Por Pere Ortega
Diario Público.es, 11/11/2013,
Las entidades financieras tienen
un papel fundamental en el ciclo económico, sin su concurso la producción,
distribución y adquisición de bienes y servicios no se puede desarrollar. Esta
regla universal sirve también para las empresas militares que necesitan de la
participación de la banca, unas veces como financieras de sus transacciones,
otras como propietarias de parte de su capital.
Esto viene a cuento por dos
transacciones de acciones de empresas militares llevadas a cabo recientemente
entre el Estado y la banca española. Una tuvo lugar en agosto pasado, cuando
Abertis Telecom adquirió el 16,4% del capital de la empresa Hispasat de la que
era propietario el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) del
Ministerio de Defensa, por un importe de 172,5 millones. Tras esta operación
Abertis se hizo con la mayoría, un 57% de capital de Hispasat, pues ya poseía
un 40,6% y pasa a controlar esta empresa y de forma indirecta también Hisdesat,
otra empresa de la que Hispasat posee el 43% de acciones. Ambas empresas,
Hispasat e Hisdesat, dedican su actividad a la producción de satélites
aeroespaciales y sistemas de comunicación tanto del ámbito civil como de
seguridad y defensa militar del Ministerio de Defensa. En concreto, Hisdesat,
dedica un 65% de su producción al ámbito militar, mientras que Hispasat tiene
una proporción de un 15%.
Abertis, es una empresa a su vez
controlada por CaixaBank, quién de esta forma se ha convertido en la entidad
financiera que controla las dos empresas españolas más importantes de los
sistemas de comunicación militares. Es decir, que la comunicación vía satélite
de seguridad y defensa del Estado español ahora está en manos de una empresa
privada controlada por una entidad financiera catalana CaixaBank.
Esto de la titularidad catalana
de CaixaBank es anecdótico, pues las entidades financieras son transnacionales,
que con la globalización han perdido su nacionalidad aunque tengan una sede
social central ubicada en un territorio. Anécdota que se convierte en metáfora,
porque no deja de ser curioso, que en pleno debate sobre la autodeterminación
de Catalunya, una banca con sede catalana, adquiera los sistemas de
comunicación de defensa de un estado del que podría separarse. Hipótesis
complicada pero no descartable. Pero de llegar a producirse parece poco creíble
que el Estado español permitiera que los sistemas de seguridad y defensa pasen
a ser controlados por una empresa de otro estado.
La otra empresa que ha sufrido un
cambio de propiedad es INDRA, sin duda la industria más importante del sector
de la electrónica en España, aunque todo hay que decirlo, importante,
debido a la protección del Estado que le contrata la gran mayoría de sus
servicios, incluido el recuento electoral. Una empresa que a su vez suministra
la mayoría de componentes electrónicos a los grandes programas de armamentos
que se producen en España: desde simuladores de vuelo, sistemas de tiro,
dirección de misiles, defensa y guerra electrónica, tanto de aviones y
helicópteros de combate, como de buques de guerra, misiles de todo tipo,
blindados, patrulleras, control de fronteras, satélites militares y un sinfín
de sistemas de armamentos.
Indra tenía como accionista
mayoritario a Bankia, que poseía el 20,1% de su capital. Tras la bancarrota de
esta entidad producida por la pésima gestión de una cúpula directiva presidida
por Rodrigo Rato, que ha llevado a Rato y otros directivos a ser acusados de
fraude ante la Audiencia Nacional. El Estado, además de haber inyectado para
reflotar la entidad, la colosal cifra de 22.424 millones. Ahora, a través de la
Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, ha decidido inyectar más
liquidez adquiriendo la totalidad de las acciones de Indra en manos de Bankia
por 337 millones. Es decir, más dinero de todos los españoles para inyectar
liquidez a una entidad que se hunde. Una operación, con la que Indra se siente
gozoso, primero porque se libra de tan ingrato primer accionista; y segundo,
porque el trato de favor del Ministerio de Defensa y otros organismos del
Estado se verá incrementado favoreciendo su cifra de negocio.
Los consejos de administración y
accionistas de Abertis, CaixaBank, Bankia, Indra, Hispasat e Hisdesat han
estado de suerte. El resto de españoles no tanto. Pues tendrán que continuar
aportando recursos, sudor y lágrimas mientras asisten al recorte de sus
derechos.
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