Por Francisco Mercado
Diario El País,
10/09/2013.
La Intervención General del
Estado, a petición de Anticorrupción, ha aportado al caso Bankia un
informe en el que critica
duramente la supervisión desde 2006 del Banco de España de tal
entidad y sus fundadores, singularmente, Caja Madrid. El organismo de control,
dependiente del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, considera
que sus “suavizados” informes “no reflejaban los problemas con toda su crudeza”
y pudo abrir expediente por incumplimientos normativos. Estas son sus
conclusiones.
Falta de seguimiento.
“Se echa en falta un seguimiento más continuo sobre una entidad de su tamaño e
importancia, considerada además como sistémica a la luz de los primeros
informes con problemas significativos por el peso y el riesgo acumulado, tanto
promotor como de cartera hipotecaria, en los momentos más cruciales de la
crisis inmobiliaria”.
Problemas incipientes.
“En la primera de las inspecciones analizadas, se indican determinadas
políticas comerciales que incrementan de manera significativa el riesgo de la
cartera, destacan la generalización de préstamos cuyo importe supera el 80% del
valor de tasación de la vivienda hipotecada, importancia creciente de los
sistemas de amortización de cuota creciente, plazos de amortización más largos,
utilización de canales externos a la entidad...”.
Problemas en plenitud.
“En la siguiente inspección, estos riesgos apuntados están en su plenitud, las
tasas de morosidad tienden a acercarse a los dos dígitos, comprometiendo los
recursos de capital. Se adoptan medidas para corregir las debilidades, algunas
demasiado tardías, como las correcciones en las herramientas de clasificación,
y se ponen en marcha planes de gestión de la morosidad, pero que plantean
dificultades para atacar la raíz del problema”.
Sin prisa ni control.
“Las recomendaciones del escrito de diciembre de 2006 no se empezaron a
implementar hasta finales de 2008, periodo en el que el Banco de España no
efectuó ningún seguimiento a su inspección de 2006, lo que dada la importancia
de los problemas que comenzaban a surgir hubiera sido muy recomendable”.
Ni expedientes.
“Los incumplimientos normativos puestos de manifiesto en los informes de la
inspección [incorrecta contabilización de créditos y descontrol sobre
tasaciones y garantías] podría haber dado lugar a la iniciación de algún expediente
por el Banco de España”.
Suavizadas conclusiones.
“Las conclusiones iniciales de los inspectores se van resumiendo y suavizando
hasta concluir en un escrito de recomendaciones que, a veces, no parece
reflejar con toda su crudeza los problemas que debe solucionar la entidad”.
Ni sanción ni
amonestación. “De todas estas debilidades, incumplimientos y
actuaciones incorrectas, los informes de la inspección concluyen en escritos de
recomendaciones, y sólo en la última etapa de requerimientos para subsanar,
corregir o finalizar dichas prácticas, pero no nos consta la imposición de
sanciones, amonestaciones u otro tipo de actuación, que refuerce el papel de
supervisión del Banco de España”.
Crisis y pésima gestión.
“Puede concluirse señalando que sin perjuicio de la crisis inmobiliaria, la
actuación de los gestores de BFA-Bankia y las políticas seguidas a partir de
2004, son las que han originado que la situación de esta entidad sea mucho peor
que la de otras entidades financiera similares, a las que también afectó la
crisis”.
Gestores imprudentes.
“Las actuaciones
de los gestores podrían calificarse cuando menos de imprudentes y de
incompetentes, al no reaccionar con mayor celeridad ante el empeoramiento
progresivo del mercado y no haber sabido, querido, o podido, tomar otras
alternativas ante la crisis”.
Supervisor sin severidad.
“La labor del supervisor quizá podría haber sido más severa en el pasado, no
permitiendo el crecimiento desorbitado, que dificultó e hizo ineficaces las
medidas de reconducción del problema, y llevó a la situación conocida”.
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