Por Alicia Crespo
Expansión,
24/11/2015.
La última crisis financiera asestó un duro golpe a la
confianza de la sociedad en la banca. En la mayoría de países, las entidades
han logrado recuperar la reputación perdida. Pero en otros, la herida aún está
abierta. Ese es el caso de España e Irlanda, donde la confianza de los clientes
en los bancos no solo se sigue deteriorando sino que ya es la más baja de todo
el planeta.
Así lo constata la Junta Europea de Riesgo Sistémico (ESRB,
por sus siglas en inglés), que en su último informe se hace eco de una encuesta
realizada a 33.000 clientes bancarios de 27 países diferentes. La confianza de
los clientes bancarios en España se ha desplomado quince puntos porcentuales en
cinco años, al pasar del 31% de 2009 al 16% de 2014, lo que supone el nivel más
bajo del mundo, junto al de Irlanda (15%).
La respuesta de los clientes españoles a si confían en que
los bancos «hagan lo que está bien» pone de manifiesto que tienen fresca en la
memoria la venta inadecuada de participaciones preferentes a ahorradores sin
formación financiera, así como los conflictos con los bancos que aún se dirimen
en los tribunales, como las cláusulas suelo de las hipotecas o la salida a
Bolsa de Bankia.
El presidente de la patronal bancaria (AEB), José María
Roldán, ya aseguró en su primera intervención tras asumir el cargo que iba a
trabajar para recuperar la reputación perdida de la banca española y pidió que
no se generalizara a la hora de juzgar la actuación de los bancos, al tiempo
que solicitó que la crítica, siempre necesaria, se abordara desde el rigor y la
prudencia.
"En un negocio como el bancario, basado en la
confianza, hay que explicar el papel que han tenido los bancos en la crisis.
Los bancos españoles internacionales han sido elementos estabilizadores y no le
damos a este hecho el valor que se merece", añadió, en una intervención de
2014. "Sólo con pedagogía paciente se recuperará un lugar en la opinión
pública que sea justo".
La Junta Europea de Riesgo Sistémico afirma en su informe de
junio de 2015 que los comportamientos irresponsables en las crisis son los que
tienen mayor impacto negativo en la confianza de los consumidores, así como los
casos de prácticas inmorales o los fallos a la hora de garantizar la seguridad
de los datos de los clientes.
Este organismo independiente de la UE -cuyo objetivo es
evitar perturbaciones financieras generalizadas- recalca que un caso de mala
conducta en una entidad puede socavar rápidamente la confianza del público en
el conjunto de la banca. La mala conducta, precisa, se asocia con el
incumplimiento de las leyes, ya sea de forma deliberada o inintencionada, la
ética, la gobernanza interna y los controles.
"Es difícil para las personas ajenas al sector
diferenciar entre los bancos que se comportan bien y los que se comportan
mal", constata. No obstante, apunta a que la mala conducta no es la única
razón que explica un deterioro de la confianza entre la banca y sus clientes,
sino que el rendimiento de los ahorros y las comisiones cobradas son igual o
más importantes para los consumidores que la ética de las compañías.
En cualquier caso, enfatiza, la falta de confianza puede
contribuir al pánico y a una retirada masiva de fondos. Para evitar estos
riesgos, la Junta propone al Banco Central Europeo (BCE) como supervisor único
de la eurozona que requiera que se fortalezca la gobernanza interna cuando lo
considere necesario o aplique recargos de capital para cubrir los riesgos de
mala conducta de los bancos bajo su vigilancia.
También apuesta por incluir los riesgos de mala conducta en
los test de estrés, postura que comparten tanto la Autoridad Bancaria Europea
(EBA, por sus siglas en inglés) como el Mecanismo Único de Supervisión (MUS)
del BCE, que desarrollan la metodología del examen al que someterán a unas 50
entidades de la eurozona en 2016. De hecho, la EBA también aconseja al MUS que
mande inspectores de incógnito a las oficinas bancarias para evitar que se
repitan errores del pasado.
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