Por Ignacio Fariza
El País, 15/11/2015.
Europa cruzó el Rubicón de la crisis, pese a las cicatrices
y desafíos por delante, hace más de dos años. Los peores meses, aquellos en los
que se desayunaba un día sí y otro también con la quiebra de una gran entidad
financiera, una aseguradora o una inmobiliaria, suenan ya lejanos. Y, sin
embargo, el reguero de despidos en el sector bancario de la eurozona, lejos de
secarse, se ha avivado en los últimos meses. Con unos márgenes cada vez más
estrechos y un modelo de negocio entre interrogantes, la banca europea ha
optado inequívocamente por salir del callejón reestructurando sus plantillas.
Los años dorados de la todopoderosa banca europea parecen
haber quedado atrás. El golpe no es letal, pero sí suficiente como para
obligarles a replantearse su actividad en muchas divisiones, sobre todo en
banca de inversión. Y en este replanteamiento general, los despidos juegan un
rol fundamental: suponen el 60% de los costes totales de la industria. En lo
que va de año, seis gigantes —HSBC, Deutsche Bank, Barclays, Unicredit, RBS y
Standard Chartered— han anunciado 145.000 despidos repartidos por prácticamente
todas sus divisiones. Si se tienen en cuenta el resto de bancos del sector, la
cifra aumenta hasta los 173.000 en 11 meses, por encima de los 74.000 despidos
registrados el año pasado.
¿Qué hay detrás de estos fuertes recortes? La media docena
de analistas consultados coinciden en tres causas: el entorno de tipos bajos,
que penaliza el negocio clásico de la banca —la concesión de crédito—; las
duras exigencias de capital de Basilea III, que tratan de purgar los excesos
que llevaron a la Gran Recesión y la menor necesidad de personal por el cierre
de sucursales físicas.
Entre 2008 y 2014, el número de empleados de entidades de
crédito se redujo un 25%, al pasar de 278.000 empleados en el año en el que
estalló la crisis financiera a los 208.000 del año pasado, según los datos del
Banco de España. A diferencia de lo ocurrido en el resto de Europa, esta
tendencia se ha frenado en los últimos meses: en lo que va de año y entre los
grandes bancos nacionales solo CaixaBank ha anunciado despidos.
Sin embargo, la estabilización no es definitiva. “Parte del
proceso de racionalización ya está hecho, pero el foco sigue puesto en la
reducción de costes y el personal seguirá siento una de las principales áreas”,
apunta Jesús Martínez, de la agencia estadounidense de calificación de riesgos
S&P.
“La necesidad de capital lleva a desprenderse de los activos
menos rentables o los que más consumen”, apunta Jesús Martínez, responsable de
rating del sector financiero en S&P. “Por una cuestión del ciclo económico,
los bancos estadounidenses emprendieron antes este proceso de reestructuración
y a los europeos les toca ahora”, asevera. La perspectiva de evolución de los
tipos de interés sustenta su teoría: mientras EE UU se prepara para la primera
subida en casi una década, un hecho que debería relanzar a la gran banca
americana, el Banco Central Europeo (BCE) no encarecerá el dinero hasta que los
fantasmas de la deflación y del estancamiento hayan desaparecido. Algo, por
ahora, lejano.
Gregorio Gil de Rozas, responsable de previsión social de la
consultora de recursos humanos Towers Watson, tiene contacto directo con varias
entidades financieras y constata la “preocupación” imperante en un sector que
no termina de dar con la tecla de su nuevo modelo de negocio. “No lo tienen
claro, pero están seguros de que lo que tienen no les sirve y de que necesitan
perfiles de trabajadores digitales, desde expertos en sistemas informáticos
hasta community managers”.
“El problema de fondo es que la banca europea no está
logrando rentabilidades suficientes”, añade por teléfono Manuel Romera,
director del sector financiero de la escuela de negocios IE. “Dado que el
personal es su mayor partida de gasto, no es extraño que los recortes empiecen
por ahí”, expone.
Endurecimiento
“excesivo”
“2015 debería haber sido un año bueno en Europa, pero la
tendencia es la que es: con los tipos por los suelos y los requisitos de
capital, el mismo negocio que antes era rentable ahora no lo es”, añade Javier
Santoma, profesor de dirección financiera de IESE, que también alude al efecto
arrastre. “Es más fácil explicar los despidos a los sindicatos cuando tu
competencia también está despidiendo”. Ambos profesores no dudan en tildar de
“excesivo” el endurecimiento de la regulación.
No lo ve igual, Oliver Roethig, de UNI Europa, una
confederación de sindicatos del sector, que quita hierro a la cuestión
regulatoria —“ahí no está el problema”— y tacha de “simplistas” las soluciones
aportadas hasta ahora por las cúpulas directivas. “Se escudan en los problemas
de su negocio para echar trabajadores, pero la solución pasa por volver a los
orígenes: deben poner a sus clientes en primer lugar”, subraya. “La banca era
rentable, el problema ha sido la especulación”, sentencia.
Al entorno adverso hay que sumar dos hechos: las
dificultades de los emergentes, donde las entidades europeas y, muy
especialmente, las británicas tienen importantes intereses, y un entorno de
desconfianza generalizada en la UE, cuyo mayor síntoma es el dinero aparcado
por las entidades en el BCE, en máximos de casi dos años. Pocos se atreven a
vaticinar el futuro de un sector tan impredecible, pero casi todos tienen claro
que el control de costes, leitmotivúltimo de los despidos, ha llegado para
quedarse. “Será un proceso largo. Las reestructuraciones de plantilla no
terminarán este año”, zanja Romera.
Disponible en:
http://economia.elpais.com/economia/2015/11/14/actualidad/1447532398_163643.html
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