Por Begoña Piña
Público.es, 21/01/2015.
‘La gran apuesta’, una de las favoritas de los Oscar,
funciona como ‘manual de la crisis de la economía mundial’, aunque pierde
nobleza al convertir en triunfadores a los especuladores que apostaron contra
los bancos y se llevaron los últimos millones de la gran estafa mundial.
“Mi generación tendrá que tomar el relevo de la actual. Es
importante que entendamos qué sucedió”. La popular y jovencísima cantante
Selena Gómez se refiere con estas palabras a la crisis económica. Ya sabemos
‘cuándo’ y, desde luego, ‘quiénes’, pero para que no se repita necesitamos
conocer bien ‘cómo’. Y este es un trabajo al que ella misma contribuye en una
escena que comparte con el economista conductual Richard Thaler en la película
La gran apuesta, una de las candidatas favoritas de los Oscar que,
efectivamente, funciona como divertido ‘manual de la crisis de la economía
mundial’.
Material didáctico de primera, el filme –que ha recibido
elogios sin control en EEUU– esconde, sin embargo, una pequeña falla.
Disfrazada de historia de denuncia contra la delincuencia financiera y las
prácticas criminales de los bancos, en realidad es la crónica de cómo los
carroñeros más listos supieron aprovechar la codicia y necedad del sistema para
sacar su mejor tajada. Esto es, sin duda, una muy buena historia, pero pierde
mucho encanto cuando se descubre que, una vez más, Hollywood ha convertido a estos
en triunfadores, mientras mira condescendiente por encima del hombro a los
millones de ‘pobrecitos’ estafados del planeta.
El estallido de la
burbuja inmobiliaria
Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling y Brad Pitt
(Mejor Elenco del año por la National Boards of Review) se pusieron de acuerdo
para bajar sus cachés y colaborar de ese modo a que se hiciera la película. Un
filme en el que se han puesto insospechadamente a las órdenes de Adam McKay,
conocido por ser el director de las comedias de Will Ferrer (Pasado de vueltas,
Hermanos por pelotas…) y del que no se esperaría este cambio de registro. El
resultado es una buena película, ágil, con guiños narrativos interesantes y,
desde luego, unas estupendas interpretaciones. El conjunto se ha merecido cinco
nominaciones a los Oscar. La gran apuesta aspira a las estatuillas de Mejor
Película, Director, Guion Adaptado, Actor de Reparto (Bale) y Diseño de
producción.
Christian Bale, en 'La gran apuesta'
Otoño de 2008, la economía de EEUU se hundió arrastrando
consigo a más de medio mundo. Para entonces, ya había quienes se habían
percatado del riesgo de mantener la confianza en que los precios del sector
inmobiliario seguirían subiendo y subiendo. De hecho, ocho años antes, unos
cuantos personajes predijeron la burbuja del crédito y de la vivienda. También
se dieron cuenta de que los bancos, el gobierno y los medios de comunicación se
negaban a reconocer el colapso de la economía. Esta es la historia de esos
tipos.
"El mercado
inmobiliario se va a derrumbar"
Inspirada en el libro de Michael Lewis, Un sueño posible,
sobre el estallido de la burbuja inmobiliaria, la película sigue los pasos de
los personajes reales que apostaron contra los bancos y ganaron. Christian Bale
interpreta a Michael Burry, un neurocirujano amante del heavy metal que
abandonó la Medicina y se convirtió en gestor financiero. Tras estudiar miles
de préstamos individuales agrupados en bonos hipotecarios de calificación
elevada, dio el campanazo apostando contra los créditos hipotecarios. “Todo el
mercado inmobiliario está apuntalado sobre créditos basura, se va a derrumbar”.
Mientras tanto, otro gestor de fondos de gestión
alternativa, Mark Baum, en manos de Steve Carell, inició su propia investigación.
Llegó a idéntica conclusión. Apostó en los mismos términos y, a pesar de que en
la película aparece como el tipo moralmente preocupado por la tragedia que todo
esto iba a ocasionar a millones de personas del planeta, ganó, como Burry,
muchos millones de dólares. El dinero robado cambiaba de mano.
El banquero de Wall Street Jared Vennett (Ryan Gosling), un
par de gestores financieros de poco más de veinte años, interpretados por Finn
Wittrock y John Magaro, y el banquero Ben Rickert al que pidieron ayuda, que en
la ficción está encarnado por Brad Pitt, son el resto de personajes de esta
historia.
"Lo obsceno y lo
profano"
La gran apuesta, que ya ha recaudado más de 50 millones de
dólares en taquilla, destapa las malas artes de banqueros, gestores y otros
personajes del mundo financiero, descubre la trampa de los términos imposibles
creados para que nadie los entienda, explica bastante bien la crisis y pone a
caldo a ladrones y estafadores del sistema financiero. Aunque perdone y, mucho
más, encumbre a los que supieron, aprovechando la codicia de todos estos,
exprimir os últimos millones del gran fraude.
El Premio Nobel de Economía y Príncipe de Asturias, Paul
Krugman, ha recomendado en el New York Times esta película, mencionando el
mismo objetivo que Selena Gómez, la necesidad de que la gente sepa cómo ha
ocurrido el cataclismo económico mundial. “Algunas personas quieren que el
pasado se repita, y por eso pretenden asegurarse de que lo estamos recordando
incorrectamente”.
Finalidad muy noble que, sin embargo, no redime del todo un
proyecto que hace héroes a los especuladores que se forraron, aunque fuera a
costa de los bancos, con los dólares estafados a millones de ciudadanos. Martin
Scorsese, en su retrato de la delincuencia financiera que hizo a través del
personaje de Jordan Belftor, El lobo de Wall Street, lo tenía éticamente mucho
más claro. “Esta es una historia que gira en torno a lo profano, no a lo
sagrado; a lo obsceno, no a la decencia. La obscenidad y la profanidad no se
esconden, son parte de una cultura”.
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