Por Vicente Clavero
Público.es, 14/12/
2018.
Desde los bancos y sus aledaños nos han intentado vender la
idea de que el costoso rescate financiero fue para evitar que la quiebra de las
cajas de ahorros se llevara por delante todo el sistema. Pero eso, con ser
verdad, no es toda la verdad. El rescate financiero (del ya nunca podrán
recuperarse al menos 66.000 millones, según los últimos cálculos oficiales)
sirvió también para engordar a la gran banca, que ahora es todavía más grande
gracias al dinero de los contribuyentes.
Hay varios ejemplos que sostienen esta afirmación; pero
probablemente baste con citar dos: la absorción de la CAM por el Sabadell y la
de Unnim (fruto de la fusión de varias cajas catalanas) por el BBVA. Ambas se
realizaron por las mismas fechas, entre 2011 y 2012, y estuvieron cubiertas por
sendos esquemas de protección de activos (EPA), una especie de seguro con cargo
al FROB, organismo que se nutre a su vez de fondos públicos.
Pues bien, las carteras protegidas de la CAM y de Unnim, una
vez liquidadas, han arrojado pérdidas que superan los 15.000 millones de euros
y una buena parte de ellos vamos a tener que pagarlos entre todos. El resto
correrá por cuenta del Sabadell y del BBVA, pues no en vano son los principales
beneficiarios de unas operaciones que les han permitido crecer mucho y en poco
tiempo, al haberse hecho también con el negocio sano de las cajas afectadas.
La CAM no ha sido la única adquisición de Sabadell desde
2011: también se quedó con el Banco Gallego, con la actividad del Banco Mare
Nostrum (BMN) en Cataluña y Aragón, así como con otros activos dentro y fuera
de España. Pero todo suma. Tras esas
compras, su beneficio pasó de 235 a 805 millones de euros y su valor en Bolsa,
de 4.000 a 9.000 millones Hoy es el quinto banco de España, sólo por detrás de
Santander, BBVA, Caixabank y Bankia.
Unnim tampoco fue el único resto del naufragio de las cajas
de ahorros que se adjudicó BBVA: en 2014 compró Catalunya Banc por 1.200
millones, después de que el Estado se gastara diez veces más en sanear la
antigua Catalunya Caixa. Estas dos operaciones contribuyeron a que BBVA ganara
más de 2.000 millones de euros en 2017, frente a los 969 de 2011, y a que su
precio de mercado creciera casi un 50% (de 32.700 a 47.400 millones).
Movimientos como los mencionados han servido para salir del
mal paso de la crisis financiera, sí; pero también han hecho realidad un viejo
sueño de la banca: quitarse de en medio un duro competidor como las cajas de
ahorros por el expeditivo procedimiento de comérselas. Y con una clara ventaja
adicional: que la factura del festín la pagamos nosotros.
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