Por Ignacio Ramonet
Le Monde Diplomatique,
04/11/2012.
A aquellos ciudadanos que aún lo
ignoraban, la crisis les está demostrando que los mercados financieros son los
principales protagonistas del actual momento económico de Europa. Representan
un cambio fundamental: el poder ha pasado de los políticos a los especuladores
de Bolsa y a una cohorte de tramposos banqueros.
Cada día, los mercados mueven
sumas colosales. Por ejemplo, casi 7 billones de euros, sólo en deudas de los
Estados de la eurozona, según el Banco Central Europeo. La decisión colectiva
diaria de esos mercados puede ahora derrumbar Gobiernos, dictar políticas y
someter a pueblos.
El drama, además, es que estos
nuevos “amos del mundo” no sienten ninguna preocupación por el bien común. La
solidaridad no es su problema. Menos aún la preservación del Estado de
bienestar. La única racionalidad que los motiva es la codicia. Especuladores y
banqueros, movidos por la avidez, llegan a comportarse como mafias, con
mentalidad de aves de rapiña. Y con una impunidad casi total.
Desde que, en 2008, estalló la
crisis –en gran parte causada por ellos–, ninguna reforma seria ha conseguido
reglamentar los mercados, ni meter en vereda a los banqueros. Y a pesar de
todas las críticas formuladas contra la “irracionalidad del sistema”, el
comportamiento de muchos actores financieros sigue siendo igual de cínico.
Es evidente que los bancos
representan un papel clave en el sistema económico. Y que sus actividades
tradicionales –estimular el ahorro, dar crédito a las familias, financiar las
empresas, impulsar el comercio– son constructivas. Pero desde la
generalización, en los años 1990-2000, del modelo del “banco universal”, que
añadió toda clase de actividades especulativas y de inversión, los riesgos para
los ahorradores se han multiplicado así como los fraudes, los engaños y los
escándalos.
Recordemos, por ejemplo, uno de
los más desvergonzados, protagonizado por el poderoso banco de negocios
estadounidense Goldman Sachs que hoy domina el universo financiero. En 2001,
ayudó a Grecia a maquillar sus cuentas para que Atenas cumpliese los requisitos
y pudiese ingresar en el euro, la moneda única europea. Pero en menos de siete
años, aquella fullería se descubrió y la realidad estalló como una bomba.
Consecuencia: “Casi un continente sumido en la crisis de la deuda; un país,
Grecia, expoliado y de rodillas; recesión, despidos masivos, pérdida de poder
adquisitivo para los trabajadores; reestructuraciones y sacrificios de los
beneficios sociales; planes de ajuste y miseria” (1).
¿Qué sanciones recibieron los
autores de tan nefasto engaño? Mario Draghi, ex vicepresidente de Goldman Sachs
para Europa, al corriente por tanto del fraude, fue premiado con la presidencia
del Banco Central Europeo (BCE)… Y Goldman Sachs cobró en recompensa, por el
maquillaje de las cuentas, 600 millones de euros… Confirmando así un principio:
en materia de grandes estafas organizadas por los bancos, la impunidad es la
regla.
Lo pueden confirmar los miles de
ahorradores españoles que compraron acciones de Bankia el día en que esta
entidad salió a Bolsa. Se sabía que no tenía ninguna credibilidad y que el
valor de su acción, según las agencias de calificación, ya estaba a un paso del
bono basura…
Los ahorradores confiaron en
Rodrigo Rato, presidente entonces de Bankia y ex director general del Fondo
Monetario Internacional (FMI), quien no dudó en afirmar el 2 de mayo de 2012
(cinco días antes de dimitir ante la presión de los mercados y poco antes de
que el Estado tuviese que inyectar en la entidad 23.500 millones de euros para
evitar su quiebra): “Estamos en una situación de mucha robustez desde el punto
de vista de solvencia y también desde el punto de vista de liquidez” (2)…
Cierto es que, menos de un año
antes, en julio de 2011, Bankia había superado aparentemente las “pruebas de
resistencia” realizadas por la European Banking Authority (EBA) a las 91
mayores entidades financieras de Europa. Bankia había obtenido un Core Tier I
Capital (capital de máxima resistencia) del 5,4% (3), frente a un mínimo
exigido del 5% en una situación de máximo estrés. Lo cual da una idea de la
incompetencia e ineptitud de la EBA, organismo europeo encargado de garantizar la
solidez de nuestros bancos…
Otras personas que pueden
testimoniar sobre la desfachatez de los banqueros son las víctimas, en España,
del “escándalo de las participaciones preferentes”. Un fraude que afecta a más
de 700.000 ahorradores que han perdido sus economías. Se les hizo creer que
adquirían algo parecido a un depósito a plazo fijo… Pero las participaciones
preferentes son un producto financiero que no está cubierto por el fondo de
garantía de los bancos. Éstos no están obligados –si no poseen liquidez– a
devolver el capital inicial, ni los intereses generados.
Este timo también ha revelado que
los ahorradores españoles víctimas de engaños bancarios no pueden contar con la
protección del Banco de España o de la Comisión Nacional del Mercado de Valores
(CNMV) (4). Ni, obviamente, con la del Gobierno que sigue ayudando masivamente
a la banca mientras su política de recortes y austeridad castiga en permanencia
a la ciudadanía. Para ayudar al sistema bancario español, Mariano Rajoy
solicitó a la Unión Europea un crédito de hasta 100.000 millones de euros.
