lunes, 10 de noviembre de 2014

Conexión salarios, deuda pública y banca


Por Juan Laborda
Vozpópuli, 08/11/2014.

La financiación a empresas y familias continúa estancada, especialmente los préstamos de las entidades de crédito. Así lo atestiguan las cifras de septiembre publicadas por Banco de España, y que en el caso del crédito a empresas alcanza tasas de crecimiento interanuales negativas próximas a mínimos históricos. Esta situación es todavía más llamativa en un entorno como el actual, donde la inversión en deuda soberana patria ya no ofrece retornos atractivos, siendo además un activo sujeto a un elevado riesgo precio si, como pensamos, ya hemos entrado en un ciclo de aversión al riesgo en los mercados financieros globales. Si realmente las entidades financieras quieren recuperar márgenes deberían, en teoría, empezar a abrir el grifo a empresas y familias.

La ausencia de crédito bancario a empresas se produce además en un contexto donde todas las políticas económicas han ido orientadas exclusivamente a rescatar a una banca insolvente. Por un lado, las ayudas públicas a nuestro sector bancario -medidas de capitalización, adquisición de activos, garantías y avales, préstamos y líneas de liquidez- alcanzan cifras desorbitadas. Oscilan para el período 2008-2013 entre los 730.000 millones y los 1,4 billones de euros, según se incluya o no el aval implícito del Estado a los depósitos bancarios.

Por otro lado, las distintas expansiones cuantitativas, implementadas por diferentes Bancos Centrales Occidentales, han generado una enorme burbuja en los mercados financieros. Se pretendía en realidad recapitalizar a la banca vía subida artificial del precio de sus acciones. Y todo ello bajo el eco, todavía reciente, de las pruebas de resistencia realizadas por el Banco Central Europeo, según las cuales únicamente una entidad española habría quedado por debajo del umbral de capital establecido en una de las fases del ejercicio.

¡Qué suban los salarios ya!

En realidad la situación es mucho más compleja de lo asumido por las élites económicas y financieras. Es condición necesaria un repunte en las rentas de las familias. Si no se produce, el colapso será total. En este sentido urge una subida de los salarios mínimos, ¡ya! En caso contrario, cualquier aumento del crédito a familias y empresas estará condenado al fracaso. Implícitamente, bajo este análisis subyacen varias evidencias económicas.

En primer lugar, la oferta de dinero es endógena, viene determinada por la demanda de créditos y las preferencias del público. Como corolario, el dinero legal, o base monetaria, entendido como la suma de efectivo más reservas obligatorias, es una variable endógena que no puede ser fijada arbitrariamente por los Bancos Centrales. Además, en este mismo sentido, bajo el principio de demanda efectiva, existe una relación positiva entre el nivel del salario real y la demanda de trabajo de las empresas. Un aumento del salario real comporta un desplazamiento a lo largo de la curva de demanda efectiva de trabajo, de manera que la subida del salario real acarrea un nivel de ocupación más elevado.

En las condiciones actuales, familias y empresas altamente endeudadas, si no hay subida salarial, no habrá demanda efectiva, no existirá una demanda de trabajo sostenible en el tiempo, y evidentemente, el crédito no aparecerá. Cualquier huida hacia adelante, es decir, una expansión del crédito sin rentas estará condenada al fracaso.

Socialización de pérdidas

El estancamiento de las rentas y la explosión de la deuda soberana son consecuencias del procedimiento elegido para recapitalizar la banca patria, de ahí la enorme fragilidad del mismo. La ausencia de rentas y el riesgo precio asociado a las carteras de deuda soberana ponen en duda los análisis del Banco Central Europeo sobre la situación real del déficit de capital de nuestro sistema bancario. Pero vayamos por partes.

La solución adoptada en nuestro país para hacer frente a la insolvencia bancaria en la actual recesión de balances ha supuesto una socialización de pérdidas privadas, que ha acabado contaminando a la deuda soberana. Eso ya lo sabemos. En realidad, el rescate al sistema financiero español consistía únicamente en proporcionarle recursos para que pudiera hacer frente a sus deudas, aplicando duros procesos de reestructuración interna, incluida la bajada salarial programada por los talibanes que nos desgobiernan, con el fin de liberar recursos adicionales, por si acaso. No se trataba de un rescate al sistema financiero patrio, sino a los sistemas financieros alemán y francés, manteniendo de paso en sus sillas a la gerencia patria.

Por si fuera poco, además, los cálculos recientes del Banco Central Europeo presentan ciertas deficiencias. El escenario estresado contemplado en la evolución de variables económicas y financieras –tipos de interés, bolsa, precio de las casas, crecimiento económico, desempleo- estadísticamente no supone ningún escenario extremo, por lo tanto los cálculos no sirven. Si a ello unimos el tratamiento final de las carteras de deuda soberana española y de los créditos fiscales, permítanme ser como mínimo escéptico. De ello ya hablaremos en otro blog.

En definitiva, el rescate bancario español se ha hecho a costa de los contribuyentes, deuda pública y salarios. Por eso la banca es vulnerable a un cambio en el ciclo de aversión-propensión al riego en los mercados financieros, y a una nueva recesión económica. Ése es nuestro escenario base, bastante más estresado que el escenario extremo asumido por el BCE. Por eso, por favor, si vienen mal dadas, dejen ya de chuparnos la sangre.

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