Por Juan Torres López
El País (Andalucía),
08/06/2014.
Las medidas que anunció la semana
pasada el Banco Central Europeo para que aumente el crédito dando más dinero a
los bancos, bajando los tipos de interés y penalizando sus depósitos allí se
han recibido como un hito histórico pero me temo que hay razones fundadas para
pensar que no servirán de mucho.
Es verdad que el crédito o no
llega a las empresas y a los consumidores o que si llega es muy caro, lo que
dificulta la recuperación económica. Pero esa falta de financiación no se
produce por falta de liquidez. El problema real es la insolvencia de la
economía en su conjunto, de los consumidores, de las empresas y de la banca.
Las empresas que tienen actividad no están tan interesadas en obtener más
financiación como en desendeudarse, y lo que necesitan las que tienen problemas
por falta de clientes es demanda efectiva, es decir, que sus potenciales
compradores tengan más ingresos para gastar.
Se puede adelantar que el Banco
Central Europeo (BCE) no resolverá casi nada limitándose a proporcionar más
dinero a los bancos europeos porque hemos comprobado ya que así no aumentan los
ingresos de empresas y consumidores de los que depende que haya gasto. Y es
solo el incremento de este último lo que puede hacer que aumente la actividad,
el empleo y los ingresos, disminuyendo así la insolvencia de consumidores y
empresas que está hundiendo la demanda y dificultando su acceso al crédito
disponible.
Además, para que los bancos
presten más y más barato no solo necesitan liquidez (que ya tienen de sobra) y
empresas y consumidores más solventes, sino también más capital. Y el propio
Draghi ha reconocido en varias ocasiones durante los últimos meses que la banca
europea no ha saneado aún sus balances (algo, por cierto, que corresponde al
BCE evitar). Por tanto, él sabe mejor que nadie que, mientras que eso sea así,
los bancos no van a dar crédito ni en la cantidad ni al tipo de interés que la
economía europea necesitaría para salir adelante, por mucha más liquidez que
tengan.
Finalmente, la teoría económica
advierte también del poco éxito que tendrán estas medidas. Como señaló hace
mucho tiempo el Nobel James Tobin, la idea de que las cosas pueden funcionar
llevando por un lado los asuntos del dinero y los precios y por otro los
relativos al presupuesto, los impuestos, el empleo y la producción, como se
viene haciendo en Europa, es una falacia.
Países como España o comunidades
como Andalucía harían bien en desconfiar de estas medidas y ponerse a pensar en
cómo disponer de fuentes de financiación alternativas para sus empresas y
consumidores porque del actual BCE y del fundamentalismo de los dirigentes
europeos no les vendrá nada bueno.
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