Por José María Mella
Diario Público.es, 08/10/2013.
Mi buen amigo y profesor de
Historia de la Universidad de Santiago de Compostela, Carlos Barros Guimeráns,
ha tenido un gran sentido de la sociedad en que vivimos al seleccionar la
afortunada frase de Thomas Jefferson (1802): “Si los pueblos permiten un día
que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y las instituciones que
florecerán en torno a los bancos, privarán a la gente de toda posesión,
primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día que
sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres
conquistaron”.
Esta frase me parece una buena
respuesta a la pregunta que el profesor Barros formuló en su blog sobre el
interés de la Historia para vislumbrar el futuro. En realidad, Jefferson hace
211 años explicó bastante bien lo que está pasando con la crisis económica
actual. La oligarquía financiera internacional —que es quien manda en el mundo
de la política y de la economía actualmente— es el “banco privado” de
Jefferson, que controla la moneda y somete a la mayoría de la sociedad a un
proceso de desposesión.
Primero, por la inflación, pues
todos los perceptores de rentas fijas (asalariados, jubilados, pensionistas,…)
ven reducir la capacidad adquisitiva de sus ingresos. En las finanzas, cuando
sube la inflación suben los tipos de interés y aquellos que tengan una hipoteca
con un tipo de interés variable, verán aumentar lo que tienen que pagar a su
banco cada mes. Y asimismo, ante una subida de tipos de interés, los
consumidores pedirán menos créditos para comprar y las empresas también pedirán
menos créditos para inversiones.
Segundo, por la recesión, que es
lo que sucede desde el año 2008. Hay una desposesión de los ahorros de la
gente, que han ido a parar al bolsillo de unos cuantos. De ahí el incremento de
la desigualdad social cada vez mayor que se está produciendo. Los asalariados
sufren una menor participación en el reparto de la renta, lo que provoca a su
vez más recesión, por falta de capacidad adquisitiva y consumo de la mayoría
social.
Tercero, ni que viviera hoy ese
gran ilustrado e antimperialista que fue Thomas Jefferson, cuando decía que
“sus hijos se despertarán sin casa y sin techo”. ¡Cuántos estadounidenses se
están viendo privados en estos últimos años de sus viviendas y cuántos
españoles y de otras nacionalidades se encuentran en las mismas circunstancias!
En nuestro caso, la situación es
todavía peor. En caso de impago del préstamo hipotecario, a diferencia de otros
países en que al deudor se le libera de los pagos pendientes por dación en
pago, el banco se puede quedar con la vivienda abonando sólo el 60% del valor
de tasación de la misma y reclamar al deudor la diferencia entre el importe de
la deuda (más los intereses por demora y las costas del procedimiento) y el 60%
citado. Tanto más injusto cuanto que a los grandes promotores se les acepta las
daciones en pago por miles de millones de euros, no así al ciudadano de a pie
(sobre todo, los desempleados y, muy especialmente, los jóvenes desempleados).
En suma, todo un acierto la
selección de la mencionada frase. Sin duda, la Historia sirve para anticipar el
futuro.
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