España es el país de la Unión
Europea donde se ha producido un mayor ajuste en su sistema financiero. Desde
2008 –año del comienzo de la crisis– hasta la actualidad se han cerrado más de 14.000 oficinas
bancarias, lo que supone alrededor del 31% de la red existente
hace siete años. Se ha pasado de las 45.707 sucursales que había en septiembre
de 2008 a las 31.623 registradas en marzo de este año. Los procesos de fusión, sobre
todo entre las cajas de ahorro, están detrás de esta importante reducción.
En este marco, expertos
en economía y desarrollo local de las universidades de Valencia y Jaume I de
Castellón han analizado la geografía de las sucursales bancarias españolas
justo antes de la crisis, entre los años 2004 y 2008 (un periodo de intensa expansión
territorial de oficinas), para saber si sobran o no sucursales en nuestro país.
El estudio se ha publicado en el Journal of Applied Statistics.
“Los resultados indican que la
percepción general de que el sistema bancario español tenía un exceso de
oficinas hay que matizarlo, pues ni se puede extender esta consideración a
todos los territorios, ni tampoco a todos los tipos de entidades bancarias”,
destaca la autora principal, Anabel Forte.
La investigadora explica que han
aplicado un análisis estadístico denominado regresión de Poisson al
número de oficinas bancarias que hay en cada uno de los más de 8.000 municipios de España.
Primero lo hicieron con la cantidad de oficinas en general, y después, por
separado, con los tres tipos de entidades financieras que analizaron: los bancos comerciales, las cajas de ahorro y
las cooperativas de crédito.
De esta forma valoraron cómo
afectan determinadas variables a la cantidad de oficinas bancarias en
nuestro país, considerando el grado de implantación de las sucursales en cada
provincia o comunidad autónoma. Para ello, introdujeron los parámetros de over-branching (implantación
por exceso) y under-branching (implantación por defecto) de oficinas
bancarias.
Forte explica estos conceptos:
“Supongamos que en un municipio, dada la población que tiene y sus condiciones
específicas (como la densidad de población, el desempleo o la población
extrajera, por ejemplo) esperas que haya 10 oficinas, pero resulta que tienes
solo ocho. En este caso, estaríamos hablando de under-branching, tener menos oficinas de las
esperadas. Por el contrario, si se prevén 10 y tenemos 15 sería over branching, es
decir, más oficinas de las esperadas por población”.
Diferencias por zona geográfica
Tras analizar estos parámetros,
el estudio apunta que, dependiendo del tipo de banca, el patrón resultante es
muy distinto. Es decir, según se considere para cada provincia todas las
entidades financieras, o únicamente los bancos, las cajas de ahorros o las
cooperativas de crédito, la situación de implantación por exceso o por defecto
de oficinas varía.
“Aun así, cabría destacar que
aparecen algunas comunidades, como la de Madrid, que se encuentra en situación
de under-branching, y otras como las zonas de Castilla-La Mancha y Castilla y León en situación de
over-branching”, apunta Forte.
Según los autores, esto se puede
deber a la distancia entre municipios en estas comunidades: “En la Comunidad de
Madrid, por ejemplo, se esperaría un número grande de sucursales por su gran
cantidad de población, pero la menor distancia entre sus municipios no hace
necesario que existan tantas, y por tanto, casi siempre aparecen menos
sucursales de las esperadas”.
“Aunque si consideramos
municipios donde no esperaríamos ninguna sucursal, pero en los que conviene
ponerla porque no hay otro municipio cerca, estaremos teniendo un número de
sucursales superior a lo esperado. Este es el caso de Castilla-La Mancha y
Castilla y León”, aclara la investigadora.
‘Under-branching’ en Madrid y
‘over-branching’ en Castilla-La Mancha y Castilla y León
Forte concluye que los resultados
“implican que los fenómenos de acceso limitado a servicios bancarios y exclusión financiera
podrían estar presentes en el sistema bancario español, y que no todas las
entidades bancarias contribuyen con la misma intensidad a su posible
erradicación”.
El estudio advierte que, dada la
contribución de las cajas de ahorro para limitar la exclusión financiera, el
cierre de sus oficinas (un hecho cada vez más frecuente en el mundo rural)
“podría agravar las consecuencias de la crisis para algunos grupos sociales
desfavorecidos”.
Margen para aumentar "la eficiencia
operativa" de los bancos
Sin embargo, la tendencia al
cierre de oficinas no se ha detenido, y las últimas iniciativas de regulación
bancaria parecen favorecer esa vía. Según el
último Informe de Estabilidad Financiera del Banco de
España, “pese a la reestructuración y la consiguiente disminución de empleados
y, en mayor medida de oficinas, el sector bancario español mantiene su
tradicional modelo de negocio minorista, aún con una relativamente extensa red
de oficinas de pequeño tamaño”.
“El entorno de tipos de interés
muy bajos, junto con un nivel de actividad bancaria todavía contrayéndose, va a
obligar a los bancos españoles a seguir reflexionando sobre el papel que juegan
las oficinas en su estrategia de negocio. La distancia entre las ratios de
oficinas del sector bancario español y del resto de Europa todavía ofrece
margen para seguir aumentando la eficiencia operativa de los bancos españoles”,
destaca el informe.
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