Por Juan
Rafael Ruiz y Patricia Stupariu
Público.es, 29/10/2015.
Entre las muchas críticas que han recibido las
cajas de ahorros encontramos una que es recurrente y que sencillamente está
errada. Nos referimos a la crítica que toma a estas entidades como ejemplo de
banca pública y apoyándose en ello concluyen su desastre. Normalmente tales
argumentos vienen de tipos con una ideología neoliberal con ganas de meterse
con lo público, otras simplemente el personal anda un poco despistado por lo
confuso de la estructura de propiedad de las cajas y asiente ante la falacia.
En el primer grupo encontramos al economista Daniel Lacalle, que hace poco
comenzaba un artículo diciendo: “Es curioso como en un país donde hemos
asistido al desastre de la banca pública, las cajas”, o a Albert Rivera que
tras pasar varios años trabajando para La Caixa resulta que no sabía que era
una entidad privada y debía pensar que era funcionario.
Para comenzar a desmontar este mito vamos a
intentar entender qué es una banca pública. Esto es, en esencia, una banca que
da los créditos con objetivos políticos, generalmente apuesta por el desarrollo
de algún sector estratégico que suele estar muy ligado al desarrollo de alguna
industria. Sin irnos más lejos, en España, durante las dictaduras de Primo de
Rivera y de Franco, hemos tenido el Banco de Crédito Industrial, el Banco de
Crédito Agrícola, el Banco de Crédito de la Construcción. Como queda claro en
sus nombres todos perseguían el desarrollo de algún sector de la economía. Hoy
en día, otro régimen dictatorial, China, posee el banco más grande del mundo
que es el Banco Industrial y Comercial de China de propiedad estatal.
Por si todavía alguien, debido a la presencia
de políticos, pudiera tener alguna duda sobre si las cajas eran públicas vamos
a detenernos en leer los estatutos de por ejemplo Caja España y Caja Duero, que
son los primeros que hemos encontrado en internet.
Artículo 2. Naturaleza y régimen jurídico.
1. La Caja es una Institución social, de naturaleza
fundacional, de carácter privado”
Estas referencias inequívocas al carácter privado de las cajas se recogen en todos y cada uno de los Estatutos como cualquiera con ganas de informarse sobre el tema puede comprobar. Esto no quiere decir que neguemos que algunas cajas lo han hecho muy mal, si no que no es verdad que fueran públicas, es decir, ningún ente estatal (Administración Central, Comunidad Autónoma o Ayuntamiento) podía ejercer derechos de propiedad sobre las cajas.
Estas referencias inequívocas al carácter privado de las cajas se recogen en todos y cada uno de los Estatutos como cualquiera con ganas de informarse sobre el tema puede comprobar. Esto no quiere decir que neguemos que algunas cajas lo han hecho muy mal, si no que no es verdad que fueran públicas, es decir, ningún ente estatal (Administración Central, Comunidad Autónoma o Ayuntamiento) podía ejercer derechos de propiedad sobre las cajas.
Pero, además, resulta más clarificador añadir
que contrariamente a lo que se entendería de una banca pública, es decir,
financiar a sectores estratégicos o a las Administraciones Públicas, en España
los datos muestran que era la banca privada la que daba la mayor parte del
crédito a las AAPP como se ve en los datos del Banco de España.
Ahora bien, la presencia de personas designadas
por políticos en la dirección de las cajas, suele descolocar y ha sido motivo
de múltiples corruptelas, pero eso ya es otro tema. Una gestión corrupta se
puede dar en Caja Madrid, en el Citibank, en Volkswagen, en Enron, y hasta en
la Casa Real. El ejemplo de Caja Madrid es muy clarificador, en esta caja la
primera corrupción tiene lugar en el momento en que se designa a Blesa por
razones de amistad en lugar de por su valía. Pero este tipo de favores y
amiguismos son posibles en un banco, en una caja o en una empresa no
financiera, independientemente de su régimen de propiedad. Conviene que
tengamos las cosas claras para no seguir cometiendo los mismos errores y en el
caso de las cajas esto pasa por no generalizar, entender que no todas han
quebrado y que cada una que lo ha hecho tiene una historia particular cuya
verdad dista mucho de resumirse en que eran bancos públicos.
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