Por Javier Gallego
El Mundo, 13/11/2014.
Los 10 mayores bancos del mundo
han incurrido en costes de litigios con sus clientes por valor de más de
133.000 millones de euros entre 2008 y 2013, de acuerdo con un informe de la CCP
Research Foundation. Este estudio, el más pormenorizado que existe
sobre los conflictos de la industria bancaria relacionados con la
comercialización indebida de productos financieros, ha sido utilizado
por la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por su siglas en inglés) en el borrador de regulación que ha preparado
para asegurar que la banca actúa de forma honesta con sus clientes,
especialmente los minoristas.
La cifra ha sido obtenida a
partir de los datos que estas 10 entidades, entre las que se encuentra el
Santander, han reportado a los supervisores. A los gastos ya desembolsados por
sentencias, litigios y acuerdos extrajudiciales se suman otros 77.638
millones que estas compañías tenían provisionados a 31 de diciembre de 2013
para hacer frente a potenciales sentencias futuras.
Bank of America es la entidad que
más ha tenido que pagar por la concesión indebida de hipotecas. El acuerdo al
que llegó el pasado septiembre con el Tesoro estadounidense eleva la factura
total a 49.000 millones. En el caso del Santander, este informe valora en unos
3.000 millones de euros los costes totales a los que ha tenido que hacer frente
por conductas incorrectas en los últimos años. Gran parte de esta cantidad se
debe a la exposición de algunos de sus clientes al fraude del gestor de fondos
Bernard Madoff, destapado en diciembre de 2008.
Fallos intencionados
«El mercado de productos
financieros para clientes minoristas es propenso a sufrir fallos, especialmente
debido a la información asimétrica» entre quienes los ofertan y quienes los
contratan, señala la EBA en el documento enviado a consulta pública y donde
fija una guía de principios comunes para garantizar una correcta
comercialización de productos bancarios.
«La venta inadecuada puede
afectar a un gran número de clientes pero causando costes pequeños
individualmente (...) Sin embargo los beneficios totales para una institución
financiera pueden ser muy altos. Esta combinación eleva el riesgo de que las
entidades exploten intencionadamente el comportamiento de los consumidores»,
señala la autoridad bancaria.
Las nuevas normas, aún por definir, pretenden mejorar tanto
el diseño de productos financieros como su posterior venta. En la primera fase
los bancos tendrán que asegurarse de que la configuración del producto está
pensada para una tipología determinada de clientes mientras que el canal de
venta deberá garantizar que el cliente es el adecuado y entiende el producto.
Estas medidas son más teóricas
que prácticas y completan una extensa tarea regulatoria de la UE para mejorar
la calidad del servicio bancario y evitar casos como los de las venta de
preferentes.
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