Por Aldo Mas
El diario.es, 28/12/2018.
Deutsche Bank es un “banco malo”. Así lo entiende el
periodista Dirk Laabs (Hamburgo, 1973). Él es el autor del libro sobre Deutsche
Bank que lleva justo ese título: Bad
Bank (Ed. DVA, 2018). El volumen cuenta “el auge y la caída” del gran banco
alemán. Diez años después de la última gran crisis financiera global, Deutsche
Bank acusa grandes problemas, económicos y de imagen. El libro de Laabs es una
buena prueba de ello.
“Últimamente, en el mundo de las financias casi siempre que
ha habido escándalos, ahí estaba vinculado Deutsche Bank. Esto tiene que ver
con lo mal dirigido y lo mal controlado que está el banco”, dice Laabs a eldiario.es. La marca Deutsche Bank, por
mucho que el banco sea considerado uno de los grandes actores del capitalismo
alemán, atraviesa días aciagos. No en vano, en bolsa se pagan actualmente unos
6,75 euros por cada acción del banco germano. Hace cinco años, el valor era de
34,4 euros. Y antes de la crisis, en mayo de 2007, se pagaban 116,65 euros por
cada título.
La llegada a la dirección de Deutsche Bank de Christian
Sewing en el segundo trimestre del año no es para Laabs sinónimo de mejoría. La
operación policial del pasado mes de noviembre en la sede central del banco en
Fráncfort (oeste germano), relacionada con un presunto caso de blanqueo de
capitales, es precisamente un problema de gran significado para Sewing.
Con él, “se decía aquello de que el banco trabajaba mejor,
que las cosas habían cambiado, pero ahora eso podría no ser cierto”, sostiene
Laabs.
¿Por qué dice usted
que Deutsche Bank es un 'Bad Bank', un “banco malo”, tal y como se lee en la
portada de su libro?
Porque este banco ha estado muy mal gestionado. Los
mecanismos de control internos del banco no han funcionado. Siempre, en el
banco, la prioridad fue generar beneficios pero sin preocuparse de las
pérdidas. No hubo mecanismos de control adecuados. Esta situación se prolongó
durante años. Además, el banco ha estado haciendo las contrataciones que no
necesitaba. Se han equivocado mucho en la contratación y en otorgar poder a
determinadas personas. Sólo así se entiende que el banco haya quedado fuera de
control.
El banco ha tenido cuatro 'CEOs' desde 2012.Christian Sewing
llegó el pasado mes de abril a la dirección de Deutsche Bank, por la que han
pasado en los últimos seis años Josef Ackermann, Anshu Jain, Jürgen Fitschen y
John Cyran.
Todos los problemas del banco radican en los días anteriores
y posteriores a la crisis de 2008. Entonces era Ackermann el responsable. Él
estuvo una década al frente del banco y tomó las decisiones equivocadas. Hasta
2015, los CEO que llegaron a la dirección pagaron las consecuencias de esa
gestión. Llegó incluso el momento en que nada encajaba en el banco. Para
empezar, la logística: el banco ha tenido grandes problemas en los sistemas
informáticos con los que funciona. Partes del banco no fueron modernizadas. Las
cuentas dejaron de cuadrarse. Con todo eso han tenido que cargar los
responsables del banco que llegaron después de Ackermann. Al final, en un
saneamiento prolongado como el que ha necesitado el banco, las cosas empeoran.
En casos así, escasean el dinero y los recursos para mejorar. Y la marca del
banco sufre.
Situaciones como
la reciente redada en las oficinas de
Deutsche Bank en Fráncfort por operaciones vinculadas con los Papeles de Panamá
no favorecen a su imagen.
Últimamente, en el mundo de las financias, casi siempre que
ha habido escándalos, ahí estaba vinculado Deutsche Bank. Esto tiene que ver
con lo mal dirigido y lo mal controlado que estaba el banco. El problema con la
última investigación, la que llevó a la redada de hace unos días, es que se
trata de un caso actual. La fiscalía ha indicado que la evasión fiscal en
cuestión podría haber tenido lugar este año. Estamos, por tanto, hablando de un
caso que afecta a la nueva dirección, a Christian Sewing. Con él se decía
aquello de que el banco trabajaba mejor, que las cosas habían cambiado. Pero
ahora eso podría no ser cierto. Es un duro golpe para el banco.
¿Cómo de duro?
Ahora mismo cabe preguntarse si este banco puede reformarse
de verdad. Ese es el problema. Uno lee cómo trata a Deutsche Bank la prensa
internacional especializada en el sector financiero y observa algo muy poco
común, como que el conservador diario británico
Financial Times se esté mostrando muy crítico con el banco.
Se suele señalar
también con tono crítico que el banco sea 'too big fail', “demasiado grande
para caer en bancarrota”.
Sí, es demasiado grande. Pero también está demasiado
interconectado. La crisis de 2008 demostró que no sólo hay peligrosidad en el
tamaño de los bancos, sino también en la interconexión de sus servicios. En lo
que respecta al tamaño, Deutsche Bank se ha encogido tanto que ya no es un
banco comparable con los grandes bancos estadounidenses o chinos. Aún así, un
banco de estas características no se dejará caer en bancarrota. Eso no va a
pasar. El Gobierno alemán no permitiría que eso pase.
