Por Begoña P. Ramírez
Infolibre.
10/02/2017.
Sólo dos días después de repartir entre sus accionistas
315,5 millones de euros en dividendos, Abanca anuncia que pagará con año y
medio de adelanto el último plazo de los 1.003 millones que le costó
Novacaixagalicia cuando la compró al Estado en 2013. Abonará al Fondo de
Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) 300 millones de euros. Mientras
Abanca, propiedad del banquero venezolano Juan Carlos Escotet, ha obtenido un
total de 1.754 millones de beneficios desde que adquirió el quebrado banco
gallego, el Estado ha dado por perdidos 8.532 millones de los casi 10.800
millones de euros con que lo rescató.
En la nota donde anuncia la operación, Abanca presume de
haber cumplido su compromiso público de “acelerar el pago de las cuotas lo
máximo posible”. La factura de 1.003 millones que debía abonar al FROB se
dividió en plazos hasta 2018. En 2014, nada más firmar la operación, Escotet
pagó 313 millones de euros y otros 90 millones al Fondo de Garantía de
Depósitos –que nutren los bancos con sus aportaciones–. En mayo de 2016 ingresó
300 millones más: la cuota de ese año, el 50% de la de este ejercicio y el 33%
de la de 2018, explica en su comunicado Abanca.
Según la entidad, el pago adelantado al Estado ha sido
posible gracias a que ha aumentado su cuota de mercado y su solvencia, hasta
convertirse “en una de las entidades más sólidas del sector”. Abanca cuenta con
4.541 empleados y una red de 668 oficinas repartidas por España y otros ocho
países. Dice contar con una cuota de mercado en Galicia del 31% en crédito y
del 41% en depósitos.
Ampliación de capital,
costes judiciales, activos tóxicos
Pero para llegar a ese punto, el Estado tuvo antes que
nacionalizar Novacaixagalicia, fruto de la fusión de las dos grandes cajas
gallegas, Caixa Galicia y Caixanova, y comprometer en ella los 10.800 antes
citados. También recibió otros 1.484 millones del Fondo de Garantía de
Depósitos. Un total de 12.279 millones de euros en ampliaciones de capital,
conversión de preferentes en accionistas y garantías que incluyeron la
cobertura de los costes judiciales por la venta de preferentes y las cláusulas
suelo. Además, los activos tóxicos del ladrillo que guardaba Novacaixagalicia
pasaron a la Sareb, el banco malo. En resumen, unos recursos inyectados que el
Estado no recuperará.
En cambio, Abanca Holding Financiero, la sociedad a través
de la cual Juan Carlos Escotet posee el 86,79% de la entidad financiera
gallega, se ha embolsado ya 273,82 millones del dividendo repartido en 2015
–fue también 315,5 millones el total– y otro tanto del correspondiente a 2016:
547,65 millones de euros en dos años, la mitad de lo que ha pagado por el
banco.
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