Por Yago Álvarez
CADTM, 29/11/2017.
La alta exposición de estos bancos a países como Chile, México,
Portugal o Turquía pone en riesgo la economía española y la de esos países,
según avisa la institución que preside Lagarde.
Los fuertes vínculos de las entidades financieras españolas
con el resto del mundo dan lugar a posibles riesgos de contagio
transfronterizo. Esa es a la conclusión principal a la que llega el Fondo
Monetario Internacional (FMI) en un informe publicado sobre el sistema
financiero español.
Las indicaciones y recetas del FMI sobre el sector bancario
y su reestructuración tras la crisis financiera de 2008 y los rescates
bancarios siempre han ido encaminada a promover la concentración bancaria. En
los últimos años hemos visto como el Gobierno, mediante el FROB, ha forzado las
fusiones bancarias como la de Bankia, que ahora sentará a Rodrigo Rato en el
banquillo, u operaciones de rescate para luego ser vendidas a otra entidad
mayor, como el caso del Banco Popular.
Es por ello que ahora resulta extraño que el mismo FMI sea
quien haga saltar la alarma del peligro sistémico del sector bancario español,
sobre todo de dos de las entidades que más beneficiadas han salido de esos
rescates, fusiones y adquisiciones: Banco Santander y BBVA.
Según apunta el estudio, la cuota de activos financieros en
el exterior de los bancos españoles se ha duplicado, llegando casi al 45% del
total de activos financieros en junio de 2016, frente al 25% de junio de 2008,
con un incremento muy significativo de esa exposición a productos en manos de
hogares y pymes. Las mayores exposiciones internacionales por activos
financieros se concentran en el Reino Unido (27%), Estados Unidos (16%), Brasil
(10%), México (9%), Turquía (6%) y Chile (4%).
España tiene una gran exposición en las economías de Reino
Unido, Estados Unidos, Francia y Alemania, pero son relativamente moderadas en
relación con el sistema bancario esos países. Pero el informe resalta que
existe una presencia en países donde el sistema bancario se encuentra en una
situación muy débil, como en Portugal, donde la exposición es de cerca del 14%
de los activos totales del sector bancario en el país. O en Turquía, donde tras
la reciente compra del BBVA, los bancos españoles representan en torno al 12
por ciento de su sector bancario.
Los dos primeros bancos españoles tienen más de la mitad de
sus activos financieros en el extranjero y dependen, en gran medida, de esas
operaciones, según el FMI. En 2015, el 88% de los ingresos antes de impuestos
del Santander proceden de sus operaciones internacionales. Para el BBVA esta
cifra es aún mayor, alcanzando el 89%. La institución que preside Lagarde avisa
que “la alta dependencia de las filiales extranjeras en la generación de
beneficios podría implicar vulnerabilidades significativas si las condiciones
económicas y financieras de los países receptores se deterioraran”.
El informe también apunta que, tanto BBVA como Santander,
tienen una gran exposición a países de Latinoamérica, y advierte del riesgo de
que dos bancos con esa importancia sistémica en la economía española dependan
en gran medida de los beneficios en esos países. BBVA y Santander representan
el 38% del sector bancario mexicano y el 25% del sector de Chile, lo que podría
suponer un grave riesgo, tanto para los países anfitriones en caso de que uno
de los bancos tuviera un problema, como para la economía española en caso de
que una de esas dos economías tuviera un problema y arrastrara el negocio de
esas dos entidades.
Por último, el informe también alerta de la fuerte
interconexión entre las diferentes líneas de negocio mediante los grandes
grupos conglomerados. Los principales bancos españoles operan como grupos
financieros diversificados en seguros, fondos de inversión y pensiones y otros
sectores. Según el FMI, la existencia de estas interrelaciones tan fuertes
podría generar riesgos sistémicos y provocar un efecto dominó provocado por las
pérdidas o tensiones en uno de esos mercados.
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