Por Laura Delle Femmine
El País, 28/05/2015.
Un euro por un lado, dos por el otro, cientos a fin de
año: en 2014, las comisiones bancarias se encarecieron un 14,5% respecto al
año anterior, de acuerdo con ADICAE. Si se considera que desde 2011 se ha eliminado la
obligación de registrar en el supervisor los folletos de las tarifas aplicadas
y sus cuotas máximas, el panorama para los consumidores es aún más desolador:
la actual normativa establece que es suficiente con informar al cliente “sobre
las comisiones percibidas por operaciones y servicios más frecuentes”. Es
decir, que los bancos son libres de aplicar los importes que quieran, salvo que
cobren dos veces por el mismo servicio.
Como resultado, el consumidor
sigue siendo víctima de cobros elevados y de un sistema de
reclamaciones lejos de ser eficiente. Según la última Memoria de Reclamaciones del Banco de
España, durante 2013 se contabilizaron 34.645 quejas, un incremento
del 142,1% respecto al año anterior. Sin embargo, incluso cuando el supervisor
da la razón a los clientes, las entidades no están obligadas a recoger sus veredictos,
y en 2014 hicieron caso
omiso a cinco de cada seis solicitudes apoyadas por el Banco de España. El
mismo subgobernador del organismo ha admitido que el “sistema adolece de varios
problemas”, entre ellos la escasa agilidad y la falta de “involucración de
un tercero con capacidad de emitir un dictamen vinculante”, por lo que propone
que se estudie “la posibilidad de desarrollar [...] esquemas centralizados
y vinculantes de resolución de disputas”.
¿Cuáles son las comisiones más
abusivas?
De acuerdo con el último informe
de FACUA-Consumidores
en Acción —llevado a cabo entre julio y septiembre de 2014 tras
comparar las tarifas de 16 bancos—, el usuario tipo establecido para su estudio —sin nómina
domiciliada— paga en media 168,77 euros al año en comisiones. Las
entidades más caras resultaron ser Barclays (271,41 euros), adquirido por
CaixaBank, el Santander (248,40 euros), Unicaja (242,40 euros) y CaixaBank
(239,90 euros); las más baratas, ING Direct (25 euros) y Triodos Bank (30
euros). Entre las comisiones más abusivas, están las por sacar dinero del
cajero, realizar ingresos en ventanilla o recibir correspondencia.
Si nos siguen cobrando cuantías
que creemos exageradas o por conceptos que consideramos abusivos, aunque
tengamos nuestra nómina u otros recibos domiciliados, lo primero es
protestar en la oficina, mantiene Pardo de ADICAE, a través de una reclamación
escrita al servicio de atención o al defensor del cliente de la entidad, que
tiene dos meses para contestar. Si su resolución es favorable al consumidor, la
entidad tendrá que cumplirlo.
El abogado Francisco López Sorio alerta de
que es fundamental poder acreditar que hemos presentado una queja previa por
esta vía, al ser elemento indispensable para continuar con el trámite ante el
servicio de reclamaciones del Banco de España, adonde acudiremos si la
respuesta que hemos recibido —o su falta— no nos convence. El supervisor deberá
resolver la solicitud en un plazo máximo de cuatro meses, pero su veredicto no
es vinculante. La última vía es la judicial, y los expertos aconsejan
dirigirse a las asociaciones de consumidores, que cuentan con los medios para
emprender una causa colectiva —como en el reciente caso de las cláusulas suelo—
y tienen más probabilidades de que los clientes logren ver reconocidos sus
derechos.
Pagar por sacar del cajero. CaixaBank ha empezado a
cobrar dos euros a los usuarios que no sean sus clientes y saquen de uno de sus
9.683 cajeros, la red más extensa de España. Pese a que la Unión
Europea haya pedido “aclaraciones” sobre esta maniobra, otras
entidades españolas han anunciado estar estudiando aplicar la misma medida.
Actualmente, quien cobra la comisión mínima más cara para usar un cajero de la
misma red es Bankia —un 4% con un mínimo de 4 euros—, y para sacar de otra red
es Cajamar —un 5,5% y un mínimo de 5,5 euros—, según el comparador de comisiones de ADICAE, que permite confrontar las
comisiones al suponer que el cliente sea titular de una cuenta básica sin
ningún tipo de domiciliación. Para Manuel Pardo, presidente de la asociación,
esta decisión se inscribe en “la lucha interna” del sector contra los
operadores online y la pequeña banca que no dispone de cajeros en todo
el territorio.
