Por Carlos Yárnoz
El País, 16/09/2015
La designación del nuevo presidente del Banco de
Francia, encargado de supervisar el sector bancario y los mercados financieros,
se ha convertido en un debate público de alto nivel por el supuesto conflicto
de intereses del candidato. Se trata de François Villeroy de Galhau, de 56
años, hasta el pasado abril director general adjunto y número dos de BNP
Paribas, el mayor banco de Francia. Lo ha propuesto el presidente François
Hollande, pero casi 150 economistas exigen que el Parlamento lo rechace porque
consideran “ilusorio” que pueda actuar con independencia e imparcialidad.
Exalumno de la Escuela Nacional
de Administración, como Hollande, Villeroy ha ocupado importantes puestos de
responsabilidad en el potente banco privado francés desde 2011. En abril, y a
petición del Gobierno, dejó el banco para hacer un estudio sobre potenciales
inversiones en Francia y, el pasado día 8, Hollande lo nominó para dirigir el
Banco de Francia, si bien debe superar una audición y una votación el próximo
29 en la Comisión de Finanzas en el Parlamento. Solo así sustituirá a Christian Noyer, que
cumple en octubre el mandato que inició en 2003.
Consciente de las sospechas que
levanta su designación, Villeroy difundió el pasado día 11 un escrito en el que
se compromete a no percibir “ninguna remuneración diferida del BNP” (salarios
variable, indemnización por su marcha o stocks options), ni a participar
durante dos años en ninguna decisión que afecte a BNP o sus filiales. Nada ha
calmado el rechazo a su elección en amplios círculos de economistas y
políticos, que preferían la candidatura de Benoît Coeuré, de 46 años, hoy
hombre de confianza de Mario Draghi en el BCE y que nunca ha trabajado en el
sector privado.
El martes, más de 140 economistas
–muchos de ellos profesores de universidades, entre ellos Thomas Piketty- difundieron
en Le Monde un escrito muy crítico con la opción de Hollande.
“El sector bancario es particularmente propicio a los conflictos de intereses”,
alertan. “Es totalmente ilusorio afirmar que se puede haber servido a la
industria bancaria y, unos meses más tarde, asegurar su control con
imparcialidad y total independencia”.
Aunque no dudan de su
preparación, Villeroy, dicen los economistas, está expuesto a “un grave
conflicto de intereses”. Por eso, opinan que Hollande debiera haber elegido a
Coeuré, de quien destacan su independencia "frente a las presiones
políticas y del lobby bancario”. “Son nuestros gobernantes tan prisioneros de
los intereses financieros que dejan a las finanzas el poder de nominar a los
suyos para funciones claves de instancias que supuestamente las regulan?”. Los
economistas se preguntan también si los gobernantes están tan “desconectados de
sus ciudadanos” como para no medir la desconfianza que genera estas decisiones.
Los firmantes dirigen el escrito
a los presidentes del Senado y la Asamblea Nacional, así como a los integrantes
de la Comisión de Finanzas, a quienes piden que no voten a Villeroy el próximo día
29.
Los bancos nacionales en la zona
euro coordinan con el BCE la supervisión de los sectores bancarios de cada país
y aplican las políticas monetarias aprobadas por el banco central. El
presidente del banco de Francia, como los del resto de Estados europeos,
también representa a su país en los organismos internacionales de regulación
bancaria.
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