Por Amanda Mars
El País, 29/06/2014.
La banca no ha logrado despejar de
sí la sombra de duda que le acompaña desde aquel verano
de 2007 en el que la mayor parte de público descubrió el anglicismo
subprime, el nombre que se daba a las hipotecas basura que estallaron en
Estados Unidos y que supusieron el inicio de una enorme crisis financiera
global. La ola no llegó a Europa hasta un año después (y en España se demoró
otro), pero hoy por hoy son las entidades europeas las que más inquietudes
generan. El Banco de Pagos Internacionales (el BIS, en sus siglas en inglés),
que es una suerte de organismo coordinador mundial de los bancos centrales,
lanzó ayer una dura advertencia sobre la morosidad oculta o “pérdidas no
declaradas” en determinadas entidades que, a su juicio, frenan la recuperación
del crédito al destinar demasiados recursos a sostener créditos problemáticos.
Aunque valora la recuperación de
solidez en el sector y las recapitalizaciones de los últimos años, enciende
algunas alarmas. “A pesar de los esfuerzos de captación de capital tras la
crisis, persisten las dudas sobre la calidad de los balances de determinados
bancos”, recalca la institución dirigida por Jaime Caruana,
exgobernador del Banco de España, en su informe anual. El motivo, según explica
el BIS, es que “la capacidad del capital para absorber pérdidas futuras se ve
gravemente socavada por las pérdidas no reconocidas de los activos heredados”.
“Las pérdidas no reconocidas distorsionan los incentivos de los bancos,
desviando recursos para mantener a flote a prestatarios con problemas en lugar
de financiar nuevos proyectos. A medida que estas pérdidas van emergiendo,
aumentan las tasas de morosidad de los préstamos bancarios”.
Los planes de liquidez aprobados
desde 2011 por el Banco Central Europeo (BCE) para reactivar los préstamos han
servido para calmar los mercados financieros, pero no para animar el flujo de
dinero hacia las empresas y las familias, a falta de ver los resultados del
último gran programa, aprobado en junio, que supone una inyección de 400.000
euros y la rebaja de tipos de interés a prácticamente cero, el 0,15%. Lo que
dice el BIS es que el dinero destinado por muchas entidades financieras
sostenimiento a los esos créditos problemáticos ha impedido concederlo a
familias para que aumente su consumo y las empresas para que inviertan y creen
puestos de trabajo.
Las advertencias sobre la
morosidad oculta van especialmente a la banca europea, ya que acto seguido
advierte de que “en los países periféricos de la zona del euro, las tasas NPL
[de morosi-dad] han seguido creciendo seis años después del punto álgido de la
crisis al tiempo que la concesión de nuevos préstamos sigue mostrándose
anémica”. En la misma línea, el informe destaca las tasas de mora
“obstinadamente elevadas” en los bancos de Europa central.
En total, las entidades europeas han visto duplicarse los créditos morosos
desde 2009, hasta sumar la friolera de 800.000 millones de euros.
No es el único organismo que
destaca los problemas de la banca europea. El pasado abril el FMI alertó de que
la revisión de calidad de activos y las pruebas de resistencia que Europa
prepara para despejar las dudas sobre su industria bancaria “podría señalar la
necesidad de más ayuda pública en algunos países”. Además, la debilidad
bancaria frena la recuperación al paralizar las reestructuraciones de deuda de
muchas empresas viables y, por ende, ralentizaba la recuperación de la zona
euro.
El BIS, en cambio, marca las
diferencias con la banca estadounidense, que fue la primera en caer, pero
también en recuperarse. Después de 2009, “el sector bancario del país registró
continuos descensos en la tasa de mora agregada, que cayó por debajo del 4% a
finales de 2013”. Esto, junto con el “sólido” crecimiento de activos, “sugiere
que el sector ha conseguido avances significativos en la superación de la
crisis”. Advierte eso sí de las tensiones sobre los deudores hipotecarios.
Los bancos de la zona euro aún afrontan el importante reto de reparar el
balance de sus bancos, que tienen el examen de resistencia a la vuelta de la
esquina. Pero, tal y como advierte el BIS, esta depuración de los balances “se
complica aún más por el prolongado periodo de tasas de interés extremadamente
bajas”, ya que, “en la medida en que las bajas tasas de interés respaldan unos
márgenes de intermediación financiera amplios, dan cierto respiro a los bancos
con peores resultados”.
El informe del BIS se publica tres días
después del de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en sus siglas en
inglés) del mes de junio, en el que señalaba un inquietante dato: el 39% de los
activos totales del sector tenía una tasa de rentabilidad sobre recursos
propios (ROE) inferior al 4% al finalizar 2013, un nivel que el mercado
considera demasiado bajo para captar capital. “Este hecho, combinado con el
nuevo entorno regulatorio, la modesta perspectiva de crecimiento y un entorno
de tipos bajos, presenta un desafío sobre la sostenibilidad de los modelos de
negocio de algunos bancos”, apuntó el documento de la autoridad que va a
dirigir el análisis de la calidad de los activos europeos.
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