jueves, 4 de enero de 2018

La banca prevé una caída del crédito en 2018 por décimo año consecutivo



Por Fernando Tadeo
El Economista.es, 03/01/2018

El crédito volverá a caer en 2018. Será el décimo ejercicio consecutivo que el saldo de préstamos a hogares y empresas descenderá, de cumplirse las previsiones de la banca y de los expertos. A pesar de la recuperación de la economía, la financiación aún no ha conseguido repuntar desde que estalló la crisis y las entidades retrasan año tras año las previsiones para que haya un crecimiento en su negocio principal.

Hace unas semanas, el consejero delegado de Bankia ya reconocía públicamente que la actividad crediticia del sector volverá a bajar y que no subirá hasta 2019. José Sevilla, eso sí, vaticinaba que el descenso será moderado. CaixaBank también estima que en el ejercicio que ha comenzado el volumen de préstamos retrocederá de nuevo. Calcula en un 0,5% la merma.

En otros países europeos, el stock de financiación al sector privado experimenta aumentos desde hace tiempo, pero en España el negocio hipotecario, aunque se ha reactivado, aún no permite avances en el segmento hipotecario. Las amortizaciones todavía superan con creces las nuevas operaciones.

Desendeudamiento

La banca considera que la crisis ha servido para sanear la situación financiera de empresas y familias, que estaban sobreendeudadas tras la época del boom y que la situación ahora se ha normalizado. En 2007 la deuda de los hogares y del tejido empresarial suponían un 160% del Producto Interior Bruto (PIB), muy por encima de la media europea. Tras este proceso de limpieza, se ha reducido a un 115%, muy cerca de los niveles del Viejo Continente.

Según los datos publicados este martes por el Banco de España, la deuda de las familias se situaba en noviembre en 711.700 millones, tras decrecer casi un 1% en doce meses. En el caso de las empresas no financieras, el importe alcanzaba los 894.000 millones después de disminuir un leve 0,1% como consecuencia de las menores necesidades de las grandes corporaciones. Éstas, como consecuencia de los tipos bajos y la apertura de los mercados, buscan cada vez más la financiación a través de otras vías, como la emisión de bonos.

Las entidades coinciden en pronosticar que el crédito, una vez, comience su andadura alcista, mantendrá niveles moderados, similares o ligeramente superiores al repunte de la economía. Nada que ver con las significativas alzas de la burbuja inmobiliaria. El Santander estima que la subida será de entre un 3% y un 4%.

En 2016, la caída de los préstamos se situó en casi el 3%. En 2017, según todas las estimaciones, se habría limitado hasta la horquilla del 1,5% y el 2%.

El único segmento que presenta crecimientos en el volumen de saldo es en consumo, por el tirón de las tarjetas. Y, además, desde hace tiempo. Los últimos datos, relativos a cierre del tercer trimestre de 2017, indican un ascenso del volumen del 16,3%, hasta más de 42.000 millones. Eso sí, este impulso está provocando también un repunte de la morosidad en este nicho de actividad.

Equilibrio hipotecario imposible

Las hipotecas, por contra, registran los mayores descensos, superiores al 2%. De hecho, la semana pasada, la Asociación Hipotecaria vaticinó para el año que se ha estrenado nuevas caídas, ya que la nueva producción debería subir un 39,8% para que el stock lograra el equilibrio, una cifra "muy posiblemente inalcanzable".

En los diez primeros meses del ejercicio pasado el ritmo de crecimiento ascendió a cerca del 20%, tres veces superior al de 2016, pero aún insuficiente para superar las amortizaciones.

A pesar del incremento en la comercialización de viviendas, el número de créditos de este tipo apenas es un tercio de los que se llegaron en la época del boom. Y el importe medio de cada contrato es muy inferior.

El informe de la AHE sostiene que la actividad promotora "seguirá creciendo" y que el crédito acompañará al creciente número de licencias, que podría dar lugar a las 100.000 viviendas iniciadas en 2018, con una importante mejora sobre el año 2017, aunque todavía lejos del ritmo estimado de necesidad de nueva vivienda, que se sitúa en el entorno de las 125.000/150.000.

Esta mejoría viene acompañada de una caída en el coste de la financiación, con un euribor en tasas negativas históricas. Este indicador cerró el año pasado en un -0,19%, lo que abarata la mayor parte de los préstamos para la compra de un piso. Y lleva ya casi dos ejercicios enteros en niveles por debajo de cero.

Disponible en:

No hay comentarios:

Publicar un comentario