Por Vicente Clavero
Diario Público.es,13 sep
2013.
Si nos creemos las estimaciones
hechas esta misma semana por el presidente del Fondo de Reestructuración
Ordenada Bancaria (FROB), Fernando Restoy, “al menos” la mitad de los tenedores
de participaciones preferentes y deuda subordinada de Bankia, CatalunyaBanc y
Novagalicia Banco recuperarán pronto su dinero. Pero eso quiere decir que la
otra mitad tiene muchas papeletas para perder -siquiera sea en parte- los
ahorros colocados en los productos de alto riesgo que emitieron esas tres
entidades, hoy bajo la tutela del Estado, después de que entre todos las
hayamos salvado de una segura quiebra.
Restoy, en su comparecencia ante
la subcomisión correspondiente del Congreso de los Diputados, aventuró también
que el proceso de arbitraje -establecido por el Gobierno pese a las duras
críticas de algunas asociaciones de consumidores- estará liquidado a finales de
2013 o, a lo sumo, durante el primer trimestre del próximo año. Lo que
significa que la angustia de las personas atrapadas sin comerlo ni beberlo en
lo que tiene todas las trazas de haber sido una de las mayores estafas de la
historia económica de España -y entre las que hay, por cierto, decenas de miles
de jubilados- puede durar hasta marzo.
Los motivos para el pesimismo son
todavía mayores a nada que se eche un vistazo al ritmo que el arbitraje lleva
en Bankia, la entidad que más participaciones preferentes y deuda subordinada
puso en circulación: 6.900 millones de euros, que fueron suscritos -la mayoría
de las veces a ciegas- por 206.000 ahorradores en números redondos. De ellos,
182.000 se han acogido al proceso y, según datos oficiales, a 30 de agosto sólo
11.600 habían cobrado, tras superar con éxito los filtros de las propias
sucursales, de la auditora KPMG y de la Junta Nacional Arbitral, que tiene la
última palabra; osea, menos del 6,5%.
A pesar de que es público y
notorio que hubo un engaño masivo o -en el mejor de los casos- una intolerable
falta de información, una de las principales dificultades para concluir con
rapidez el arbitraje es acreditar fehacientemente que los ahorradores no sabían
lo que se jugaban cuando metieron su dinero en los productos híbridos que les
ofrecieron. Un rigor que resulta cuanto menos paradójico en un país donde
llevan años intentando hacernos creer que los dirigentes políticos ignoran cómo
se financian sus partidos y que alguna infanta de España desconocía los
irregulares negocios que hacía su marido para tratarla a cuerpo de rey.
Disponible en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario