Por Juan
Laborda
Vozpópuli,
07-06-2014.
De nuevo esos bomberos pirómanos llamados Bancos Centrales,
esta vez representados por su principal indicador retardado, el Banco
Central Europeo (BCE), nos sorprenden con una nueva inocentada. Lo
peor de todo es observar como los distintos medios de comunicación y la mayoría
de economistas aplauden sin fisuras la enésima burrada.
Lo que ha hecho el BCE
ha sido básicamente aprobar otra vez una
nueva inyección de financiación barata al sistema
bancario. Ya avisamos que sus medidas de inyección masiva de dinero en
2011, los famosos LTROs, no iban a valer para nada, no
circularía el crédito, únicamente inflarían los precios de los activos
financieros. Erraron en su diagnóstico. El problema no era ni
es de liquidez, ¡es de solvencia!
Pero erre que erre, a lo suyo,
más de los mismo, aunque si me apuran esta vez es todavía peor. Saben o
deberían saber de su ineficacia. Por lo tanto el objetivo último de las medidas
es otro. De nuevo se le concederá a la banca europea en
septiembre y en diciembre de este año financiación, si bien
esta vez estará vinculada a la cartera de créditos al sector privado no
financiero -familias y empresas- concedida por la banca, concretamente al 7% de
su volumen.
Renovando el acuerdo
tácito
Además el BCE comprará
deuda pública, más allá de lo que sucedió en 2011 y 2012. La razón es
muy sencilla, ya no cabe más deuda soberana en los balances de los bancos
periféricos o centrales. Y el acuerdo tácito entre las élites hay que
renovarlo. Se mantienen, en definitiva, los privilegios de la clase
financiera, a pesar de que el sistema bancario de la mayoría de países
desarrollados es insolvente. No quieren someterse a un proceso intenso de
reconversión como cualquier sector que ha cometido excesos. Y lo estamos
pagando los contribuyentes mediante un incremento de la deuda pública sin
precedentes, véase por ejemplo el aumento récord de la deuda soberana en España
con Rajoy “el austero”
Para disimular, penalizarán los
depósitos de la banca en el BCE, dinero introducido en el sistema pero retirado
y aparcado por la propia banca comercial en el Banco Central, debido a los
problemas de solvencia. Además, no se esterilizarán las compras de deuda, es
decir, el Banco Central dejará de financiar esas compras mediante subastas
semanales de depósitos a la banca comercial, de modo que los bancos tendrán
disponible toda esa liquidez.
Bancos Centrales, parte
del problema
La actuación de los Bancos
Centrales merece una reflexión contundente. El Banco Central Europeo
(BCE), y otros bancos centrales como la Reserva
Federal de los Estados Unidos (FED), no solo no son
la solución a los problemas de la actual crisis sistémica, sino que son
parte del problema. Ellos solitos se bastaron para generar la mayor
burbuja financiera e inmobiliaria de la historia, cuyas consecuencias las
estamos sufriendo de una manera desgarrada en nuestras propias carnes. Pero
aquí no acaba su ignominia, porque además fueron incapaces de cumplir con su
labor de supervisor o guardián de un sistema bancario occidental que campó a
sus anchas, y que a día de hoy es globalmente insolvente.
Estos mismos Bancos Centrales,
controlados en realidad por las élites financieras quebradas, son los que
continúan inyectado liquidez masiva a bancos privados con problemas de
solvencia, para que sigan manteniendo el status quo actual, en vez de
intervenirlos de una vez por todas. A cambio actúan como talibanes defensores
de una austeridad extrema que está empobreciendo de una manera brutal a las
clases trabajadoras occidentales, especialmente a la nuestra. Hemos de poner
fin a tanta inmundicia. Aún recuerdo la vergonzosa
actuación del BCE impidiendo el rescate de Irlanda ideado por el FMI de Strauss
Khan.
¿Insolvencia del Banco
Central Europeo?
Lo que ha hecho hasta ahora el Banco
Central Europeo, comprar deuda pública en secundario e inyectar barra
libre de liquidez a los bancos, no vale para nada, al ser la banca insolvente,
encontrarnos en recesión de balances, y por lo tanto, estar en trampa de la
liquidez. Presionados por las élites bancarias que no quieren reconvertirse, y
a la estela de la Reserva Federal de los Estados
Unidos y del Banco de Inglaterra, el BCE inflará
su balance. Pero un día, la parálisis económica, la insolvencia bancaria, y las
quiebras de deuda privada y soberana harán que el mismísimo Banco Central sea
insolvente.
En realidad, la única solución
para remontar el vuelo pasa, como condición necesaria aunque no suficiente, por
una reducción del sistema bancario occidental a costa de gerencia y acreedores,
y una restructuración coordinada de la deuda de Occidente, que no se va a poder
pagar. Las élites lo saben, pero como señaló el que fuera segundo
presidente de los Estados Unidos, John Adams, “hay
dos formas de conquistar y esclavizar a una nación, una con la espada, la otra
es con la deuda”. Y a ello se ha prestado de manera miserable los políticos de
medio mundo.
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