El Salmón Contracorriente,
22/07/2015.
Una investigación realizada por
la ONG SETEM en la Comunidad Autónoma del País Vasco, demuestra que las
entidades bancarias ponen más obstáculos a las mujeres que a los hombres a la
hora de acceder a algunos productos financieros.
El estudio, ha sido realizado por SETEM Hego
Haizea mediante encuestas a 625 personas y la técnica del mystery
shopper (comprador misterioso). Mediante esta técnica 24 hombres y 24 mujeres
de perfiles socialdemográficos similares realizaron 48 visitas a entidades
bancarias de Kutxabank, BBVA, Banco Santander Central Hispano, La Caixa, Caja
Laboral y Banco Sabadell. Los resultados del estudio revelan de forma clara que
cuando una persona atraviesa la puerta de un banco, el hecho de que sea hombre o mujer
condiciona la forma en la que va a ser atendida.
Los machismos detectados evidencian comportamientos distintos hacia las
mujeres, a las que, en líneas generales, se les piden más requisitos así como información de tipo personal y
laboral que no es solicitada en el caso de los hombres. Es
decir, una mujer que desee acceder a un crédito tendrá que responder a una
serie de cuestiones iniciales que no se formulan en el caso de los hombres ya
que se cuestiona en mayor medida la autonomía y solvencia de aquellas.
En los casos analizados en el
estudio, las entidades bancarias indagaron más en el estado civil de la mujer
que del hombre, en su vida laboral y en si la solicitud del crédito involucraba
a otras personas. Por el contrario al hombre nunca se le preguntaba por su vida
laboral y resultaba anecdótico que se indagara en su estado civil. De la misma
forma, a la mujer se le pide
en mayor medida que acredite la empresa en la que trabaja, algo
que nuevamente viene a reforzar la mayor desconfianza en las posibilidades
financieras de la mujer.
El cuestionamiento de la mujer
como peticionaria de un crédito se puso aún más de manifiesto en el supuesto de
un crédito de negocio donde la respuesta a la pregunta de si las entidades ven
viable su concesión se saldó, en el caso de la mujer, con la supeditación a los
resultados de un plan de viabilidad mientras que, en el hombre y ante el mismo
supuesto, la respuesta fue en todos los casos afirmativa sin la dependencia de
un plan de viabilidad. Asimismo, a la mujer se le exigió un avalista en la mitad de los casos mientras
que para el hombre no fue una exigencia relevante.
Tabla extraída del informe "Finanzas y desigualdades de género"
Quedó patente, por tanto, una
mayor desconfianza de las entidades hacia la cliente mujer, mientras que en el
caso del cliente hombre, la entidad animó a la puesta en marcha del negocio (la
entidad manifestó su interés en contar con él como cliente y le asesoró más),
mientras que en el caso de la
mujer, la concesión del crédito dependía de terceros (plan de
viabilidad o avalista) y no de lo que ella misma pudiese aportar (experiencia,
datos económicos, etc.).
Esta desconfianza en la capacidad de las mujeres, además, les afecta en forma de peores condiciones de crédito. Así, en el caso del crédito hipotecario, al hombre le ofrecieron hasta 160.000 euros mientras que en los casos en los que se confirmó una cantidad concreta a la mujer se le aseguraron 95.000 euros. También se obtuvieron diferencias en los tipos de interés que se ofrecieron a la mujer en los créditos personales con un tipo más alto respecto al hombre en 3 de los 8 supuestos realizados.
Otro factor en el que se puede
apreciar una gran diferencia es en el interés mostrado en la clientela.
Mediante técnicas de feedback usadas habitualmente para cerrar operaciones o
mediante un mayor asesoramiento se demuestra un mayor interés y confianza en el
hombre como cliente. Así el estudio desvela que en el 87,5% de los casos se
prestó un mayor interés al hombre frente al 50% de los casos que se presentaron
con las mujeres. Asimismo, a los hombres se les proporciona mayor asesoramiento
(62,5% de las atenciones) que a las mujeres (12,5%).
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