Por Vicenç Navarro
Público.es, 02/10/2014.
Una de las principales causas de
la crisis de la banca privada es la actividad especulativa de las instituciones
financieras, consecuencia de la desregulación del sistema financiero, resultado
de la aplicación de las políticas neoliberales llevada a cabo por gobiernos a
los dos lados del Atlántico Norte, es decir, EEUU y la Unión Europea (y muy en
especial en los países de la Eurozona). La paralización de la actividad
crediticia (es decir, que los bancos dejaran de prestar dinero) contribuyó
enormemente a la crisis económica. Las pequeñas y medianas empresas, que son
las que producen más ocupación en la mayoría de países, dejaron de poder
acceder al crédito, no consiguiendo dinero prestado. Y lo mismo ocurrió con las
familias. Estas no pudieron obtener crédito, con lo que tuvieron que disminuir
la demanda de productos y servicios, paralizando la economía.
De ahí que hubiera una
movilización de los Estados, asesorados por economistas próximos a la banca,
para salvar al sistema financiero, es decir a la banca, a fin de reavivar la
economía, utilizando la imagen de que el sistema financiero es el sistema
circulatorio del cuerpo económico, permitiendo que la sangre circule a través
del organismo. Y se dieron millones y millones de euros públicos a la banca
privada (solamente España, entre 2009 y 2012, comprometió unos 108.000 millones
de euros públicos en ayudas según el Tribunal de Cuentas, lo que representaba
casi un 10% del PIB de 2012). Puede que la expresión “se dieron” sea un pelín
exagerada. Pero el Banco Central Europeo (BCE) ha estado prestando a los bancos
privados europeos, a unos intereses irrisorios, cientos de miles de millones.
Solo este año ya hay previsto inyectar 400.000 millones de euros a la banca
para intentar que fluya el crédito.
Ya pesar de ello, el crédito
ni está ni se le espera. Los bancos recibieron el dinero y lo utilizaron
para otros propósitos, como por ejemplo, comprar deuda pública a unos intereses
elevadísimos del 4 ó el 6% (en el caso de Grecia, 13%, cifra que se alcanzó en
2011), lo que ha significado uno de los negocios más redondos que uno pueda
imaginarse. Suponga que usted recibe millones de euros a unos intereses más
bajos del 1%, y compra bonos que le generan unos intereses del 4 ó el 6% con
solo apretar un botón. Pues bien, se lo crea o no, esto es lo que la banca
privada ha estado haciendo.
La pregunta que debería hacerse
el lector es: ¿por qué el BCE le presta dinero a la banca privada y no a la
banca pública y a los Estados para que estos no tengan que pedir prestado
dinero a los bancos privados, que les exigen unos intereses elevadísimos,
creando una enorme deuda? El hecho de que el Estado tenga que pagar unos
intereses tan elevados es porque no tiene otra manera de poder conseguir dinero
en la UE que no sea a través de la banca privada. El BCE dice que las
normativas que lo regulan no le permiten prestar dinero a los Estados. Y para
mayor escarnio, la banca privada tiene unas agencias de evaluación de la deuda
pública (es decir, de la supuesta viabilidad de los Estados) que mienten y
manipulan la calificación de esa deuda, de manera que a peor “rating” le dan
las agencias, mayores son los intereses que tiene que pagar el Estado. Es un
escándalo que se permita que esto continúe debido a que la banca tiene una
enorme influencia en el BCE (que en realidad es un lobby de la banca privada, y
cuyo Presidente fue directivo de Goldman Sachs) y en la Comisión Europea, que
es, por cierto, la Comisión más liberal que haya existido en su historia. La
banca también ejerce una gran influencia en el gobierno presidido por la
canciller Angela Merkel y otros gobiernos de la misma sensibilidad neoliberal,
como lo es el español.
Otra alternativa es
posible: la banca pública
La
situación actual es insostenible. El BCE continúa “regalando” (400.000 millones
de euros solo este año), es decir, prestando, dinero a la banca privada a unos
intereses bajísimos (0,05%) y, sin embargo, se continúa sin generar crédito.
Pero hay una alternativa fácil de ver: que todo este dinero que se ha gastado
el BCE vaya a un banco público en cada Estado, garantizado por el Banco Central
Europeo, que debería tener como misión facilitar el crédito. Esto es lo que
ocurre en muchos países como, por ejemplo, EEUU, el cual tiene un Banco Central
(el Federal Reserve Board) que ejerce tal función: garantizar el crédito al
Estado federal y a los Estados. Este Banco Público Central podría incluso ir
más allá, y crear bancos públicos a base de los depósitos del Sector Público.