Realizar ingresos en ventanilla. Antonio Gallardo, experto de iAhorro, explica que esta
comisión se está extendiendo a cada vez más entidades y responde a la
estrategia de “expulsar a los clientes de las oficinas” para incentivar el uso
de cajeros y medios online. “Lo cierto es que nos están cobrando
dos veces por el mismo servicio, y esta situación es aún más grave si
consideramos que durante la crisis muchas familias han quitado domiciliaciones
para evitar descubiertos”, asegura. De los grandes bancos, Bankia y Santander aplican la tarifa más cara —hasta tres euros—, de
acuerdo con ADICAE. Por su parte, los bancos se justifican aduciendo
que se genera un justificante “especial o adicional” al tener que indicar el
concepto de la operación.
Comisión por descubierto, cada vez más cara. “Las
comisiones máximas se mantienen estables, el truco está en las mínimas”,
explica Gallardo: “Si tienes un descubierto de 10 euros y el mínimo establecido
son 18, acabas pagando más”. De los grandes bancos, la comisión mínima más cara
es la de Banco Popular (20 euros), seguida por la de Santander (18 euros). La
entidad liderada por Ana Botín es también, entre los grandes bancos, la que más
cobra por notificar un descubierto: el importe alcanza los 39 euros, contra los
33 de media señalados por FACUA.
Gastos por correspondencia. Algunos bancos cobran para
enviar información relativa a nuestra cuenta, “normalmente el coste de un
sello”, dice Gallardo. “Lo hacen para que la gente utilice el canal online”,
asegura, “pero hay miles de mayores que no tienen Internet. Además, suelen
mandar muchas cartas con pequeños movimientos, cobrando por cada una de ellas”.
Las comisiones tienen que
responder a servicios efectivamente prestados
Tarjetas de crédito. Al tener domiciliada la nómina u
otros ingresos, o usar el plástico un número mínimo de veces, los bancos no nos
suelen cobrar para disponer de una tarjeta de crédito. Al no cumplir con
estos requisitos, la entidad más cara es Barclays, con un coste de
mantenimiento anual de 80 euros; entre los grandes bancos españoles, los más
caros son CaixaBank (45 euros) y el banco online de Sabadell,
ActivoBank (43 euros), según se desprende del comparador de comisiones de
ADICAE.
Mantenimiento y apuntes en cuenta. La comisión por
el mantenimiento de la cuenta puede llegar hasta los 120 euros anuales, cuantía
aplicada por el Banco Popular, si no hay ninguna domiciliación. Sabadell cobra
60 euros, lo mismo que Bankia y Santander. Los demás grandes bancos exigen
cantidades inferiores a los 50 euros. La comisión por apuntes en cuenta es otra
de las “sacaperras” de las entidades: por cada movimiento en nuestra cuenta,
hay bancos que nos cobran entre 0,50 y 0,60 céntimos de euro.
¿Cómo podemos defendernos?
Las entidades retiran gran parte
de las comisiones cuando el cliente domicilia la nómina, se compromete a
ingresar un determinado importe cada mes o vincula una cantidad ingente como un
depósito o un plan de pensiones. Por ejemplo, el último
producto diseñado por el Santander, la Cuenta 1,2,3, no solo reduce
las comisiones —el mantenimiento mensual son 3 euros y otros tres para la
tarjeta—, sino que promete rentabilidades entre el 1% y el 3% según el
saldo —que puede oscilar entre 1.000 y 15.000 euros—, y ofrece
bonificaciones sobre impuestos, seguros y otras cuotas hasta un máximo de 110
euros mensuales, a cambio que el cliente aumente su vinculación con la
entidad. “Es importante que la ausencia de comisiones se establezca
de forma contractual”, puntualiza Gallardo. El experto también recomienda
privilegiar el canal virtual para reducir gastos, tanto para realizar
operaciones como para recibir la correspondencia.
Según la normativa
sobre transparencia y protección del cliente de servicios bancarios,
“solo podrán percibirse comisiones [...] por servicios solicitados en firme o
aceptados expresamente por un cliente y siempre que respondan a servicios
efectivamente prestados o a gastos habidos”. En caso de modificaciones
unilaterales en la política de comisiones, la entidad tendrá que comunicar los
cambios al cliente con dos meses de antelación. Asimismo, si hemos tenido que
abrir una cuenta para acceder a otros servicios, como contratar una hipoteca, el Banco de España considera que “no corresponde a los clientes soportar
ninguna comisión por mantenimiento y/o administración [...], pues
conduciría al absurdo de que el cliente pague por cumplir una obligación
—apertura de cuenta para facilitar la gestión de la entidad— que esta le impuso
en interés propio”.
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