Por Alicia Crespo
Expansión,
21/06/2016.
Las próximas elecciones suponen mayor riesgo para el
comportamiento de los bancos españoles y para la inversión.
Los banqueros no suelen proclamar sus inclinaciones
políticas a micrófono abierto. Su respuesta de manual es que apuestan por un
nuevo gobierno estable que garantice la senda de recuperación económica. Pero a
medida que se acercan las elecciones del 26 de junio y las encuestas apuntan al
sorpasso del PSOE por parte de Unidos Podemos, algunos expresan su rechazo a
medidas concretas del programa de la coalición que lidera Pablo Iglesias.
El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, rechaza
sin medias tintas el espíritu de la banca pública que propugna Unidos Podemos,
igual que hace el presidente de Sareb, Jaime Echegoyen, en lo que se refiere al
banco malo. A sus voces se suman las advertencias de algunos analistas ante la
posibilidad de que el rendimiento bancario se vea lastrado por la llegada de la
agrupación de izquierdas a la Moncloa.
«Las próximas elecciones suponen mayor riesgo para el
comportamiento de los bancos españoles y para la inversión que las de diciembre
de 2015 porque la posibilidad de que salga una coalición de izquierdas es más
probable que antes», destacan los expertos de Keefe Bruyette and Woods (KBW).
«Como mínimo, las incertidumbres generadas por la posible presencia de Unidos
Podemos en el Gobierno pesarán, probablemente, sobre el desempeño de los bancos
españoles».
En esta línea, los analistas de la firma de análisis
JPMorgan creen que «Podemos-IU es una nueva fuente de preocupación» para el
sector financiero español y que la actual incertidumbre política lastrará la
cotización de las entidades hasta la formación de un gobierno «orientado al
mercado».
Además, opinan que si obtienen un resultado contundente en
las elecciones «puede dar lugar a un nuevo punto muerto de difícil resolución»
en cuanto a la formación de Gobierno. Con la ausencia de un nuevo Ejecutivo
desde diciembre -inciden- el crecimiento de la economía se está desacelerando,
lo que «podría pesar en las inversiones y detener los beneficios y la
recuperación de la calidad de los activos de los bancos».
En cuanto al sector bancario, la medida estrella de la
formación morada es crear una banca pública a partir de la integración de
Bankia y BMN que sirva de instrumento de política económica y se dirija desde
el Gobierno para financiar especialmente infraestructuras y equipamientos
públicos, así como para dar acceso al crédito a pymes y para la compra de
vivienda a colectivos sociales con problemas de acceso.
Para el presidente de Bankia, la fusión con BMN tiene
sentido industrial, pero cualquier banco viable debe regirse con independencia
del Ejecutivo para garantizar su rentabilidad y sostenibilidad, tal y como
sucede en la nacionalizada en la actualidad, indicó la semana pasada en los
cursos de la UIMP.
Unidos Podemos quiere hacer de Sareb un parque público de
vivienda en alquiler con especial atención al alquier social, en vez de un
instrumento creado para desprenderse de los inmuebles que le traspasaron las
antiguas cajas de ahorros a cambio de ayudas y para devolver el capital que le
inyectaron sus inversores, el Estado y los bancos. Para su actual presidente,
esta reconversión de Sareb tendría graves consecuencias para la economía,
empezando por un deterioro del déficit de cuatro puntos porcentuales.
Batería de medidas
Las medidas relacionadas con la gestión de las hipotecas o
de las viviendas propiedad de la banca tensan especialmente a las entidades. La
mayoría tiene una extensa cartera de préstamos para la compra de vivienda,
mientras que la crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria engordaron los
balances bancarios con los inmuebles adjudicados por el impago de deudas.
En este campo, la agrupación apuesta por una
reestructuración de la deuda hipotecaria de los hogares «mediante una reducción
en el valor nominal de las hipotecas de primera vivienda en el caso de familias
que cumplan criterios sociales», como tener todos sus miembros en paro y no
contar con ningún otro ingreso o presentar ingresos inferiores a tres veces el
Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM), según consta en su
programa.
Unidos Podemos prevé liberar a personas físicas y jurídicas
de las deudas pasadas una vez que su situación de quiebra sea efectiva, así
como regular la dación en pago retroactiva, de forma que se cancelarán las
deudas hipotecarias vivas de personas que hayan perdido su vivienda ante la
imposibilidad de seguir pagando los préstamos. Asegura también que pondrá fin a
los desahucios y despenalizará la ocupación de viviendas vacías y abandonadas.
Y aunque no alude a las cláusulas suelo de las hipotecas de
forma expresa, el programa electoral de la coalición recoge la eliminación de
las cláusulas que los tribunales declaren abusivas por parte de los bancos, «de
forma automática e incondicional». Tras la jurisprudencia del Tribunal Supremo,
muchas entidades han decidido eliminar estas acotaciones de los contratos, pero
otras, como Sabadell, Popular y CaixaBank, defienden la transparencia de sus
hipotecas.
En materia fiscal, el plan de la agrupación de izquierdas es
recuperar las ayudas públicas directas que ha recibido la banca con un impuesto
de solidaridad con carácter extraordinario que se aplicará sobre los beneficios
de forma transitoria durante una legislatura. Para desincentivar las
operaciones más especulativas, legislará el impuesto sobre transacciones
financieras (ITF).
Promover la separación plena de la banca minorista y la
banca de inversión en la línea del Informe Vickers figura en su plan de mejora
de la regulación del sistema financiero «con el fin de evitar situaciones de
riesgo moral que puedan desembocar en ayudas públicas». En este punto del
programa político se añade que todas las entidades con ayudas serán sometidas a
una auditoría independiente «para determinar las que debe asumir el sistema bancario
privado».
Otra medida que algunas entidades tachan de intervencionista
es la de fijar límites a la concentración de depósitos y al tamaño de los
bancos. A raíz de la crisis, «ciertos bancos han experimentado un crecimiento
excesivo y constituyen un riesgo sistémico para la economía, por lo que es
necesario limitar el riesgo moral asociado al hecho de que son demasiado
grandes para quebrar», argumenta.
(Nota de Carlos J. Bugallo: Hemos añadido "privado" al título, para que éste sea más objetivo).
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