El Confidencial, 27/05/2014
(Extracto).
Fundación Mapfre en el madrileño
paseo de Recoletos. La Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera (APCE)
entrega sus premios anuales. Y al menos uno de los galardonados se empeña en
que la plomiza tarde madrileña no contagie al auditorio. Pedro J.
Ramírez, destituido como director de El Mundo el pasado mes
de enero, aprovechó ayer la ocasión para denunciar cómo el poder
político y económico ha utilizado la crisis para "poner de rodillas a los
periodistas". ¿La mejor prueba? Que el primer banco del país
"vaya a controlar desde el Consejo de Administración a dos de los tres
principales diarios" nacionales, arreció sin ambages.
"¿Quién va a
controlar ahora a ese banco?", añadió el periodista, recordando
la presión que la entidad financiera en cuestión, véase el Banco Santander, ya
ejerce sobre los medios a través de los diferentes acuerdos publicitarios.
Ramírez se refería en su alocución a la inminente entrada de la firma de Emilio
Botín en el capital de Prisa, a la sazón editora de El País,
después de que 2012 accediera al
canje de deuda por capital por importe de 100 millones de euros.
También al reciente nombramiento de Rodrigo Echenique
–consejero del banco y en su día primer ejecutivo de la sociedad– como
presidente de Vocento.
"Desgraciadamente, la
censura y la autocensura van ganando cada vez más terreno en el
sistema de los medios de comunicación", remachó Ramírez, que insistió en
vincular su salida con las grandes corporaciones del Ibex, que habrían hecho
seguidismo del boicot escenificado por el Ejecutivo y el PP. Y lo habrían hecho
de la forma que más duele a las cuentas de los grupos: con un ajuste drástico
de la publicidad. Según el periodista, las cifras de facturación
publicitaria de la patronal (Aede) lo prueban. "Las grandes
empresas bailan el agua al Gobierno y el Gobierno les baila el agua a
ellas", resumió.
Lo explicó incluso más gráficamente al inicio de su intervención, después de que otro de los premiados, el columnista de El Confidencial Roberto Centeno, se quejara del veto mediático que sufre por parte del Gobierno por el tono crítico de sus intervenciones. "Me han cogido la matrícula", dijo el catedrático. "Pues si a Roberto Centeno le han tomado la matrícula, a mí me han tomado el automóvil entero", bromeó el periodista, antes de zanjar que la singularidad de su salida, dentro de la epidemia de cambios que se extiende entre los directores de periódicos, estriba en las injerencias políticas.
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