Por ejemplo, el Estado de North Dakota, en EEUU, tiene un banco público en el
que el Estado invierte, por ley, todos sus ingresos públicos. No es un banco de
accionistas. Fue fundado en 1919 por inmigrantes escandinavos (noruegos en
particular), que eran muy críticos con la banca privada y con Wall Street, el centro
financiero de aquel país. Su función principal es ofrecer y garantizar el
crédito a las instituciones del Estado. Y así se ha conseguido que sea el único
Estado que no ha tenido un problema grave de crédito en EEUU durante la crisis.
Ha podido así permanecer en un equilibrio fiscal (con superávit en sus
cuentas), siendo North Dakota uno de los Estados con menos desempleo. Pero
North Dakota no es una excepción en el mundo. En realidad, el 40% de todos los
bancos en el mundo son públicos, incluidos los bancos de los altamente exitosos
BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Y en Europa y en la UE, el
sector bancario público es extenso y juega un papel clave en el sector
financiero de los países.
En realidad, varios estudios
recientes escritos por los profesores Von Mettenheim y Andrianova han mostrado
que, en general, aquellos países que tienen un sistema bancario público han
crecido más rápidamente que los países con sistemas bancarios privados. Y lo
que es incluso más importante es que tales bancos públicos han sido, en
general, menos corruptos y especuladores que los bancos privados, y han tenido
mayores beneficios. En base a esta experiencia, sería de desear que el BCE se
convirtiera en un banco público que prestara a los Estados a través de los
bancos centrales de cada país, y que estos también ofrecieran crédito a las
pequeñas y medianas empresas. Los bancos públicos podrían complementarse con
cooperativas de crédito, banca ética y otras formas de instituciones
financieras que no tienen la usura como objetivo central. Que ello es posible
queda demostrado con esta experiencia internacional. ¿Por qué, pues, no se
hace? Pues porque la banca privada domina hoy el poder político de los Estados.
Si no se lo cree, vea la reacción de los políticos y de los medios a la muerte
del mayor banquero de España, el Sr. Botín. La cobertura y homenaje a su figura
fue la apropiada casi para un Jefe de Estado. ¿Se da cuenta?
Como siempre, el mayor
escándalo ocurre en los países periféricos y, en especial, en España
España es hoy uno de los países
del mundo con un menor tamaño de la banca pública. Los gobiernos Zapatero y
Rajoy se han cargado la banca pública, siendo el país en la Eurozona que tiene
menos bancos públicos. El gran dominio del espacio bancario corresponde a la
banca privada, que además está sumamente concentrada, con quince bancos
dominando dicho espacio, siendo tres -Banco de Santander, BBVA y CaixaBank- los
que dominan el sector. El sector cooperativo (cooperativas de crédito)
representa un espacio enormemente reducido (un 6%), en contraste con otros
países europeos que alcanzan el 30%, como Austria, Holanda, Francia, Italia y
Suiza. Alemania, por cierto, es uno de los países con mayor espacio público en
el sistema bancario.
Y, no sorprendentemente, la banca
privada española es de las que tiene mayor número de sucursales en paraísos
fiscales. La privatización de las Cajas se debió, única y exclusivamente, a
razones ideológicas, pues muchas de ellas, como La Caixa, eran altamente
eficientes y rentables. Y no eran las únicas. Fue el enorme dominio de la banca
privada sobre las instituciones del Estado el responsable de la eliminación del
sistema de Cajas, entidades de ahorro colectivo.
Y cuando se ha invertido mucho
dinero para salvar algunas cajas, controladas políticamente por el Partido
Popular (por un total de 120.000 millones de euros, como señala Andreu Missé en
su editorial de Alternativas Económicas, una de las revistas
económicas más interesantes en España), creándose Bankia (uno de los pocos bancos
públicos que todavía existen y que ha sido saneado, resultado del
intervencionismo público), se ha querido privatizar a un precio que significa
una gran ganancia para la banca privada y una enorme pérdida para el
contribuyente, todo ello innecesario si se hubiera mantenido como entidad
pública, con el mandato de garantizar el crédito. Y así estamos. Spain is, claramente, different!
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