El diario.es, 16/05/2015.
En los últimos actos de miembros
clave del Gobierno, como Luis de Guindos, banqueros y empresarios desaparecen.
Pero tampoco abundan en los de Albert Rivera, su esperanza de futuro. La
volatilidad de la situación política en año electoral, las solo correctas
relaciones con el Gobierno Rajoy -no les gusta el trato dado a Rato, al que
muchos le deben todo- y la fragilidad de la recuperación económica, más gracias
a Draghi y el petróleo que a Rajoy, aconsejan permanecer agazapados hasta que
la situación política se aclare. Las citas se celebran en la oscuridad.
Lunes, 11 de mayo. Ni un banquero
–ni grande ni chico- ha acudido a escuchar a Albert Rivera al hotel Palace de
Madrid. Aunque es la estrella emergente de la derecha, la esperanza blanca del
IBEX 35 y tiene en su mano la clave de la gobernabilidad tras el 24M y quizá
tras las elecciones generales del otoño frente al desgastado Rajoy, al café
solo comparece alguna figura institucional, como es el caso del presidente de
la CEOE, Joan Rosell o el de la patronal eléctrica, Eduardo Montes. Se ven
otras caras ya arrugadas y menos influyentes, como la de Eugenio Galdón, ex
gran ejecutivo de Ono y ahora presidente de la fundación Everis, o Pedro López
Jiménez, ex presidente de Unión Fenosa, pero sobre todo, hombre de Florentino Pérez
en tantas cosas. Es verdad que Rivera ha llegado para presentar a su
candidata por Madrid, pero desde hace dos meses no hay acto del líder de
Ciudadanos que no esté abarrotado y su ascenso en las encuestas tranquiliza a
la cúpulas económicas. Además, en Eurofoum tiene que responder a las preguntas
de los asistentes. Si Rivera es la esperanza del poder económico frente a
Podemos ¿por qué se esconden los poderosos?
“Hay citas entre banqueros y
políticos, pero a oscuras. No favorece a ninguno darles publicidad. Los
banqueros están todos metidos bajo las piedras” responde el más importante
lobista de este país, que ha acudido a charlar con Rivera buscando una cita
para abordar temas clave, como sus ideas sobre Internet. Pero “no solo se
esconden con Albert, pese a que es cierto que es su gran esperanza, sino
también con los del PP. Por ejemplo, en los últimos actos de Luis de Guindos no
ha estado ni un banquero” remata el influyente personaje, que hace años que
trabaja con todos, en una u otra operación nacional e internacional.
Es fácil constatar la afirmación.
En la presentación que el ministro de Economía de Rajoy hizo de la Comisaria
Cecilia Malström, a finales de abril y en el mismo Euroforum, no es que no
hubiera banqueros clave, es que ni siquiera estaban los directores de
comunicación (dircom) de la gran banca. La cosa no era nueva. En el desayuno
del periódico económico Cinco Días, celebrado un mes antes, a finales de marzo,
sus grandes señorías del poder económico y financiero brillaron por su ausencia
ante la charla de Luis de Guindos, con excepción del patrocinador del evento,
el presidente del Sabadell, Josep Oliù.
Es un hecho que los banqueros se
la juraron a Guindos desde que el de Economía intentó vetar al presidente de la
patronal bancaria, José María Roldán, entre otras cosas porque era amigo de
Rodrigo Rato, allá por el año 2013. Pero ya ha llovido mucho y aunque
intentaron ningunearle buscando como alternativa al director de la Oficina
Económica de La Moncloa, Álvaro Nadal, pronto la pedantería del personaje se
les hizo insoportable. "Al menos Guindos era uno de los nuestros y no se
pierde en las pretenciosas "harvardiadas" (de Harvard se supone) de
Nadal, que es casi más pedante que Luis Garicano" (el fichaje económico de
Rivera) en palabras del economista de uno de los servicios de estudios más
notable de la banca.
Más allá de dimes y diretes, el
manual tradicional marcaría que la banca reconozca a Rajoy que esto marcha
mejor en un año electoral complicado para el que gobierna. “Ni hablar, precisamente
por eso, por la volatilidad del momento, no lo hacen. Tira de hemeroteca -corta
rápido una experta interlocutora- La banca, comenzando por el nuevo consejero
delegado del Santander, José Antonio Álvarez, lo que dice que es no se puede
hablar de recuperación mientras haya un 25% de paro. Fue el primero en
airearlo, y unos días después dijo lo mismo el entonces consejero delegado del
BBVA, Angel Cano (cesado por su jefe, Francisco González hace unas semanas). Lo
único que los banqueros reconocen al Gobierno es que les ha regalado los bancos
vendidos tras la crisis. La recuperación que hay, débil, se la deben a Draghi y
a la coyuntura internacional” explica sin matices la analista de finanzas, que
insiste en guardar el anonimato por su jefe.
Todo lo anterior ¿es suficiente
para qué los rostros más notables del mundo financiero y empresarial se
evaporen cuando la situación política está a punto de dar un vuelco qué
influirá también en lo económico? No basta. Lo anterior eran pipas. Hay más
razones. Una:
las mismas elecciones en sí y la situación tan volátil de los sondeos, que les
aconseja ponerse a cubierto. Cuanto menos se acuerden de ellos, mejor, que
apechuguen los políticos con las culpas de la crisis, no quienes la originaron.
D os: el caso
Rodrigo Rato. Si tomamos los rostros de los presidentes de las primeras grandes
corporaciones del Ibex, varios de ellos le deben todo a Rodrigo Rato “y el
trato dado a Rodrigo ha sido deleznable, asqueroso. Aunque se haya equivocado
mucho, pero los suyos -del PP- le han sometido al escarnio para rentabilizarlo
políticamente” explicaba en susurros, tras el desayuno de Albert Rivera alguien
que fue gran amigo del exvicepresidente del Gobierno y de todos los presidentes
que ahora le deben su puesto, empezando por Francisco González y César Alierta.
Tres: tras la
elecciones europeas asomaron la patita para asustar con el fenómeno Podemos que
a su vez les asustaba a ellos, pero ahora ha quedado neutralizado tanto por
Ciudadanos como por el giro hacía el centro que está protagonizando el partido
de Pablo Iglesias.
Seguro que habrá otros motivos
que aconsejan a los Ibex35 mantener el perfil bajo o parapetarse tras los muros
de sus grandes fortalezas, pero que intentan escaquearse del estrado hasta las
generalas es un hecho. No había más que ver la cara y la respuesta de Joan
Rosell, cuando al finalizar el desayuno de Rivera la periodista le abordó
preguntando en calidad de qué estaba allí, si de amigo, de catalán o de
presidente de gran patronal. “Estoy aquí por ser presidente de la CEOE y
también catalán –dos hechos innegables- pero no pienso hacer ni una declaración
más. Ni una”. Y se fue a abrazar al líder de Ciudadanos, quien unas horas
después se despachó con aquello de que los nacidos después del 78 eran los que debían
liderar la política. No dijo nada de la Edad Media del mundo
empresarial y económico, la mayoría nacidos en la década de los 40 y los 50 del
siglo pasado.
Disponible en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario