Por Daniel Roland
El periódico.com,
23/07/2016.
La banca española no tiene en términos generales un problema
de solvencia gracias al esfuerzo hecho por las entidades sanas y a los 61.495
millones en ayudas aportados por los contribuyentes para rescatar a las
quebradas. Pero aunque su situación dista de ser tan mala como en los peores
momentos de la crisis, tampoco es ni mucho menos ideal. Al igual que la
europea, sufre graves carencias en su rentabilidad. Y en contra de lo que
pudiera parecer, ello no solo perjudica a sus accionistas sino también al
conjunto de la economía y por tanto de la sociedad.
El problema es que las entidades llevan años obteniendo una
rentabilidad en relación con su capital (ROE, un indicador del retorno que
ofrecen a los accionistas) inferior al coste que les supone hacerse con ese
capital (COE, el retorno que un inversor exige para invertir en una empresa) y
la brecha no para de crecer. Sus propietarios salen lógicamente perjudicados:
el mercado estima que no es interesante invertir en bancos y por eso su valor
en bolsa está hundido. Pero también es malo para la economía: las entidades
deben guardar una cierta cantidad de capital por cada crédito que dan para
protegerse de posibles impagos. Si les resulta más caro conseguir ese capital,
lo normal es que concedan menos préstamos y con intereses más altos.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi,
admitió este jueves que está preocupado por ello: "Los precios de las
acciones de los bancos son significativos para las autoridades porque si caen
de la forma en que lo han hecho, se podría asumir, si van a seguir así, que el
coste de capital se incrementará y por tanto el retorno del crédito se
reduciría, lo que sugeriría por parte de los bancos un comportamiento más
conservador en los préstamos. Por eso nos importan los precios de las acciones
de los bancos en relación con la transmisión de nuestra política
monetaria". Es decir, que al BCE le preocupa que la baja rentabilidad de
los bancos perjudique sus medidas extraordinarias (tipos al 0% y liquidez
ilimitada y barata) para reactivar la financiación a empresas y familias.
SUSPENSO ESPAÑOL Y EUROPEO
El coste de capital es difícil de calcular, como apuntaba
este viernes el consejero delegado de Bankia, José Sevilla ("Nadie sabe
cuál es"). Un informe de CaixaBank Research del pasado 8 de julio indicaba
que, para la banca europea, se situó en el 9,7% en el 2015 y en el 10% de media
entre el 2000 y el año pasado. La mayoría de los analistas, añadía, lo estima
alrededor del 10% a largo plazo. El BCE lo calculaba el año pasado entre el 8%
y el 10%, pero las turbulencias del mercado lo elevaron al en torno del 10% en
el primer trimestre, según 'Bloomberg'. Los expertos han vuelto a subir sus
estimaciones en las últimas semanas por el 'brexit' y el banco estadounidense
Citi calculaba este miércoles que para los bancos cotizados españoles está
entre el 9,5% y el 13% ("No lo compartimos", critica el director
financiero de una entidad).
Frente a ello, el estudio de CaixaBank apuntaba que la
rentabilidad de las entidades europeas, superior al 15% antes de la crisis, se
situó en el 5% de media en el 2015, casi el doble que en el 2014 (2,7%) pero
muy lejos del promedio desde el 2000 al año pasado (10,1%). Por su parte, el
gobernador del Banco de España, Luis María Linde, destacaba esta semana que la
de los bancos españoles se redujo del 6,9% en el 2014 al 5,6% en el 2015 (del
5% al 4,4% si se tienen en cuentas solo sus negocios en España).
Los datos del primer trimestre también son desalentadores.
Como se ve en el gráfico, el único banco español que obtiene una rentabilidad
claramente superior al coste de capital quitando el caso puntual de Unicaja (se
debe a unos ingresos extraordinarios en el primer trimestre; al cierre del año
pasado su ROE era del 6,7%) es Bankinter. Citi estima su COE en el 9,5% (si
bien en el banco lo calculan entre el 8,5% y el 9%) y es el único cuya
cotización en bolsa es superior a su valor contable teórico según su balance.
Es decir, que los inversores le ven buenas perspectivas, no como al resto. Y el
futuro no pinta bien: Standard & Poor's estima una rentabilidad media en
Europa del 5,5% este año y Bank of America Merrill Lynch calculaba esta semana
esa misma tasa para el negocio español de forma "estructural".
CAUSAS Y SOLUCIONES
¿Pero a qué se debe que la rentabilidad esté por los suelos?
"A unos tipos de interés muy reducidos e incluso negativos, que llegan a
suponer un coste para los bancos por tener exceso de liquidez; a la presión
regulatoria que exige más capital que es caro de captar; y al elevado volumen
de activos improductivos, morosos y adjudicados, que no generan ingresos pero
sí costes", explica Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de
Valencia y director adjunto del IVIE. "Es sorprendente que teniendo ahora
la banca mucho más capital que hace unos pocos años, lo que supone que es un
negocio más seguro, el inversor exige una mayor prima de riesgo", añade.
Con los ingresos hundidos, la palanca casi exclusiva que
activan las entidades para mejorar su rentabilidad es el recorte de costes, y
de ahí las reducciones de plantilla y oficinas anunciadas o en preparación de
Santander, CaixaBank, Popular, Liberbank o Unicaja. Otras entidades, se
reconoce el sector, no tardarán en seguir sus pasos. "No queda más remedio
que reducir costes para ganar eficiencia y eso exige seguir cerrando oficinas y
migrar poco a poco hacia la banca digital para ahorrar costes", argumenta Maudos,
que también estima que "habrá que recurrir a las fusiones para reducir costes",
operaciones que se prevén para el 2017.
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