Por Xavier Caño Tamayo
ATTAC, 04/11/2014.
Si la banca privada no da
créditos y solo se beneficia a sí misma, ¿para qué queremos la banca privada?
¿En que beneficia a la ciudadanía, a la gente común (inmensa mayoría), que la
banca española haya superado los dichosos test de solvencia, llamados de
estrés? Claro que han superado esos test porque, además del ingente rescate
bancario con cientos de millones de euros de los últimos años, les han tolerado
maquillar sus balances con ocultaciones, trampas y dispensas contables más
ayudas normativas que les han consentido registrar beneficios sin reflejar su
verdadera situación patrimonial que no es nada boyante por cierto. Y sin contar
las pérdidas reales.
¿Cómo no superar los test tras
las inyecciones de liquidez, aportaciones de capital, garantías, ahorro de
impuestos y avales más los préstamos del Banco Central Europeo que elevan entre
todo las ayudas públicas a la banca española a 1,4 billones de euros?
Se han superado los test, pero el
crédito no fluye. Lo reconoce el propio FMI que, tras haber estudiado 300
grandes bancos de economías avanzadas, diagnostica que “las entidades
financieras no tienen músculo financiero suficiente para apoyar la
reactivación”. ¿Cuánto dinero público más necesitan para lograr la musculatura
necesaria? Y, entre esos trescientos, están los bancos españoles. Todos
dependientes de las ayudas públicas o se hubieran hundido hace tiempo.
Lo ha contado Marco Antonio
Moreno, especialista en el mundo financiero: “El sistema financiero se ha
vuelto dependiente de las inyecciones de dinero barato. Y si alguien como Janet
Yellen (presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos, el banco central
estadounidense) dice que el dinero barato llegará a su fin, el pánico inunda
las bolsas. Porque lo cierto es que no se puede esperar nada más de una banca
adicta al dinero barato, que se le dio para la reactivar la economía y que
utiliza para especular más”.
Así es, el dinero que presta
baratísimo el Banco Central Europeo sirve para comprar bonos de deuda pública
para ganar 6 veces lo invertido. Sólo por mover el dinero del BCE a las arcas
estatales. Es la cruda realidad de la banca española. Una banca inútil que solo
trabaja para sí. Pero lo cierto es que se necesita dinero real, no apuntes
contables ni activos diferidos. Verdadero dinero real, porque la economía real
se estanca por falta de demanda y por ausencia de crédito.
Y, para más inri, la banca
española, tras superar los test inútilmente (porque el crédito brilla por su
ausencia), aún pedirá 18.000 millones de euros más en la barra libre de
liquidez del BCE de diciembre, a tipos muy baratos por supuesto. En la barra
libre de hace unos meses, Banco Santander, BBVA, Caixabank, Banco Popular y
Bankia consiguieron 15.000 millones de euros entre todos. El cuento de nunca
acabar.
Los bancos españoles son yonquis
financieros, adictos al dinero público fácil pero, si las ayudas que devoran
sin cesar son públicas y ellos no dan el crédito necesario porque su situación
patrimonial que es de pena, a pesar de los test, no lo permite, ¿por qué
continuar ayudándolos? ¿No sería mejor comprobar ya que, por grandes que sean,
es mejor dejarlos caer? Porque el principio o mantra too big to fail,
“demasiado grandes para dejarlos caer”, ha sido y es un engaño para que los
bancos grandes se comieran a los pequeños.
El economista y profesor Juan
Torres ha recordado que “las ayudas a los bancos que provocaron la crisis ni
siquiera han limpiado sus balances y el FMI ha señalado que solo en Europa los
bancos acumulan 800.000 millones de euros en activos tóxicos, lo que puede
provocar nuevas quiebras en un futuro inmediato”. El problema continúa ahí. En
realidad, las ayudas públicas a la banca han servido para hacer aún más fuertes
a los bancos fuertes. Pero empresas y familias continúan sin poder financiarse.
Y la economía no arranca. ¿No hubiera sido más barato y eficaz haber adquirido
la banca privada quebrada, en vez de sanearla para privatizarla, y construir un
nuevo sistema financiero público al servicio de la economía real?
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