Por Eduardo Segovia
El Confidencial,
15/11/2014.
Los accionistas de la gran banca
europea tienen pocos motivos de alegría: pese a que estas entidades han
aprobado los test de estrés, han sufrido un duro castigo en bolsa. Pero lo peor
es que el mal comportamiento bursátil del sector en los últimos años no
ha frenado la remuneración de sus primeros ejecutivos, sino todo lo
contrario. Así se recoge en un estudio del banco de inversión alemán Berenberg,
que además encuentra que, cuanto más grande y complejo es un banco, más cobran
sus gestores, lo que incentiva que cada vez haya más entidades "demasiado
grandes para caer".
Como se puede apreciar en los
gráficos adjuntos, la compensación total de los consejeros delegados (CEO
por sus siglas en inglés) de los mayores bancos europeos cayó drásticamente en
2008 con el hundimiento y rescate masivo del sector, pero a partir de ahí
recuperó con fuerza y se ha mantenido estable desde 2010. Es más, el salario
fijo ha subido de forma ininterrumpida desde la crisis, un 28% entre 2008
y 2011, si bien se ha moderado un poco desde entonces. Esta tendencia
a incrementar el fijo para compensar la caída del variable ha sido
especialmente acusada en España, como informó El
Confidencial en 2013, y es la razón de que los primeros ejecutivos
puedan mantener sus remuneraciones actuales pese a los topes a los bonus
impuestos por Bruselas.
La evolución tanto de la
retribución fija como de la total no guarda ninguna correlación con la
cotización en bolsa del sector (la línea gris de los gráficos), que ha
mantenido altibajos tras el hundimiento de 2008-2009 y se encuentra muy lejos
de los máximos alcanzados antes del desastre. De hecho, su análisis
individualizado muestra que no existe ninguna correlación entre la remuneración
variable -el famoso bonus- y la rentabilidad obtenida por el accionista en
cada banco. De hecho, los principales elementos que explican la retribución a
corto plazo son absolutos (como el tamaño), no relativos (como la
eficiencia).
Sí aprecia que en los últimos
años se ha dado cada vez más peso a factores cualitativos -gestión del personal
o satisfacción del cliente- y, sobre todo, a la gestión de riesgos, el capital
y el apalancamiento. Pero la rentabilidad para el accionista tiene
un peso mucho más pequeño. "Los accionistas vienen en un pobre
segundo lugar respecto a los gestores a la hora de establecer la remuneración a
corto plazo", concluye el estudio.
Para ganar dinero, banco
grande
Esta situación cambia en la
remuneración variable a largo plazo, cuando el retorno para el accionista se
sitúa como primer factor para su cálculo. Sin embargo, eso tampoco se traduce
en una correlación entre esta paga y la evolución bursátil. Esto se explica, al
menos en parte, porque no se mide la rentabilidad absoluta, sino en comparación
con sus competidores; es decir, si tu banco baja en bolsa, pero el de
al lado baja aún más, tu bonus crece.
Donde sí hay una correlación
clara es entre remuneración y el tamaño y complejidad de las
entidades. Básicamente, existen tres reglas en la retribución de los CEO:
cuanto más pequeño es el banco, mayor porcentaje de remuneración fija (es
decir, cuanto más grande, más variable); cuanto menos complejo es el banco,
mayor nivel de fijo (y viceversa); y cuanto más grande es el banco, mayor es la
remuneración máxima potencial, que al final es la madre del cordero. Esto es, se
gana mucho más en los bancos grandes que en los pequeños. "Las
políticas de retribución claramente apoyan y exacerban la existencia de bancos
'demasiado grandes para caer', y parece improbable que estas políticas actuales
impulsen a los bancos a reducir su tamaño o a conseguir mayores
rentabilidades", concluye el estudio.
Un índice que da miedo
Berenberg tiene un
índice para medir la complejidad de un banco bautizado con
mala uva como SCARY (escalofriante, como en scary
movie). Se elabora con las siguientes variables: número de
empleados, activos totales, si es un banco sistémico global o no
(Santander y BBVA lo son), el peso del país de origen sobre el activo total, el
tiempo que necesitan para presentar los resultados anuales y el número de
páginas de su informe anual.
Finalmente, este banco de
inversión también critica que los consejos de los principales bancos no
son adecuados para gestionar el riesgo inherente al negocio. Así, encuentra
falta de independencia y de conocimientos financieros, la inexistencia de
un comité de riesgos con el mismo rango que el consejo y que no hay ningún
representante de ese área en el máximo órgano de gobierno de las entidades.
(Nota de Carlos J. Bugallo: El acrónimo CEO viene de la expresión inglesa Chief Executive Officer, que se puede traducir también por director general o director ejecutivo. El sociólogo Wright Mills hizo un estupendo retrato intelectual de este grupo social en su obra La élite del poder).
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