Por Inés Abril
Expansión,
16/10/2016.
La división en el Parlamento Europeo amenaza la aprobación
de nuevas leyes y el sistema financiero europeo se une para desbloquear las
titulizaciones.
Una parte quiere rehabilitarse; la otra sigue teniendo
miedo. Las heridas de la crisis financiera mundial continúan a flor de piel y
uno de sus demonios son las titulizaciones. La venta de préstamos hipotecarios
empaquetados de dudosa calidad que prendió la mecha de la Gran Recesión tuvo su
origen en Estados Unidos. Allí provocó los mayores daños, pero el estigma con
el que este producto vive desde entonces es global. Eso sí, al otro lado del
Atlántico el mercado de titulizaciones se ha recuperado. En Europa, la
negociación está muerta.
«La asociación de la técnica de titulización con los excesos
y el mal comportamiento visto en el mercado de hipotecas subprime de Estados
Unidos ha conducido a mayores cargos de capital y a un duro tratamiento en las
normas de liquidez. Como resultado, las nuevas emisiones de titulizaciones
siguen siendo bajas y los participantes están abandonando el mercado».
Esta queja está firmada por el sistema financiero europeo en
pleno. La patronal bancaria, su homóloga de los mercados financieros, de los
fondos de inversión, de las pensiones y algunas voces más se han unido para
hacer un frente común que convenza a Europa de que ha llegado el momento de
levantar el castigo a la financiación que consigue la banca empaquetando y
vendiendo al mercado sus créditos, y permitirle una nueva vida.
Y lo hacen porque el futuro de las titulizaciones en el
Viejo Continente está ahora mismo en manos del Parlamento Europeo. El Banco
Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea han
llegado a la conclusión de que permitir a los bancos empaquetar sus préstamos y
venderlos al mercado puede ayudar a que se revitalice el crédito y que las
mejoras lleguen a la economía real. Pero los parlamentarios no lo tienen tan
claro.
Las diferentes visiones entre los partidos de la derecha y
de la izquierda amenazan con bloquear la propuesta legislativa presentada por
la Comisión Europea para revitalizar las titulizaciones. Y esta semana es
clave. Las discusiones sobre las 680 enmiendas planteadas al texto legal han
comenzado. La respuesta se conocerá antes de fin de año.
«Está justificado que los legisladores y el público en
general tengan dudas sobre los riesgos y los beneficios de buscar una
revitalización de las titulizaciones en Europa», admite el documento conjunto
del sistema financiero. Pero su objetivo está claro: «Creemos que el actual
debate europeo supone una oportunidad única para rehabilitar las
titulizaciones».
Argumentos a favor
Sabedores de que los parlamentarios y el público en general
necesitan argumentos a los que aferrarse, los firmantes del documento aportan
unos cuantos. Un mercado sano y activo de titulizaciones ayuda a las pymes y a
los hogares, lo que redunda en más empleo y promueve el crecimiento económico,
y además permite diversificar el riesgo del sistema financiero (haciéndolo más
estable), aseguran. Por si alguien sigue teniendo alguna prevención, «las
lecciones de la crisis han sido aprendidas y se reflejan en la legislación»,
señala el documento.
El objetivo de los bancos es que Europa no eleve los
actuales cargos de capital que tienen que asumir como mecanismo de retención de
riesgo cuando venden una titulización. Están en el 5% y la amenaza es que
asciendan al 20%, pero el informe recuerda que los reguladores estuvieron de
acuerdo con la cifra inicial y que el sistema ha funcionado durante los años de
la crisis, como demuestra la baja tasa de impagos que ha habido en las
titulizaciones europeas.
La segunda batalla es la introducción de un esquema
especial, con mejor tratamiento, para las titulizaciones que sean sencillas,
transparentes y estén estandarizadas, de forma que haya un producto más ágil y
fácil de construir para los bancos que pueda servir para desbloquear el mercado
con la seguridad de que los inversores saben lo que están comprando.
Al otro lado de la discusión hay partidos del Parlamento
Europeo que apoyan la iniciativa del sistema financiero y otros que desconfían,
como se está demostrando en las discusiones de esta semana, según fuentes
conocedoras del proceso. Hay voces para todos los gustos, desde las que
recordaron que las titulizaciones europeas arrojaron muy escasas pérdidas
durante la crisis pese al estigma que acarrean y las que consideran que no se
puede pretender revitalizar un mercado poniéndole plomo (en forma de cargos de
capital) en los pies, hasta las que creen que no existen las titulizaciones
sencillas y transparentes, que es una contradicción en los términos porque se
trata de un producto que ha sido y sigue siendo potencialmente tóxico, y que el
problema de que Europa no crezca no radica en que no haya mercado para ellas,
sino en las medidas de austeridad.
El veredicto final está en manos del Comité de Asuntos
Económicos del Parlamento. Antes de fin de año se sabrá su respuesta.
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