Por Eva Contreras
El Economista.es,
26/08/2015.
Seis de cada diez euros en
depósitos o cuentas a la vista de hogares y empresas se encuentran administradas
por las mayores entidades (Santander, BBVA, Caixabank, Popular, Sabadell,
Bankia y Bankinter). Los seis grupos han arrebatado una cuarta parte de la
tarta de este negocio al resto de rivales durante la crisis, frente al 41,26%
que aglutinaban en 2008.
El dinero se acumula por efecto
de múltiples factores, siendo determinante la concentración del sector. Por un
lado, y salvo Bankinter, todas han sumado entidades, empezando por Bankia,
nacida en 2011 de la fusión de cinco cajas de ahorros lideradas por Caja
Madrid.
Desde 2008, Caixabank, que acaba
de cerrar la adquisición de Barclays, ha incorporado Cívica, Banco de Valencia
y Bankpyme; BBVA se adjudicó Unnim y CatalunyaCaixa, y hasta el Popular sumó al
Pastor y activos de Citi; mientras el Santander se desmarca de crecer con
compras en España, pero integró filiales -Banesto y Banif-.
La reestructuración de las cajas
de ahorros y la desconfianza entre la ciudadanía que causó la intervención de
algunas ha favorecido igualmente la huida de recursos hacia las entidades con
una imagen superior de fortaleza -fenómeno bautizado como fly to quality-.
A pesar de que el negocio se
acumula en menos manos y han saltado algunas alertas sobre riesgo de
oligopolios que dificulten la necesaria competencia en favor del cliente, el
grado de concentración se sitúa en el promedio europeo.
Según datos del Banco Central
Europeo (BCE), las cinco mayores entidades copan el 58,3% de los activos
totales del sistema financiero -eran el 40,4% en el 2008-, inferior a Portugal
o Finlandia. La profunda reconversión ha propiciado, sin embargo, que el
negocio de los grandes sea ya superior al existente en Francia y se distancie
de la dispersión de Reino Unido o Alemania. Incluso Irlanda, cuya banca ha
sufrido la crisis en primer línea, hay más fragmentación, mientras que en
Grecia casi ha desaparecido, según datos del BCE.
Concentración en la UE
El vertiginoso crecimiento de la
tarta de depósitos en manos de los grandes se modera en el último año,
coincidiendo con el cambio de estrategias. Sin problemas de liquidez, los
depósitos han perdido fuelle con la caída a plomo de su remuneración,
favoreciendo la migración del dinero a cuentas a la vista y productos de
mayores expectativas de obtener rentabilidades, como los fondos de inversión -el
patrimonio captado por ambos productos crece un 27% en el último año-.
La batalla se libra en otorgar
crédito y atraer clientes solventes, a los que vincular y contratar productos
generadores de comisiones. El drástico abaratamiento de los precios por esta
lid es precisamente el argumento de la banca para descartar de plano riesgos de
oligopolio.
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