Por Juan Torres
Sistema Digital, 13 al 19
de julio de 2015 (artículo de 2010)
Por mucho que se quiera disimular, es bastante evidente
que una causa principal de la crisis en la que nos encontramos es el
comportamiento de la banca privada en los últimos decenios.
Su papel tradicional de
intermediaria entre el ahorro y la inversión productiva se ha modificado
sustancialmente. Atraída por las grandes oportunidades de beneficio que
proporciona la ingeniería financiera contemporánea, la banca se ha convertido
en el suministrador principal de fondos para los mercados especulativos y para
ello no ha dudado en utilizar todos los medios a su alcance.
Su continuada y también evidente
vinculación con los paraísos fiscales, con los grandes fraudes fiscales y
contables, con las mayores estafas y con los negocios más sucios de los últimos
tiempos, incluidos los que tienen que ver con el terrorismo, la trata de
personas, el tráfico de armas o de drogas, la destrucción del medio ambiente o
la financiación a todo tipo de dictadores... es una muestra de que los
banqueros de hoy día no tienen prejuicio alguno con tal de ganar dinero.
El privilegio que supone que la
banca pueda crear dinero (y por tanto obtener beneficio y poder) cada vez que
concede un préstamo lo ha utilizado para lograr que se dictaran las normas
legales que le han permitido ampliar este tipo de actividades sin que ni
siquiera se pueda considerar que todo ello es ilegal, aunque transgreda la
ética y repugne socialmente, como señaló el Tribunal Supremo español en una
sentencia relativa al comportamiento de Botín y del Banco de Santander.
Gracias a ello, la banca es cada
vez más rentable y aumenta su control sobre el resto de los negocios, sobre los
medios de comunicación, sobre las universidades y los políticos pero
paralelamente a ello ha ido dirigiendo la financiación hacia actividades menos
productivas, impulsando y sosteniendo el modelo de crecimiento que nutre y
rentabiliza mejor la inversión financiera pero no el que crea más actividad
empresarial y más abundante y mejor empleo. Y así se ha convertido en uno de
los principales factores que causan la creciente inestabilidad financiera y el
escaso rendimiento de las economías que han llegado a su momento culminante con
la crisis que estamos viviendo.
Algo común a todos los países
pero que en España se ha producido aún en mayor medida porque la banca tiene
todavía más poder político como consecuencia del que acumuló durante la dictadura,
que la democracia no ha sabido o querido limitar y que ha utilizado para lograr
que nuestra economía dependa de los banqueros en mayor medida que las de
nuestro alrededor.
Ese poder ha sido el que
igualmente ha utilizado la banca para evitar que los gobiernos tomen cualquier
tipo de medida orientada a controlar el desorden y la especulación financieros
que han provocado la crisis y para hacer, por el contrario, que en lugar de
pedirle cuentas destinen miles de millones de dinero público a lavarle la cara
a sus balances y hacer que salgan de rositas del caos que han originado con su
conducta avariciosa e irresponsable.
La consecuencia, en fin, es que
ahora miles de empresas cierran y despiden a sus trabajadores por falta de
financiación mientras que los banqueros y la gran patronal que no sufre este
problema se dedican a reclamar reformas que solo están orientadas a aumentar
más sus beneficios.
Para disimular esta situación los
banqueros se empeñan en convencer a la gente, con la inestimable complicidad de
autoridades nacionales e internacionales, de que el problema que hay que
resolver está en el mercado de trabajo, en las pensiones o en el gasto público.
Una mentira flagrante porque lo que realmente ha provocado y sigue provocando
la caída de la actividad empresarial y del empleo es la falta de financiación y
este es el principal problema que hay que solucionar para salir de verdad de la
crisis.
Pero teniendo en cuenta que los
bancos privados están descapitalizados, o que dedican los recursos que están
generando para seguir especulando o a ir limpiando sus balances, será imposible
recuperar la financiación simplemente confiando en que vuelva a proporcionarla
la banca privada.
Por eso es imprescindible, y
ahora mucho más urgente que nunca, que los estados dispongan de banca pública
capaz de sustituir la inacción privada a la hora de proporcionar la
financiación sin la cual es imposible que se recupere y mantenga la actividad
económica, los negocios y el empleo.
