Por Daniel Viaña
El Mundo,
07/06/2016.
Nadie quiere al sector bancario español. Ni siquiera los
propios banqueros, tal y como ellos mismo evidenciaron, una vez más, durante la
jornada de ayer. Probablemente, el más duro fue Francisco González. El
presidente de BBVA aseguró desde México, en donde asistió a la reunión nacional
de consejeros de Bancomer, que «la industria bancaria se ha quedado obsoleta,
con estructuras de costes pesadas, sistemas arcaicos, oferta poco diferenciada
y gran sobrecapacidad».
La crítica llegó por la tarde hora española, después de que
el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, dejase otro mensaje: «Las
remuneraciones han sido tradicionalmente altas [en el sector bancario] porque
las rentabilidades también lo eran. Pero ahora, con unas rentabilidades bajas, las
retribuciones deben acompañar la caída». De esta manera, el máximo responsable
de la entidad nacionalizada, que participó en el IV Foro anual del consejero
que organizaron Iese, Aon, KPMG y El País, defendió la necesidad de revisar las
remuneraciones en la banca, momento en el que recordó que, en Bankia, los
sueldos de la cúpula directiva están limitados.
A estas manifestaciones hay que sumar las dudas -y, en
algunos casos, denuncias veladas- que el propio sector tiene de la ampliación
de capital por valor de 2.500 millones de Banco Popular. Pocos minutos después
de la intervención de Goirigolzarri, la presidenta de la Comisión Nacional del
Mercado de Valores (CNMV) fue preguntada, en el mismo foro, por los rumores que
apuntan a que el banco presidido por Ángel Ron está concediendo créditos a sus
clientes y accionistas para que puedan acudir al proceso de ampliación de
capital y evitar así la dilución de su participación. «Al igual que ya hicimos
en otras operaciones, la CNMV se ha dirigido a Popular recordando todos los
requisitos de comercialización que tiene que tener una salida con
particulares», afirmó Rodríguez, quien a continuación acotó: «No presupongo
nada». La explicación de la presidenta, por lo tanto, no confirma esta
posibilidad pero, desde luego, tampoco niega que Popular esté haciendo algo
similar a lo que la Bankia de Rato hizo en su OPS y que fue calificada como,
cuando menos, poco ética.
Precisamente aquel proceso ha vuelto estos días a generar
algún quebradero de cabeza al citado Goirigolzarri después de que Iberdrola
haya denunciado a Bankia. La eléctrica que preside José Ignacio Sánchez Galán
reclama los 12 millones que, asegura, perdió en la salida a Bolsa y, si
prospera, muchos otros inversores institucionales podrían seguir su ejemplo.
Entre ellos, por supuesto, otros bancos como por ejemplo CaixaBank, que compró
acciones por valor de 150 millones, o Popular. Bancos contra bancos.
De ser así, la banca española viviría una nueva consecuencia
de aquellos años locos que tanto dañaron sus balances y su imagen; una imagen
aún herida que les está resultando mucho más complicada de reestañar incluso
dentro del propio sector.
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