Entretanto, los bancos españoles siguen favoreciendo la huida masiva de
capitales… Se estima que, hasta septiembre pasado, 220 000 millones de euros se
habían fugado oficialmente de España (5) … Una suma más de dos veces superior
al crédito solicitado a Europa para salvar el sistema bancario español…
Pero no terminan aquí los
escándalos. Podríamos recordar que, estos últimos meses, los fraudes bancarios
no han cesado. El banco HSBC fue acusado de blanquear el dinero de la droga y
de los narcotraficantes mexicanos. El JP Morgan se lanzó a especulaciones
desmedidas asumiendo inauditos riesgos que le acarrearon pérdidas de 7.500
millones de euros, arruinando a decenas de clientes. Igual le sucedió a Knight
Capital que perdió más de 323 millones de euros en una sola noche a causa de un
error de un programa informático de especulación automática por ordenador…
Pero el escándalo que más está
irritando, a escala mundial, es el del Libor. ¿De qué se trata? La Asociación
de Banqueros Británicos propone cada día un tipo interbancario llamado “London
interbank offered rate” o Libor por sus siglas en inglés. El cálculo de esa
tasa lo realiza la agencia Reuters la cual, diariamente, pregunta a dieciséis
grandes bancos a qué tipo de interés están obteniendo créditos. Y establece una
media. Como es el tipo al que se prestan dinero los principales bancos entre
ellos, el Libor se convierte en una referencia fundamental de todo el sistema
financiero mundial. En particular, sirve para determinar, por ejemplo, los
tipos de las hipotecas de las familias. En la zona euro, el equivalente del
Libor se llama Euribor y se calcula sobre la base de la actividad de unos
sesenta grandes bancos. En el mundo, el Libor influye sobre unos 350 billones
de euros de créditos… Cualquier variación –por mínima que sea– de ese tipo
puede tener una incidencia colosal.
¿En qué consistió el fraude?
Varios bancos (de los que sirven de referencia para establecer el Libor) se
concertaron entre ellos y decidieron mentir sobre sus tipos, manipulando de ese
modo el Libor y todos los contratos derivados, o sea los créditos a los hogares
y a las empresas. Y eso durante años.
Las investigaciones han
demostrado que una decena de grandes bancos internacionales –Barclays,
Citigroup, JP Morgan Chase, Bank of America, Deutsche Bank, HSBC, Crédit
Suisse, UBS (Union des Banques Suisses), Société Générale, Crédit Agricole,
Royal Bank of Scotland– se organizaron para manipular el Libor.
Este enorme escándalo demuestra
que la delincuencia se halla en el corazón mismo de las finanzas
internacionales. Y que, probablemente, millones de familias pagaron sus
hipotecas a unas tasas indebidas. Muchas tuvieron que renunciar a sus
viviendas. Otras fueron expulsadas de ellas por no poder pagar unos créditos
artificialmente manipulados (6)… Una vez más, las autoridades encargadas de
velar por el buen funcionamiento de los mercados hicieron la vista gorda. Nadie
ha sido sancionado, aparte de cuatro compinches (7). Todos los bancos implicados
siguen haciendo negocios.
¿Hasta cuándo las democracias
podrán soportar esa impunidad? En 1932, en Estados Unidos, Ferdinand Pecora, un
hijo de emigrantes italianos que llegó a ser fiscal de Nueva York, fue nombrado
por el presidente Herbert Hoover para investigar la responsabilidad de los
bancos en las causas de la crisis de 1929. Su informe fue abrumador. Propuso el
término de “banksters” para calificar a los “banqueros gángsteres”. Sobre la
base de ese informe, el presidente Franklin D. Roosevelt decidió proteger a los
ciudadanos de los riesgos de la especulación. Sancionó a toda la banca
imponiéndole el “Glass-Steagal Act” y estableciendo (hasta 1999) una
incompatibilidad entre dos tipos de actividades: los bancos de depósitos y los
bancos de inversión. ¿Qué gobierno europeo de la zona euro tomará una decisión
semejante?
Notas:
(1) Eduardo
Febbro, “El gran truco que usó Goldman Sachs con Grecia”, Página 12,
Buenos Aires, 13 de marzo de 2012.
(2) El País,
Madrid, 2 de mayo de 2012.
(3) Basándose en
ese deplorable informe, algunos ‘analistas’ afirmaban –¡hace apenas quince
meses!– que el sistema bancario español figuraba entre “los más sólidos
del mundo”… He aquí, por ejemplo, lo que escribía un ‘diario de referencia’:
“De hecho, los grandes bancos españoles superan holgadamente los requisitos de
capital exigidos para resistir un hipotético deterioro extremo de la economía
durante los próximos dos años” (El País, Madrid,15 de julio de 2011).
(4) Varias
asociaciones han puesto a disposición de las víctimas su gabinete juridico.
Consúltese, por ejemplo: la Asociación de Usuarios de Bancos, Seguros y Cajas
de Ahorro (ADICAE) (adicae.net), y la Unión de Consumidores de España
(www.uniondeconsumidores.info).
(5) Cinco
días, Madrid, 21 de octubre de 2012.
(6) En España,
país que tiene la ley más brutal en la materia, desde que se inició la crisis
en 2008, más de 400.000 desahucios –es decir, desalojos a la fuerza de
viviendas o locales–, han sido ordenados por los jueces.
(7) El banco
Barclays fue condenado a una multa de 365 millones de euros. Despidió a
su presidente, Marcus Agius. Su Consejero Delegado, Bob Diamond, uno de los
responsables de la manipulación del Libor, dimitió… a cambio de una
indemnización de aproximadamente 2,5 millones de euros.
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