Un escenario en el que Deutsche Bank caiga está descartado.
Entre otras cosas, porque estos bancos son tan complejos que nadie puede ver
las implicaciones de una eventual bancarrota. Lehman Brothers, por ejemplo,
sigue siendo desmantelado [pese a que se declaró en bancarrota en 2008]. Diez
años después, se sigue mirando quién tiene qué parte del negocio de ese banco.
Así de complicado es. De pasar lo mismo con Deutsche Bank que con Lehman
Brothers, el trabajo de desmantelamiento sería mucho más complicado.
Se hablaba hace un
par de meses de la posibilidad de
fusionar Deutsche Bank con Commerzbank, el tercer banco privado más
grande de Alemania. ¿Qué piensa usted de esa idea?
Creo que es una muy mala idea. Se desea que el banco no sea
adquirido por otro actor del mercado más fuerte. Los expertos dicen que el
banco necesita un titular, una noticia, para cambiar la dinámica en la que ha
entrado. Hablar de una fusión podría ser algo que haga cambiar la historia del
banco. Dado que el banco ya no puede reformarse por sí mismo, por su
complejidad, la idea es reformarlo a través de una fusión. Pero eso ha
funcionado muy raras veces. De hacerse la fusión, ésta no será una solución a corto
plazo.
¿Qué piensa usted del
argumento que utilizan algunos para justificar una operación así según el cual
Europa necesita un gran banco para hacer frente a otros grandes actores
internacionales?
Se dice eso para evitar que se recurra a los bancos estadounidenses
o suizos. También se dice que, ahora, con el 'brexit', necesitamos en Europa un
gran actor internacional como Barclays en el Reino Unido. Yo soy escéptico con
la fusión. Cuando uno mira la historia del banco, Deutsche Bank siempre ha priorizado
sus intereses, nunca los de los clientes. Esto último lo ha hecho en muy raras
ocasiones. Pero yo entiendo que los haya que no quieran plantearse una
adquisición por parte de otro banco extranjero. Ocurre que el negocio bancario
tiene mucho que ver con información privilegiada. Es muy delicado dejar algo
así en manos extranjeras.
Uno de los problemas
del banco que usted señala son los problemas de Deutsche Bank a la hora de
entrar en el negocio bancario donde se usan las nuevas tecnologías.
Estos grandes bancos están en peligro. Se tendría que haber
aprovechado la oportunidad de cerrar los grandes bancos en los días de la
crisis. Hacía falta más coraje. Lo que ha pasado es justo lo contrario. Los
bancos se han hecho más grandes aún. Y esto significa que los estados pueden
ser chantajeables. En la Unión Europea se han hecho muchos esfuerzos, pero los
bancos que actúan globalmente deberían someterse a controles globales, y eso no
ocurre. Es un problema enorme.
Ocurre lo mismo con los grandes negocios con actores que
funcionan como cárteles económicos. Por ejemplo, Facebook o Google funcionan
como cárteles, pero nadie hace nada contra ellos porque su influencia es
demasiado grande. Para los bancos, se da la circunstancia de que el 99% de su
negocio es irrelevante para la población. Ya está visto que la actividad
bancaria no sirve a la economía en sí, sino a ámbitos económicos paralelos.
Para Deutsche Bank,
¿cree usted que está claro el modelo de negocio?
Esa pregunta me la hago todos los días. El problema para
Deutsche Bank es que el banco sólo hace dinero de verdad con el negocio de
banca de inversión. Y esa parte de su negocio es la que ha acarreado tantos
problemas. Es el sector en el que se están produciendo los despidos y donde se
está encogiendo el negocio. Paralelamente, el banco necesita ese sector. La
banca minorista no funciona.
¿Cuál es el mayor
problema que tiene Deutsche Bank?
El banco es increíblemente caro. Los costes de este banco
son enormes y no se pueden bajar. Ese es el mayor lastre de la empresa. Cuando
una empresa, para registrar beneficios, tiene que ganar primero 27.000 millones
de euros anuales, hacer negocio es muy difícil.
¿Y qué piensa usted
de la acusación según la cual Deutsche Bank es un banco que está
infracapitalizado? Esto se le reprochaba al banco no hace tanto.
En el banco, la infracapitalización es algo crónico. Y ese
fue uno de los motivos de la crisis de 2008. Cuando venga otra crisis, hará
falta capital de verdad, me refiero a liquidez y no productos derivados financieros.
De ocurrir de nuevo una crisis, puede que se reproduzcan los problemas de la
crisis de 2008 en Deutsche Bank.
En la bolsa, cuando
uno compara el precio de las acciones de Deutsche Bank con empresas globales
como la estadounidense Apple, la diferencia es enorme. Las acciones de Deutsche
Bank han perdido mucho valor en los últimos años.
El negocio de la banca sigue teniendo sentido. Tiene sentido
pensar en una empresa que pueda organizar el dinero de la gente. Pero para que
funcione necesita buena reputación. Y en el caso de Deutsche Bank, esa
reputación está destruida. En el mercado de valores, lo que se observa es que
no se confía en el banco, pese a que Deutsche Bank siempre ha dicho que, en sus
cuentas, todo está en orden.
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