso entrando en el capital, en empresas italianas
rentables para ayudarlas a competir a escala mundial. Es decir, es un
instrumento de política industrial similar a la BPI francesa.
La banca pública que no existe en
Suiza
En este país existen 24 bancos
cantonales públicos con un total de 19.000 empleados y suponen un 13% del total
de activos bancarios del país. Varios de estos bancos participan en unas 15
joint ventures financieras, interregionales, nacionales e
internacionales.
La banca pública que no existe en
los Países Bajos
El Estado es el dueño del 50% del
capital del BNG Banco Nederlanse Gemeenten y el resto pertenece a diversos
municipios y provincias. Es el cuarto banco de los Países Bajos por volumen de
activos. Es, según la revista Global Finance, el segundo banco más seguro del
mundo. NWB Nederlanse
Waterschapsbank.. Este banco es propiedad, en un 81%, de las Juntas de
Agua de los Países Bajos (Waterschappen) y el resto está en manos del Estado
holandés y las provincias. Es el sexto banco del mundo más seguro lo que
facilita su acceso a la financiación internacional. Se dedican a proporcionar
financiación barata y a largo plazo a entidades públicas, o semipúblicas, para
infraestructuras sanitarias, educativas y de vivienda social.
La banca pública que no existe en
los países nórdicos
El Estado sueco conserva, quince
años después de su creación, un 13,5% del capital de Nordea, el gran banco
nórdico surgido de la fusión de varias entidades suecas, finlandesas, danesas y
noruegas (Nordbanken, Merita Bank, Unibank y Kreditkassen) a finales de los
años noventa, y uno de los principales bancos a escala europea. La creación de
este banco, que en la actualidad es uno de los diez bancos europeos más
rentables, según Bloomberg, fue fruto de la reestructuración que hizo el
gobierno sueco del sistema bancario para hacer frente a su particular crisis
financiera de principios de los noventa. Un ejemplo de lo que podría hacerse
con Bankia.
Bancos públicos destinados a
financiar las entidades locales también existen en Suecia (Kommuninvest en una
entidad cooperativa formada por 276 ayuntamientos y entidades locales),
Dinamarca (KommuneKredit), Noruega, (Kommunalbanken y KLP Kommunekredit)
y Finlandia.
La banca pública que no existe en
EEUU
El ejemplo del Banco Público de
Dakota del Norte (BND) es paradigmático, es uno de los Estados de EEUU con
menor nivel de desempleo, superávit presupuestario y una de las mejores
calificaciones de deuda. En este banco, por ley, el Estado deposita todos
los ingresos que recibe, su objetivo es impulsar la economía de Dakota del
Norte y tiene prohibido invertir fuera del estado y dedicarse a actividades
financieras especulativas. En la actualidad unos veinte Estados de EEUU han
iniciado trámites para constituir bancas públicas similares a la de Dakota del
Norte.
La importante presencia de una
banca pública rentable y solvente en gran número de países europeos (Alemania,
Francia, Suecia, Italia, Finlandia, Países Bajos, Suiza, Dinamarca, Noruega,
etc.) pone en evidencia las visiones ideologizadas que cuestionan la banca
pública. Asimismo, estudios, como los realizados por la profesora Adrianova de
la Universidad inglesa de Leicester, usando datos del periodo 1995 a 2007, han
llegado a la conclusión que para países que tienen características similares,
esto es, comparando países desarrollados entre si y países emergentes entre sí,
un alto grado de propiedad pública de los bancos es una garantía de mayor
crecimiento del PIB.
Sin embargo, los mismos que no
fueron capaces de ver la crisis financiera que se nos echaba encima hace ocho
años, a pesar de los informes que los inspectores del Banco de España dejaron
en las mesas de los directivos de la entidad reguladora, ponen en cuestión la
viabilidad en nuestro país de una potente y eficaz banca pública, como la que
existe en otros países europeos.
Esas orejeras ideológicas nos han
costado a todos los ciudadanos españoles, hasta ahora, una cantidad que se
puede situar entre los 120.000 y 155.000 millones de €, entre un 12% y un 15%
del PIB, según se aprecia en la segunda columna del siguiente cuadro.
Cuadro 1. Ayudas a la capitalización y a la liquidez
recibidas por el sistema financiero español por parte de fondos públicos
(nacionales y europeos). 2008-2013.
Las Cajas de Ahorros no eran
bancos públicos
De forma intencionada en muchos
casos, por desconocimiento en otros, se ha producido en todo el proceso de
crisis bancaria en nuestro país una identificación entre las cajas de ahorros y
la banca pública, cuando son instituciones radicalmente diferentes en su
propiedad y en sus sistemas de gobierno corporativo.
Las cajas de ahorro en España no
tenían participaciones negociables, acciones, que pudieran cotizar en el
mercado bursátil y que pudieran disciplinar una gestión incorrecta, como sucede
con la banca privada, pero tampoco eran propiedad de ninguna administración
pública a la que pudieran pedirse responsabilidades por una deficiente gestión.
La liberalización financiera
iniciada en 1977 supuso situar a las cajas de ahorro en un limbo en cuanto a
los derechos de propiedad, definidas como instituciones privadas de carácter
fundacional pero sin el régimen jurídico propio de las fundaciones. La
regulación de los órganos de gobierno de las cajas de ahorro en los años del
boom inmobiliario estaba definida por la Ley 31/1985 y por la posterior Ley
44/2002,aprobada por el gobierno el Partido Popular.
La deficiente regulación del
gobierno de las cajas de ahorros y el relajamiento de los mecanismos de control
interno, responsabilidad del Banco de España, agravó hasta límites exagerados
un típico problema de agencia: Los gestores, los altos directivos, fueron
concentrando el poder de las entidades en sus manos, de forma que finalmente
consiguieron imponer sus intereses por encima de los de las propias entidades,
hasta poner en cuestión la propia viabilidad de estas. No había accionistas, ni
gobierno en el caso de que hubiese sido una banca pública, que defendieran sus
intereses frente a los gestores. El caso más extremo de concentración de poder
es el volumen de fondos de libre disponibilidad inversora en participaciones
estratégicas del que dispuso el presidente de Cajamadrid, que llegó a alcanzar
un 0,2% del PIB español, 2.000 millones de euros. Esto fue cuestionado por los
inspectores del propio Banco de España, aunque luego los responsables políticos
de la entidad no hicieran nada.
Por ello las entidades
nacionalizadas, Bankia y Banco Mare Nostrum, deberían constituir el embrión de
la banca pública que necesita la economía española, lo que no impide una
entrada parcial de capital privado en su accionariado que ayudara a disciplinar
su gestión.
Una banca pública que tiene que
tener un comportamiento crediticio diferente al de la banca privada, es decir,
más orientada a financiar:
1) Infraestructuras y
equipamientos públicos.
2) Proyectos empresariales de
largo plazo dentro de una coherente e inteligente política industrial que
apueste por una modernización productiva de nuestro país que tenga como
objetivo superar las actuales carencias tecnológicas y de capitalización que
tienen importantes sectores abiertos a la competencia internacional.
3). Colectivos con problemas de
acceso al crédito, principalmente en relación con la vivienda, y las pymes.
Para que la banca pública pueda
realizar estas funciones de forma eficaz es necesario un correcto diseño
institucional del gobierno de estas entidades, en el que haya suficientes
instrumentos de control democrático sobre su gestión y en el que la norma sea
la transparencia de sus actividades frente a la sociedad y sus representantes.
Aún estamos a tiempo.
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