Por Teresa de
Miguel
Diario Público.es,
14/09/2013.
Cinco años después del colapso de
Lehman Brothers, la banca estadounidense está más concentrada en unas pocas
entidades y sigue entrañando riesgos mientras las regulaciones al sector
que se iniciaron tras la crisis permanecen incompletas en este país.
El 15 de septiembre de 2008, el
que fuera uno de los principales bancos de inversión de Estados Unidos se veía
forzado a declararse en bancarrota después de que la Casa Blanca y la
Reserva Federal decidieran no acudir a su rescate y que las mayores entidades
del país rechazaran hacerse con él.
El colapso de Lehman Brothers
provocaba un efecto dominó en el sector financiero que finalmente llevó al
Gobierno estadounidense a intervenir con unos masivos programas de rescate y
que desencadenaría en la crisis más profunda y prolongada desde la Gran
Depresión de los años 30.
Después de
un lustro, la banca estadounidense está más concentrada en pocos colosos
Un lustro después, la banca
estadounidense está más concentrada en unos pocos colosos, puesto que los
activos de las seis mayores entidades financieras de este país son ahora un
28 % superiores a los niveles de 2007, pero se han dado pasos para
reforzar su estabilidad.
Y es que, en julio de 2010, se
adoptó la ley "Dodd-Frank", una ambiciosa legislación de
3.200 páginas gracias a la cual los mayores bancos de Estados Unidos
han tenido que crear una suerte de "testamentos vivientes", unas
hojas de ruta para ser liquidados en el caso de nuevas crisis.
Estos "testamentos"
permitirían que, en el caso de que vuelvan a encontrarse en una situación como
la que atravesó Lehman Brothers, se evitase el frenético fin de semana en el
que las autoridades reguladoras no alcanzaron a entender la verdadera dimensión
de los activos del banco.
Además, la legislación ha
conseguido someter a unas "pruebas de estrés" anuales a las 18 mayores
entidades financieras del país que en marzo pasado tan solo suspendió Ally
Financial, ya que las demás lograban superar el 5 por ciento en la
ratio de capital de mayor calidad que establece como mínimo la Reserva
Federal.
Sólo un 40% de las normas de
la ley Dodd-Frank han sido implementadas
El año que viene, doce nuevos
bancos tendrán que pasar por esas pruebas y se ha incluido a dos compañías, la
aseguradora American International Group (AIG, que tuvo que ser rescatada en la
crisis) y el brazo financiero de General Electric, a ser
sujetas a una supervisión similar.
Sin embargo, solamente un 40 % de
las normas de la ley "Dodd-Frank" han sido implementadas, según
estima la firma de abogados Davis-Polk, al tiempo que un 23 % no han
sido ni propuestas ni finalizadas, entre ellas la controvertida
"Volcker Rule".
Esa norma, bautizada en honor al
que fuera presidente de la Reserva Federal Paul Volcker, busca prohibir a los
bancos hacer inversiones especulativas en beneficio propio y no en el de sus
clientes, lo que se ha encontrado con la oposición frontal de los pesos
pesados de Wall Street.
En mayo del año pasado se reabría
el debate sobre la necesidad de poner finalmente en marcha esa normativa
después de que se descubriera que JPMorgan Chase incurrió en unas pérdidas de
más de 6.000 millones de dólares debido a unas arriesgadas operaciones
en derivados en su oficina de Londres.
JPMorgan incurrió en unas
pérdidas de más de 6.000 millones de dólares
De hecho, el secretario del Tesoro
estadounidense, Jacob Lew, reconoció este verano al canal financiero CNBC que
quiere que la mayor parte de la ley "Dodd-Frank" se
implemente para finales de año para poder decir que se ha puesto fin
al concepto de los "demasiado grandes para caer".
Si bien una gran mayoría del
sector financiero estadounidense achaca la escasez de circulación del
crédito a las nuevas normas que sí entraron en vigor tras la crisis,
algunos importantes directivos como el consejero delegado de Pimco, Mohamed
El-Erian, creen que no se ha hecho lo suficiente.
"Dada la importancia
sistémica (de los bancos occidentales), muchos de ellos fueron rescatados y,
con apoyo institucional, volvieron a los beneficios bastante
rápido", recordaba El-Erian en un ensayo publicado el mes pasado, titulado
"El mórbido legado de Lehman".
"Sin embargo, no han sido
sujetos a impuestos sobre los beneficios extraordinarios y los
políticos no han hecho lo suficiente para alterar los incentivos estructurales
que animan al riesgo excesivo", concluyó el directivo.
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