Por Claudi Pérzez e
Ignacio Fariza
El País, 11712/2014.
España y su sector financiero
progresan adecuadamente, pero la resaca de la crisis deja aún enormes bolsas de
vulnerabilidad. La Comisión Europea ha presentado hoy la segunda evaluación tras
el final del rescate
financiero español que obligó al Gobierno a pedir a los socios
europeos 40.000 millones de euros tras la crisis de
Bankia. El sector financiero se ha estabilizado, superó sin problemas
los exámenes del BCE y sigue reforzándose, según Bruselas. Y aún así el informe
está plagado de peros. El fundamental es que la economía y la banca española se
han beneficiado del oasis en los mercados con subidas en las Bolsas y
tranquilidad en la deuda pública: si regresan las turbulencias (y aquí y allá
hay señales de que eso puede suceder), volverán a ponerse de manifiesto las
flaquezas. “España no pudo escapar del último lío en los mercados, y eso
demuestra que sigue siendo vulnerable a cambios repentinos en el sentimiento de
los inversores globales”, dice el informe. España ya ha logrado reducir su elevada deuda
privada, pero los niveles de endeudamiento total siguen cerca del 300% del PIB
y suponen "un desafío para el sistema bancario".
La Bolsa española se dio un batacazo a mediados de octubre ante las perspectivas de un
largo estancamiento de la economía europea. Y los mercados vuelven a dar las
señales mixtas habituales previas a la tormenta: el desplome del precio del
petróleo es el shock externo que necesitaba la economía europea para
apuntalar la reactivación, pero a la vez incrementa los riesgos de deflación.
Y, sobre todo, ha provocado sacudidas en los emergentes: Rusia ha anunciado
este jueves una subida de los tipos de interés del rublo hasta el 10,5% y
varios países están sufriendo graves depreciaciones de sus monedas en los
últimos días. En Europa, el riesgo fundamental, amén del estancamiento para
largo en la economía, es político y
se concentra en Grecia, pendiente de unas inciertas elecciones presidenciales que podrían dar lugar a
unas legislativas en las que la izquierda de Syriza parte como clara favorita
en las encuestas. Si eso ocurre, no es descartable una reestructuración de la
deuda soberana griega, lo que podría reactivar el temido efecto contagio sobre
otras economías periféricas.
Bruselas mantiene el tono general
optimista sobre la economía española de los últimos informes, pero alerta de
los riesgos sobre la banca, el déficit, las exportaciones y, en fin, la propia
recuperación. La Comisión Europea reconoce el avance en la agenda española de
reformas, la consolidación fiscal y el saneamiento del sector financiero. Pero
siempre acompaña ese análisis en general positivo de numerosas dudas. Avisa de
que “algunas reformas importantes” en el plano laboral —el que más preocupa a
Bruselas— aún no se han acometido; recuerda los escasos progresos en la reforma
de los colegios profesionales; alerta de los riesgos de la debilidad económica
generalizada en la eurozona sobre el sector exterior —que junto, con el consumo
privado, ha tirado del carro de la economía nacional en los últimos trimestres—
y, sobre todo, sigue dudando
de su capacidad para cumplir el déficit. En este último punto, una
suerte de mantra en Bruselas desde el estallido de la crisis de deuda
periférica, llegan los toques de atención más severos: la reforma fiscal y los
desequilibrios en las comunidades autónomas pueden desviar a España de la senda
de cumplimiento con la UE.
El último análisis comunitario ve
el horizonte español inequívocamente más despejado que hace dos años, cuando
los problemas del sector financiero y la incapacidad para atajar el déficit
(público y, sobre todo, privado) situaban a España como el peor alumno de la
clase, solo superado por el cuarteto de países que pidieron el rescate de sus
finanzas públicas: Grecia, Portugal, Chipre e Irlanda. El dramatismo, pese a
las alarmantes cifras de empleo y la ausencia de crecimiento, ha desaparecido
en los cuarteles generales comunitarios, que hoy venden España como el modelo a
seguir en la periferia, tras haber cumplido las recomendaciones al pie de la
letra. A pesar de que la operación de marketing lleva ya varios meses en marcha
y el foco de preocupación ha virado hoy hacia Francia e Italia, el sistema
financiero —con una mora superior al 23% y una muy leve mejora de la calidad de
sus activos— sigue sin abrir el grifo del crédito crédito. Y Bruselas sigue
viendo varios talones de Aquiles en la débil recuperación española:
Reforma fiscal desafiante.
La Comisión confirma los mensajes de aviso enviados al Gobierno español en los
últimos meses: los cambios propuestos no son “neutrales respecto a los
ingresos” (el Ejecutivo de Rajoy calcula un impacto negativo del 0,9%) y pueden poner en
riesgo la consolidación fiscal. En otras palabras: Bruselas cree que la
reforma, enfocada al
año electoral de 2015, mermará la capacidad de recaudación fiscal
española y teme que aboque España a incumplir con lo pactado. El déficit
público español, a pesar del lustro de austeridad, cerrará el año en el entorno del 5,5% del PIB. Lejos del
objetivo para 2015, fijado en el 4,2%.
Retos para el sector
exterior. El Ejecutivo comunitario destaca los riesgos derivados de la
debilidad del sector exterior ante la débil recuperación de la eurozona —donde
se encuentran el grueso de sus socios comerciales—. “El deterioro de la demanda
externa”, además, “limita las perspectivas de reducción rápida del
endeudamiento exterior”, según Bruselas. La deuda total española sigue en el
entorno del 300% del PIB. La privada ha caído 36 puntos de PIB desde máximos,
pero sigue en el 182%; la pública prosigue su avance inexorable hacia el 100%
del PIB. "El desapalancamiento avanza pero los altos niveles de deuda privada,
pública y exterior [del 93% del PIB, una de las mayores de Europa] suponen
riesgos para el crecimiento y un desafío para el sector financiero",
apunta el resumen ejecutivo del informe comunitario.
(Nota de Carlos J. Bugallo:
En realidad, la situación de la banca española es mucho peor de lo que aquí se
dice; si no fuera por los beneficios que le aporta la compra de deuda pública
(carry trade) y el expolio de los impositores vía comisiones ilegales, pocos
bancos se mantendrían hoy en pié. En estos momentos la banca privada española
no es rentable, y se la mantiene artificialmente con vida. Todo el mundo lo
sabe, menos los periodistas de El País - no hay más que consultar en Internet
quién forma parte del Consejo de Administración del grupo Prisa, y se entiende
enseguida el por qué de tal ignorancia).
Disponible en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario