Por David Lombao
El diario.es, 09/04/2015.
La onda expansiva de las alegrías inmobiliarias de las
antiguas grandes cajas gallegas parece no tener fin. Una sanción de la
Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) acaba de convertirse en
una nueva muestra de la manera en que estas entidades operaron en el mercado
del ladrillo hasta pocos días antes de que la crisis financiera internacional
explotara definitivamente y, con ella, se pinchase definitivamente la
burbuja inmobiliaria en la que, en gran medida, se había sustentado
el crecimiento económico español durante más de una década. Esto,
concretamente, sucedió hasta tres días antes de que Lehman Brothers
entrara en quiebra y, con ella, el pánico financiero se extendiera por el
mundo.
La CNMV ha
certificado este jueves a través del BOE de que Abanca,
compradora de los restos de las antiguas cajas gallegas y, por lo tanto
"sucesor en la responsabilidad declarada" de la desaparecida Caixa
Galicia, tendrá que hacerle frente a una multa de 80.000 euros "por la
comisión de una infracción muy grave" contra lo estipulado en la ley del
mercado de valores. La sanción se debe a que entre el 26 de junio y el 12 de
septiembre de 2008 la entidad que entonces encabezaba José Luis Méndez realizó
"prácticas de manipulación de mercado en relación con las acciones"
de la inmobiliaria Parquesol.
Según el contenido de la
propia resolución, que es firme en vía administrativa y contra la que cabe un
recurso contencioso-administrativo, Caixa Galicia infringió lo estipulado
en el artículo
83 de la ley que regula este tipo de operaciones. Y, ¿qué
indica este artículo? Que las entidades financieras y cualquier otro operador
del mercado tiene "el deber de establecer las medidas necesarias para
impedir el flujo de información privilegiada entre sus distintas áreas de
actividad". Además, este precepto les impone a quienes
"realicen, publiquen o difundan informes o recomendaciones" sobre el
mercado que trabajen de manera "leal e imparcial".
La sanción a Caixa Galicia no es
la primera que recibe una empresa gallega relacionada con Parquesol.
Según dictaminó la CNMV en 2014 la constructora Grupo Sanjosé incurrió
también en una práctica de "manipulación del mercado" en relación a
las acciones de la misma inmobiliaria entre el 3 de septiembre y el 12 de
diciembre de 2007, "infracción muy grave" por la que tuvo que pagar
120.000 euros. Esto sucedió poco después de que Sanjosé se convirtiera en
accionista mayoritario de Parquesol, en julio de ese año, y un
poco antes de que acabara absorbiéndola, en abril de 2008.
La entrada de lleno en el que fue
uno de los emblemas de la burbuja se convirtió, tras muy poco tiempo, en uno de
los principales lastres del grupo de empresas dirigido por el pontevedrés
Jacinto Rey. El pinchazo provocó que a finales de 2008 Parquesol
tuviese alrededor de un tercio del valor por el que Sanjosé la había
comprado. Este revés llevó a la constructora a tener que comenzar una dura
negociación con las entidades que eran sus acreedoras. Entre ellas estaban las
dos cajas gallegas y el Banco Pastor y otras como el Banco Popular, que
acabaría comprando el propio Pastor.
Las negociaciones entre Sanjosé y
las entidades continuaron durante años y en marzo de 2014 el grupo de Rey
lograba pactar una salida. El Banco Popular y lo que entonces era
Novagalicia Banco se quedaron con su división inmobiliaria, la que había nacido
tras la integración de Parquesol. En ese momento se estimó que la deuda de la
constructora con las antiguas cajas gallegas superaba los 300 millones de
euros.
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