Pensando simplemente en el caso
español, hay varias fórmulas que son técnicamente viables para lograr este
objetivo, entre las cuales creo que merece especial atención la propuesta que
acaba de realizar ATTAC España a propuesta de su Consejo Científico: la
nacionalización de las cajas de ahorros y la utilización de la red de oficinas
de Correos que hoy día prestan servicios bancarios para crear una confederación
de bancos públicos, de propiedad mixta, una parte mayoritaria procedente del
Estado y otra de impositores, clientes o incluso de instituciones privadas con
vocación de servicio público, y con la misión de garantizar el imprescindible
flujo de crédito a la actividad económica.
ATTAC propone que esta banca
pública se constituyera siguiendo principios de banca ética, renunciando al
afán de lucro, manteniendo la obra social y sujetándose a los principios de la
responsabilidad social, la transparencia y la atención preferente a los
sectores sociales con mayores dificultades para acceder a la financiación
bancaria: medianas y pequeñas empresas, microempresas, familias de baja renta,
jóvenes emprendedores y mujeres. También considera que es imprescindible la
presencia de los poderes públicos y los intereses sociales en sus órganos de
dirección y control pero garantizándose que sean conformes con principios de
estricta democracia, de pluralidad y plena transparencia, y particularmente,
que existan contrapoderes efectivos que eviten la concentración indeseada de
poder o la mera imposición de cuotas partidistas.
La propuesta que ATTAC España ha
presentado al gobierno y a todos los grupos parlamentarios establece que la
banca pública así creada asumirá como horizonte a medio y largo plazo su
progresiva renuncia al sistema de reserva fraccionaria para introducir y tratar
de generalizar sistemas de financiación innovadores que no provoquen los
problemas de inestabilidad e incremento artificial de deuda que están asociados
al privilegio de creación de dinero por esa vía del que goza la banca privada.
Y que en todo caso, esta banca pública dedicada al crédito en la economía
productiva tendría limitada y controlada la actividad puramente financiera que
llevan a cabo la mayor parte de las actuales cajas de ahorro, y completamente
prohibida la utilización de filiales y sociedades extraterritoriales
domiciliadas en centros financieros offshore, conocidos como notorios paraísos
fiscales.
Como he señalado más arriba,
disponer de banca pública es hay imprescindible y urgente a corto plazo para
restablecer la financiación y salir de la crisis pero además de ello es el único
instrumento con el que se puede hacer posible el cambio de modelo productivo
que pretende el partido socialista y el gobierno. ¿Cómo va a financiarse un
nuevo tipo de actividad económica sostenible, innovadora, generadora de empleo
decente y de calidad, igualitaria, respetuosa con el medio ambiente... si la
banca privada que podría hacerlo orienta los recursos que maneja hacia la
ganancia rápida que nunca podrá obtener creando riqueza productiva sino
especulando y jugando solo con papel en los mercados financieros?
Por ello, ATTAC propone que la
nueva banca pública estaría destinada preferentemente a financiar la puesta en
marcha de un nuevo modelo productivo basado en el desarrollo regional entendido
como el que fomenta la generación y uso sostenible de recursos endógenos, el
sostenimiento de los servicios públicos esenciales como la enseñanza y la
salud, la puesta en marcha de las políticas sociales y de igualdad, y en
particular las de apoyo a los servicios de dependencia, la potenciación del
emprendizaje y del capital-riesgo, el desarrollo de nuevos tipos de actividades
o sectores profesionales y empresariales, la I+D+i pública y privada, la
actividad de las pequeñas y medianas empresas, el microcrédito o el incremento
de la productividad en el sector público, por citar los que se podrían
considerar más importantes y prioritarios.
En lugar de hacer frente a los
problemas de financiación que atascan a nuestras empresas y consumidores, los
poderes financieros, el Banco de España y el Fondo Monetario Internacional solo
piensan en empoderar aún más a los banqueros y en darle nuevos privilegios y
recursos sin hacer absolutamente nada para que vuelvan a disponer del crédito
que necesitan. Solo van buscando la privatización progresiva de las cajas de
ahorros para que los bancos privados se vayan haciendo paulatinamente con ellas
y con el segmento de mercado que ocupan. Simplemente se disponen una vez más a
robarnos la cartera delante de nuestra propia cara. Eso será lo que ocurra si
los ciudadanos no lo impedimos, si los partidos progresistas y los sindicatos
siguen narcotizados en brazos de Morfeo y no ayudan a que los ciudadanos sigan
disfrutando de lo que es suyo y de los derechos personales y sociales que les
corresponden.
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