Por Antonio Maqueda /
Íñigo de Barrón
El País, 08/01/18/2018.
Cinco años después de señalar el agujero de Bankia, el FMI
ha vuelto a examinar a la banca española. El resultado es que las entidades
están mejor preparadas y son más resistentes. Aun así, alerta de su excesiva
dependencia de la liquidez del BCE, su elevada exposición a la deuda pública y
la baja rentabilidad. En opinión del Fondo, la retirada de las inyecciones del
Eurobanco podría aumentar los costes de financiación de las entidades. Además,
advierte de que los bancos necesitan unos 22.000 millones para mejorar la
calidad del capital, según el test cerrado a diciembre de 2016 que incluye al
Popular.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya no señala como
peligrosa a ninguna entidad como hizo en 2012 con Bankia. Sin embargo, en su
informe quinquenal sobre la banca española, el FMI sí que advierte de la
persistencia de riesgos en el sistema financiero. Algunas instituciones siguen
siendo “vulnerables”, concluye, con unas críticas sobre el sistema que no son
nuevas.
El análisis de la institución pone énfasis en la elevada
dependencia que tienen los bancos españoles de la liquidez del BCE. Un 6% de su
financiación procede del Eurobanco, recuerda. En una sola entidad, que no cita,
esta cifra asciende al 17% a cierre de 2016. Aunque reconoce que la
financiación del sector ha mejorado mucho, el FMI tiene dudas sobre la
capacidad de los bancos para conseguir financiación en un contexto de tensiones
en los mercados.
Según el Fondo, la banca aprovechó las inyecciones del BCE
para mejorar su rentabilidad comprando bonos del Gobierno. Es lo que en la
jerga se conoce como carry trade: tomar prestado al 0% para adquirir títulos
que rendían hasta un 3%. Aunque el FMI señala que estas operaciones ahora se
han reducido, sostiene que “en este contexto la sustitución de financiación del
BCE por la del mercado mayorista [siempre más cara] sería perjudicial para la
estabilidad de los bancos españoles”. El organismo incluso añade que “podrían
sufrir tensiones de liquidez si el BCE empieza a recortar el suministro”. No
obstante, fuentes oficiales españolas defienden que Fráncfort sabrá gestionar
esta retirada de apoyos de forma paulatina, lo que aminorará el efecto negativo
para las entidades.
Por otra parte, las exposiciones de la banca a la deuda
pública podrían conducir a pérdidas, subraya el informe. El motivo: las
carteras de bonos perderán valor a medida que suban los tipos. Según el Fondo,
las carteras de Deuda Pública española suponen un talón de Aquiles incluso en
el escenario económico previsto más probable. Así, conmina a las autoridades a
hacer un seguimiento estrecho de este problema.
Fuentes de la Administración matizan que los bancos podrían
aguantar los títulos hasta el vencimiento para no sufrir tantas pérdidas. Otras
fuentes oficiales insisten en que el BCE hará una subida de tipos muy
escalonada, permitiendo que los bancos asuman las pérdidas de forma gradual.
El FMI también destaca que las 14 entidades más importantes
(incluyendo al Popular) dependen con exceso de los instrumentos de capital de
menor calidad como los fondos de comercio y los créditos fiscales diferidos
(deducciones de impuestos futuras por pérdidas del pasado). Estos números rojos
proceden de los malos años de la crisis y su desgravación se puede apuntar como
parte de su capital regulatorio. Según los cálculos del organismo, los bancos
españoles tendrán que elevar en 160 puntos básicos su capital regulatorio para
cumplir con la nueva legislación que entrará en vigor en 2019, denominada CRD
IV en el sector, que exige reemplazar estos instrumentos de peor calidad por
otros con mayor capacidad para absorber pérdidas. Esto supone aumentar su
capital en torno a un 10%, es decir, unos 22.000 millones, según explican
fuentes financieras. Tras absorber BMN, Bankia tiene un alto volumen de
créditos fiscales.
El test de estrés realizado analiza a los bancos sobre tres
escenarios: normalidad económica, estancamiento y dura recesión. En una
situación de dura crisis, “varios bancos” se mostraron incapaces de cumplir con
el requisito de capital mínimo y “unos pocos” suspendieron las exigencias de
capital de mayor calidad. La nota concluye que los resultados fueron
“dispares”.
El Fondo mete presión
a los supervisores financieros
El Banco Central Europeo (BCE) tomó las riendas de la
supervisión bancaria hace más de dos años. Fráncfort y la Autoridad Bancaria
Europea (EBA) se han reforzado en personal y medios para ser las verdaderas
autoridades del sector; ya no pueden alegar que los supervisores locales de
cada país son los responsables de los problemas que todavía arrastran las
entidades.
El test de estrés del FMI de noviembre pasado, y la reciente
quiebra del Banco Popular, han provocado que responsables de organismos
europeos, que piden el anonimato, cuestionen la falta de severidad con la que
los supervisores examinan a los bancos europeos, que todavía arrastran
problemas de hace una década. Las alertas del FMI sobre el sector español deben
ser conocidas en el BCE, máxime porque cuenta con dos altos ejecutivos
procedentes del Banco de España en la cúpula supervisora: Ramón Quintana,
director general del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), y Margarita Delgado,
directora general adjunta del citado organismo, dependiente de Fráncfort.
Pero el problema no es solo español: bancos de otros países,
como Italia, Portugal, Grecia, Chipre, o incluso Alemania, también ofrecen
dudas al mercado. Tras el examen del FMI, los test de estrés que la EBA
iniciará en breve, y publicará en noviembre, están bajo presión y se analizarán
con lupa para comprobar el rigor de los supervisores.
11.000 millones de
déficit
En los escenarios adversos, el déficit de capital asciende a
un 1% del PIB, esto es unos 11.000 millones. El FMI no menciona entidades.
Tampoco da pistas como hizo en 2012. No obstante, cabe recordar que la prueba
se hizo con el cierre de 2016, y que desde entonces han sucedido hechos muy
significativos: la quiebra del Popular que acabó en manos del Santander tras
ampliar capital en 7.000 millones; la absorción de BMN por Bankia; la salida a
Bolsa de Unicaja y los 500 millones que ha captado Liberbank para fortalecerse.
Estas mejoras han provocado que buena parte de las deficiencias encontradas han
sido subsanadas, según fuentes oficiales. “Es una situación superada. Solo el
Santander ya ha recabado 7.000 millones”, afirman.
En cuanto a la rentabilidad, esta permanece por debajo del
coste de capital y algunos bancos muestran menos capacidad para absorber
tensiones adicionales sobre sus márgenes, afirma el FMI. No obstante, los
hombres de negro admiten que la rentabilidad de las entidades españolas ha
evolucionado mejor que la de sus pares europeos y, además, se ve afectada por
tener que provisionar más que sus competidores. En los test de estrés la
rentabilidad caería desde el 0,8% sobre los activos ponderados por riesgo hasta
una horquilla entre un -0,6% y un -0,8% en los escenarios adversos.
Aunque los dos bancos internacionalizados, Santander y BBVA,
logran márgenes mayores que el resto, gracias sobre todo a América Latina,
estas dos entidades presentan una rentabilidad ligeramente por debajo de la de
los bancos considerados globalmente sistémicos, apunta el FMI.
Y por último recuerda que la banca tiene bien provisionados
los créditos, con una ratio del 58%, en línea con la media europea. Sin
embargo, el Fondo alerta de que cinco entidades tiene una de solo el 40%. Una
década después de la crisis financiera, los bancos han mejorado pero aún
arrastran problemas.
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