Expansión, 20/03/2016
Madrid, 20 mar (EFECOM).- El director general del Banco de
Pagos Internacionales (BPI), Jaime Caruana, cree que las entidades financieras
aún no han recuperado la confianza del público y de los mercados, y deben
esforzarse para convencer de que efectivamente limitarán en el futuro sus
prácticas de riesgo.
En una entrevista recogida en el último número de la revista
"Valores" que edita KPMG, Caruana advierte de que pese a la entrada
en vigor de la Unión Bancaria, muchos bancos, en la práctica, asignan riesgo
cero a su cartera de deuda soberana, algo que va en contra de la regulación de
Basilea, que pretende fortalecer la solvencia del sistema bancario.
El que fuera gobernador del Banco de España entre 2000 y
2006 hace balance del primer año del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), que
ha permitido identificar los problemas individuales de cada entidad y ha hecho
que éstas apliquen mayor disciplina a su planificación de capital.
En general, los bancos han avanzado mucho en el proceso de
ajustar su capital, y todo ello "sin que se perciba demasiado impacto
macroeconómico adverso en el corto plazo".
Caruana se ha referido también a las medidas extraordinarias
de liquidez y la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), que en su
opinión "si tras más de seis años estas políticas no han conseguido
reencauzar el crecimiento y la inflación, cabe pensar que hacen falta reformas
de carácter más estructural".
Por lo que respecta a la ralentización del crecimiento de
algunas economías de países emergentes y su efecto en las de los países más
desarrollados, Caruana cree que "se dejará sentir" pero no de manera
muy significativa, ya que la economía global está ahora "en mejor
condición que hace unos años para hacer frente a un menor crecimiento en las
emergentes".
Y además, añade, la situación es muy distinta en cada área,
ya que aunque se prevén "contracciones significativas en algunos de ellos,
como Brasil y Rusia", en general "la situación es razonablemente
buena".
Lo pertinente es encontrar las causas de esta
desaceleración, que en algunos casos se deben a "un boom crediticio de
difícil digestión", originado por el elevado precio de las materias
primas, los grandes flujos de capital y el rápido crecimiento del crédito.
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